En un mundo en constante cambio, la capacidad de innovación es una cuestión de supervivencia.
Lo sabemos. Vemos a nuestro alrededor cómo cambia todo, cómo van evolucionando las tecnologías, cómo nuestro móvil nos obliga a instalarle nuevas actualizaciones continuamente, cómo en la cola del súper el de delante paga con el reloj, cómo los cajeros automáticos ya empiezan a funcionar con reconocimiento facial… Sí, lo vemos, todo está cambiando, sin embargo:

¿Cuándo es el momento para que yo me ponga a innovar, en mi trabajo, o en mi vida?
¿Por dónde empiezo?
¿Puedo aplazarlo para más adelante?


Hace años que decidí cambiar mi rumbo profesional, y dejé el mundo de las Finanzas, para dedicarme al mundo de la innovación y los proyectos emprendedores.
En este tiempo, si algo he podido constatar es lo difícil que resulta para todos, tanto para las organizaciones como para las personas, impulsar un proceso de cambio.
Nos habituamos a lo que hacemos, a cómo lo hacemos y, como ya funciona más o menos bien, nos mantenemos en esa rutina. Nos cuesta cambiar.
Esta semana he hablado precisamente de ello en la presentación de la Cátedra Internacional de Innovación de la UCAM, en Murcia, donde tuve el honor de dar la conferencia inaugural, bajo el título «La innovación está en las personas». La UCAM es una universidad con un gran prestigio por sus programas en deporte, que ha recibido este año uno de los New York Awards para galardonar su modelo educativo y que ahora inicia un nuevo proyecto para impulsar la innovación a través de su Cátedra Internacional de Innovación, un ambicioso objetivo, muy necesario.

Viendo las fotos del acto de presentación de la Cátedra de Innovación –que tienen la magia de trasladarme otra vez allí–, es evidente que fue un acto con una organización espléndida, con un contenido sumamente interesante, con un extraordinario nivel de asistentes –tanto en lo profesional como en lo personal– y debo agradecerles el cariño y calidez que me brindaron tanto organizadores como asistentes, por su respuesta a mi ponencia sobre Innovación a través de las personas.
Yo se lo anticipé a los asistentes, mi trabajo está en la parte aparentemente más modesta de la innovación. Yo no trabajo en el desarrollo de nuevas tecnologías, no trabajo con blockchain, ni con robots ni con inteligencia artificial… yo trabajo en el desarrollo de innovación a través de las personas, en darles una motivación para iniciar ese camino y ofrecerles una metodología que les permita llegar a sus objetivos.
Y es que las personas que trabajan en la propia organización son las que mejor conocen la empresa, el cliente y los procesos de trabajo. Aprovechar el conocimiento y el potencial de esas personas es unafuente de innovación extraordinariamente potente.

La innovación está en las personas. Y la innovación requiere de una motivación para iniciarla y de una metodología para implementarla.

Los que me conocéis sabéis que soy una persona muy metódica, siempre le pongo método a todo lo que hago. No es de extrañar que trabaje en la implementación de metodologías. Pero las metodologías por sí solas, no sirven de mucho. Conocer metodologías es necesario, pero no es suficiente.
Si las personas implicadas en un proceso de cambio no están convencidas de la necesidad o de la conveniencia del cambio, es muy difícil que ese cambio se produzca. Sin embargo, si esa motivación existe, si queremos cambiar algo, empieza el camino hacia ese objetivo. En ese momento despierta el interés por el cambio, por conocer más, por aprender, por crecer…

INNOVACIÓN Y APRENDIZAJE

Innovación y aprendizaje van de la mano. Necesitamos aprender de forma continuada, conocer lo que va surgiendo, descubrir nuevas tendencias y nuevas formas de solucionar problemas. Los procesos de innovación no surgen de la nada, es necesario tener una base de conocimiento muy sólida sobre aquello en lo que queremos innovar. Por ello:

Deberíamos hacer del aprendizaje

una parte de nuestro trabajo

Sin embargo, la urgencia del trabajo suele situar muchas otras tareas como prioritarias, siempre por delante del «lujo del aprendizaje». Es curioso como poquísimas veces se prioriza el aprendizaje en nuestro día a día.

