Aspirar a ser tú
y la gran renuncia
Se acaba una semana de vértigo, sin parar. Trabajando en mi programa de desarrollo de liderazgo femenino con mujeres extraordinarias -a las que admiro por su inteligencia, su enorme capacidad de crecimiento, su resiliencia y sus valores-, con sesiones de coaching y con mis clases en la universidad.
Una combinación con muchas horas de trabajo, que me hacen terminar la semana cansada físicamente, a la vez que muy feliz emocionalmente.
Hay detalles que te alegran el día y que te dan un plus de energía. Esta semana una profesional excepcional, en mayúsculas, me emocionó con sus palabras, al felicitarme por lo que hago, al darme la enhorabuena por haber descubierto el propósito de mi vida y por trabajar en lo que realmente me apasiona. Me emocioné con sus palabras.
Sentir que estás donde debes estar tiene un efecto estimulante asombroso. Sentir que tu vida tiene un propósito no tiene precio.
Tu propósito
Tu propósito da sentido a tu vida y te ayuda a continuar, aunque las cosas estén difíciles. Descubrir tu propósito correlaciona con felicidad. Lo prueban estudios como el que la Universidad de Harvard inició en 2016, un proyecto de investigación orientado a profundizar en el concepto del ‘florecimiento humano’, un concepto que hace referencia a algo que trasciende más allá del propio bienestar. El concepto de ‘florecimiento’ se refiere al que viven las personas con resiliencia, que son capaces de afrontar circunstancias difíciles, con superación y, en definitiva, que son capaces de alcanzar la felicidad.
Según los doctores Ying Chen y Erik Kim, “tener propósito impacta en la salud física, en el equilibrio psicológico, en la autoestima y el procesamiento emocional”. El sentido que cada persona le dé a su existencia actúa como un soporte interno, que aligera las cargas, reduce los miedos y hace que nos sintamos en equilibrio e ilusionados.
Nos lo mostró Victor Frankl en su célebre libro ‘El hombre en busca de sentido’. Él mismo fue capaz de sobrevivir en los campos de concentración, a pesar de haber perdido a las personas que amaba. En medio de una situación tan dura, el hecho de seguir manteniendo unos valores y unas metas vitales muy concretas le permitió seguir, inspirar y ayudar a otros. Porque tu propósito te da armonía y fortaleza psicológica.
La gran renuncia
Todo ello me recuerda el fenómeno conocido como la «Gran Renuncia». El fenómeno que se empezó a registrar en Estados Unidos en plena pandemia: un abandono masivo y voluntario de puestos de trabajo nunca visto antes.
El fenómeno de la «Gran Renuncia» supuso que cuatro millones de trabajadores (el 2,7% de la fuerza laboral) abandonaran su trabajo en abril de 2021, marcando un récord histórico. Desde ese mes, la tasa de trabajadores que ‘renuncian’ ha seguido aumentando de forma constante.
Un estudio de la empresa Gallup confirmó que existe una «tasa de abandono asombrosamente alta» y un récord de vacantes en todas las categorías laborales. Es una tendencia que parece que va a continuar, puesto que un 48% de la fuerza laboral estadounidense está buscando activamente nuevas oportunidades de trabajo, según su investigación.
¿Por qué renuncian a sus trabajos? Las causas son diversas. Varios estudios que han profundizado en este fenómeno señalan que, en algunos casos, esas personas buscan encontrar empleos que les ofrezcan más beneficios, movilidad ascendente y un trato digno, incluso aunque el sueldo no sea mejor. Otros lo hacen porque sufren agotamiento por una excesiva carga de trabajo. Y otros porque han cambiado las prioridades de su vida. De hecho, durante la pandemia muchas personas se dieron cuenta que querían pasar más tiempo con la familia, que querían hacer un cambio en su trabajo o querían iniciar un proyecto por cuenta propia.
En realidad, esos trabajadores, en muchos casos, no están simplemente abandonando su puesto de trabajo, millones de personas se están replanteando sus vidas. Personas que deciden dejar su empleo actual porque no les convence. Parece que la pandemia y los confinamientos han jugado su papel en esta decisión.
Y aunque este fenómeno no se está produciendo en todo el mundo con la misma intensidad, la semana pasada en Bilbao me comentaba un socio de un prestigioso despacho de abogados que en su equipo habían renunciado varias personas porque querían reformular su vida profesional y dedicarla a algo que tuviera sentido para ellas.
Descubrir tu propósito
Descubrir tu propósito no es fácil.
Tu propósito no es tu trabajo ni es simplemente una meta. Tu propósito es mucho más. Tu propósito vital trasciende a un mero deseo, es una dimensión que te eleva, te marca objetivos, te ilusiona el corazón y multiplica tu motivación.
El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi define ‘propósito’ en su libro “Flow” como ‘establecer en tu mente una intención estable hacia algo que te resulta significativo, algo que va más allá incluso de ti’.
Encontrar tu propósito requiere tiempo, necesitas experiencia, tienes que haber caminado una parte del camino de tu vida, haber visto mundo, haber descubierto con qué y con quién encajas y tener claros tus valores. Tienes que descubrirlo desde tus propias vivencias y desde lo que sientes dentro de ti.
Cuando una persona siente que no le encuentra sentido a su vida, es muy fácil caer en una depresión o en un trastorno de ansiedad. De hecho, sucede a menudo en personas que han perdido algo o a alguien muy importante en su vida, en esos momentos, al hacer frente a cambios tan profundos, es necesario reformular sus propósitos vitales. Sé que en los momentos duros resulta muy complicado volver a reformular propósitos, pero es necesario hacerlo porque son un salvavidas para seguir navegando por la vida.
En mi trabajo, poder acompañar a personas en su camino de crecimiento y de cambio es algo extraordinario y escuchar cuando me dicen que mi trabajo les ayuda y les impulsa da sentido a mi vida.
Con frecuencia, escucho a personas que se lamentan de haber descubierto tarde el verdadero sentido de su vida, “ojalá lo hubiese visto antes” … y siempre les digo que no es posible haberlo encontrado antes. Necesitas haber caminado, necesitas haber alcanzado una cierta madurez en tu vida. Todo lo que has caminado te ha llevado a dónde estás, todas tus experiencias te han hecho saber lo que hoy sabes y mirar el mundo como hoy lo miras.
Por ello, nunca es demasiado tarde para profundizar en tu propósito y ser quién tú quieres ser. No hay un límite de tiempo. La edad no te impide hacer lo que quieres hacer. Me encanta la cuenta de Twitter de Miquel Cucurull, me inspira su experiencia, él mismo cuenta que “nunca es tarde. A los 40 empecé a correr. A los 65 a estudiar. A los 77 a escribir un libro. A los 82 a jugar al ajedrez online. Nunca es tarde. Para nada.” No dejes que la edad sea una excusa.
Descubres tu propósito y quién quieres ser cuando lo descubres y, en ese momento, puedes empezar a caminar hacia ahí cuando tú quieras, cuando tú puedas… porque la decisión es tuya, y no es fácil. Puedes cambiar o puedes seguir igual.
Ojalá encuentres lo que da sentido a tu vida, lo que haga que te sientas orgullos@ de vivirla… y si descubres que no estás en el camino de ser tú, ojalá encuentres la fuerza para empezar de nuevo, porque nunca es tarde.
On my way
Esta semana me ha inspirado esta preciosa canción de Jennifer López… me ha hecho reflexionar sobre mi camino, me ha hecho sentir que estoy en el camino hacia mí, estoy dónde debo estar… deseo que te guste, mil gracias por leerme una semana más.
I was never lost
I was just passing through
I was on my way to you
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