La vida es una lección

Aunque nos cuesta un poco darnos cuenta. Que la vida va en serio… un@ lo empieza a comprender un poco tarde.
¿Por qué no te das cuenta de muchas cosas hasta que tienes una cierta edad? ¿Por qué hay épocas en las que pasas por la vida sin vivir realmente? ¿Por qué, de repente, un día empiezas a descubrir un montón de cosas evidentes… que hasta ese momento te habían pasado desapercibidas?
Me encantaría tener la llave que da la respuesta… me encantaría saber qué es lo que te abre los ojos en un momento determinado, justo en ese momento y no antes…

Si yo tuviera la llave, la habría usado antes, podría explicar a mis hij@s cómo hay que mirar la vida para verla bien desde el principio y la usaría para dar respuesta a esas conferencias que me solicitan para hacer cambiar el modo de pensar de los asistentes, en las que en menos de una hora debes conseguir abrirles los ojos a una realidad concreta que, por algún motivo, les resulta invisible, o no les interesa en ese momento, porque están demasiado ocupados en resolver su larga lista de tareas urgentes y en hacer más cosas de las que realmente permitiría un horario estándar.

No sé cuál es la llave que da la respuesta a este tipo de preguntas. Pero hace muchos años que la busco. Hace muchos años que intento sintetizar cuál es la lección imprescindible en la vida…

Probablemente por ello, hace ya años leí con mucha atención lo que José Félix Pérez Orive escribió sobre el tema en su libro «La lección imprescindible. Lo que padres e hijos deben saber para andar por la vida». Me convertí en seguidora suya unos años antes, después de leer su primer libro «Un adiós a la empresa» –uno de mis libros favoritos, junto con «Del capitalismo al talentismo» de Juan Carlos Cubeiro–. Y buscaba una respuesta: ¿cuál es esa lección imprescindible en la vida?

LA LECCIÓN IMPRESCINDIBLE


Me gustaría recordar algunos de los conceptos que desgrana el autor en el libro, que me parecen especialmente interesantes para pensar y que los mezclo con reflexiones propias para intentar encontrar esa fórmula de la lección imprescindible que a las madres y padres nos gustaría dar a nuestr@s hij@s para andar por la vida.

El derecho a la irresponsabilidad se ha acabado

El autor expone que, en algunas sociedades como la nuestra, se ha producido una cierta relajación en la exigencia para con los hijos y que, unido a determinados elementos del entorno, ha derivado en una especie de «derecho a la irresponsabilidad», y suele suceder que la apatía de los hijos se compensa con la creciente responsabilidad de los padres.
Esta situación debería cambiar, y establecer que el derecho a la irresponsabilidad se ha acabado. Aunque dirigir a los hijos no es tarea fácil. Hay que proteger y empujar… pero nunca podemos estar absolutamente seguros de si lo estamos haciendo bien. ¿Cuál es la prioridad en cada momento: proteger o empujar? En la educación no hay reglas fijas y el instinto también tiene su papel en esta difícil tarea de encontrar el sano equilibrio entre motivar y proteger.
José Antonio Marina escribía en su libro Aprendiendo a vivir:

«La educación de la responsabilidad resulta difícil en la actualidad, porque es víctima de una compleja conjura de la irresponsabilidad que presiona sobre la juventud, quién al final acaba pagando las consecuencias».

PARA CRECER: EDUCACIÓN


Sobre este punto, he escrito muchísimas veces… Tu capacidad de aprender es tu activo más valioso. Sin ninguna duda. Lo importante es no dejar de aprender, que no significa repetir conceptos… sino aprender a formular las preguntas adecuadas y a saber encontrar las respuestas donde antes no habíamos entrado nunca.
Soy una firme convencida de que la educación es la inversión más rentable y eso deben tenerlo muy claro nuestr@s hij@s. Su futuro dependerá, en buena medida, del esfuerzo que hagan en formarse y en aprender. La educación no debería ser vista como una carga o como una imposición incómoda, sino como la vía al crecimiento como persona y la que te va a dar las mayores opciones de autonomía y de realización personal.

PONTE LAS PILAS


Sin duda, la lección imprescindible pasa por que cada un@ se ponga las pilas. Ser consciente de que la vida no va de encontrarse a un@ mism@, sino que va de construirse a un@ mism@.
Tú vas a construir lo que serás, vas a forjar tu marca, vas a tener que cuidarla, tendrás que superar incertidumbre y malos momentos –sí, nadie te los podrá evitar–, pero debes mantener un deseo enorme por conseguir tus objetivos, tus sueños y trabajar para conseguirlo. Dice Pérez Orive:

«El joven, hasta los veintitrés o treinta y un años de edad, no madura. Sigue viendo las cosas como una película. Fantasea con sus contenidos, ídolos y posibilidades. No acaba de ser consciente de qué es el mundo… necesita crearse una realidad».

Tal vez es así, pero en algún momento deberás despertar a esa realidad. Porque nadie va a vivir tu vida, ni la va a administrar… o, si alguien lo hace, luego te vas a lamentar de no haber sido tú quien haya dirigido el timón de tu vida. De verdad, ponte las pilas

¿SERÍA SUFICIENTE?


¿Sería suficiente con estos tres ejes para formular la lección imprescindible? Imagino que no, aunque no cabe ninguna duda de que son pilares imprescindibles:

Responsabilízate de tu propia vida.

Invierte en ti.

Y ponte las pilas.

 

Seguiré buscando esa llave que nos dé la respuesta…

aunque, a lo mejor, cada cuál debe encontrar su propia llave

y decidir qué puerta es la que desea abrir y qué puerta cerrar…

Si yo tuviera la llave…

No busquemos salida,

si nunca quisimos entrar…

Artículo publicado en INED21