Un estudio reciente en LinkedIn concluía que las personas de una organización malgastan un tercio de su día en correos electrónicos que tienen poco o nada que ver con sus trabajos. Es curioso como este es un mal endémico, que comparten la mayoría de profesionales.

En mis sesiones de formación, al tratar sobre impedimentos que me impiden dedicarme a lo realmente importante, creo que no hay sesión en la que no se ponga sobre la mesa el problema de los emails.
Tenemos otras ocupaciones de nuestro tiempo que provocan que el aprendizaje termine siendo relegado, consciente e inconscientemente, al cuadrante de temas importantes pero no urgentes, en la matriz 2 × 2 de Eisenhower.
Todos estamos demasiado atrapados en el inexorable flujo del día a día, y no encontramos tiempo para el aprendizaje. Gran error. Deberíamos empezar por encontrar tiempo para el aprendizaje.

LA INVERSIÓN MÁS RENTABLE


Theodore Shultz fue el primer investigador que señaló la educación como una forma de inversión. Sus trabajos demostraron, por vez primera, que la educación conduce a las personas a mejorar su nivel de renta y su nivel de bienestar. Por tanto, Shultz defendió que la educación es una inversión y no un gasto. Sus estudios le valieron el Premio Nobel de Economía en 1979.
Otro de los grandes investigadores en Economía de la Educacicón, James Heckman, demostró con sus investigaciones que «Es más rentable invertir en párvulos que en Bolsa».
Lo comentaba en la UCAM, la educación es la inversión más rentable. James Heckman demostró que invertir en educación en un grupo de niñ@s a partir de la primera infancia era más rentable que invertir en Bolsa. La ecuación es simple: a mayor educación, las personas obtienen un mayor nivel de renta y, por tanto, pagan más impuestos.

La inversión del Estado en Educación tiene su retorno en forma de más impuestos recaudados en un futuro. Y Heckman lo comparó con haber invertido ese dinero en Bolsa en el mismo período de tiempo, el resultado fue que es más rentable invertir en párvulos que en Bolsa.

Llevo años recordando la importancia de estos estudios. Todo el mundo debería ser consciente de ello, la mejor inversión que podemos realizar es en educación. Heckman lo demostró desde el punto de vista económico, pero no cabe duda de que también lo es desde el punto de vista personal. La educación nos ayuda a crecer como personas.

NO POR CASUALIDAD

La innovación no surge por casualidad…

Empezaba diciendo que necesitamos innovar, y soy una gran convencida de que la innovación está en las personas. Desde un punto de vista analítico, la innovación puede surgir de alguno de estos ámbitos: desde la tecnología, desde los procesos o desde las personas. La realidad nos demuestra que la innovación de hoy en día está más impulsada por la creatividad de las personas que por la investigación científica realizada en laboratorio. La innovación está en manos de todos, no solo de científicos o investigadores.
Está bien dedicar recursos a investigación, es necesario que la estrategia de la organización dé prioridad a la innovación, es bueno mejorar y optimizar procesos, pero es fundamental recordar que una de las principales fuentes de innovación es precisamente el capital humano

Solo si estamos preparados, seremos capaces de hacer cosas nuevas, de mejorar nuestro entorno y de aportar valor a los demás. Solo si estamos preparados, podremos trabajar en parámetros de excelencia.


La innovación no surge por casualidad.

«Nos conformamos con vivir infelices porque nos da miedo el cambio y que todo quede reducido a ruinas…»
Come, reza, ama

Nos asusta el cambio, en nuestro trabajo y en nuestra vida. Pero deberíamos ser más conscientes de que el no-cambio no es garantía de nada, más bien al contrario, el no-cambio puede acabar con todo.
Mi más sincera admiración por todas personas que cada día deciden invertir un poco de su tiempo en formación, conozco muchos casos en mi día a día, y por todas las iniciativas que buscan ayudar a las personas a crecer a través de la formación y la educación.
Hoy la canción es una preciosa versión acústica de Zara Larsson que está sonando mientras escribo…

I live my day as if it was the last

live my day as if there was no past…

Artículo publicado en INED21