Ilusiones… y cambio de planes

 

Hoy es un día muy especial. Hoy mi hija Ares cumple 18 años. Y, aunque parezca increíble lo deprisa que pasa el tiempo, siempre me ha parecido maravilloso crecer, en el sentido literal de la palabra, y verla crecer a ella es algo que me ilusiona y me hace feliz.

En determinados momentos, se hace evidente que la vida no es cómo la esperas ni cómo la planificas… ¡qué va!

Cumplir 18 años y no poder celebrarlo como te habías imaginado

Desde hace tiempo, ella tenía la ilusión de poder celebrar este fin de semana una fiesta de 18 años, fiesta con sus amigos un día y celebración familiar el siguiente. Le encanta organizar, y le encanta compartir con las personas que tiene cerca y, por supuesto, imaginaba poder compartir, bailar, reír, disfrutar “su día” …

Sin embargo, no ha podido ser… esa fiesta ideal no se puede plantear en este momento, y no queda otra que saber aceptarlo y esperar un momento mejor para una celebración tan especial. Es solo un ejemplo de la situación que viven nuestros jóvenes. El distanciamiento social y la restricción de actividades están siendo muy difíciles para todos, pero creo que un grupo especialmente afectado son ellos. Me da pena la situación que viven, en una etapa en la que necesitan relacionarse, salir, estar con sus amigos, …  les toca aceptar un recorte en su libertad, que han asumido increíblemente bien, con una madurez que es una lección para todos, aunque diversos estudios muestran los efectos psicológicos de la covid19 en adolescentes y jóvenes:  «Las restricciones a la movilidad, las limitaciones de número de personas en reuniones, el cierre de locales y establecimientos deportivos y de ocio y, en definitiva, todas las medidas adoptadas para combatir el virus han provocado un sentimiento de desconexión en nuestros jóvenes respecto a su círculo de amigos (un pilar esencial en esta etapa).  Pero es que, además, muchos de ellos han tenido que hacer frente a grandes desilusionescomo ver cancelada su fiesta de graduación, su viaje de estudios, campeonatos deportivos, cumpleaños, y otras actividades con las que soñaban desde hacía tiempo».

 

La realidad, a veces, cambia nuestros planes

Este es un caso muy particular, pero aplica a muchas otras situaciones.

Planificar algo… que finalmente no puede ser.

Aplica también a proyectos que tenías planificados, preparados, muy trabajados, … y que no pueden ser. Aplica también a relaciones, personas que necesitas en tu vida, que forman parte de ti, que amas… pero que no puedes tener a tu lado, aunque lo desees con toda la fuerza del mundo, porque ya no están. Aplica a tantas y tantas circunstancias que esperabas que fueran de un modo, y que la vida te impide que sean así.

En esos momentos complicados, es fácil instalarte en la queja. Lamentarte de lo que no puede ser, pensar en todo lo que te falta para ser feliz, darle vueltas y vueltas en tu cabeza, … aunque la queja no te lleva a nada.

La queja es el gran enemigo de tu bienestar. Siempre va a faltar algo en tu vida. Y no puedes permitir que ese “algo” que te falta te impida ver todo lo que sí tienes ni que te pare en tu esfuerzo por seguir avanzando.

Las circunstancias inesperadas, las pérdidas, los ‘desastres’ que aparecen en tu vida… te llevan a situaciones de crisis.

Crisis 

Etimológicamente, la palabra crisis deriva del griego krísis ‘decisión’, del verbo kríno ‘yo decido, separo, juzgo’ y designa el momento en que se produce un cambio muy marcado en algo.

Las crisis forman parte de la vida y siempre entrañan un determinado riesgo, un momento de inestabilidad, un punto de inflexión en tu vida. Ciertamente que no son algo querido, pero el gran peligro ante una crisis en tu vida es que no hagas nada. El verdadero problema es que una crisis se prolongue sin resolverla.

A lo largo de la vida, experimentamos distintas crisis. La conocida ‘crisis de la adolescencia’, cuando se supera la infancia, o la famosa ‘crisis de los 40’ o de la mediana edad. Son momentos de transición, en los que pasamos a una nueva etapa. Si una persona no puede superar estas transiciones y se queda estancada en la crisis, en la indecisión ante el desarrollo de su vida, corre el peligro de enfermar de una psicosis.

Aprender a aceptar lo inesperado, aprender a renunciar o aprender a vivir el dolor por alguna circunstancia es algo que hay que hacer.

Para salir de una crisis es preciso que te adaptes a lo nuevo que ha surgido y que lo integres en tu vida.

Cualquier momento de cambio por crecimiento viene precedido por una crisis.

Vivimos circunstancias que suponen vivir un reto en mayúsculas. Circunstancias que cambian muchas cosas y fuerzan a un cambio de planes.

Hay que buscar otro modo de hacer lo que querías hacer, un modo adaptado a la nueva situación. Cambiar de planes en tu proyecto, en tu trabajo o en tu vida.

No poder hacer algo como tú querías hacerlo, no significa que no sea posible. Cambian las circunstancias, pero tus objetivos y tus ilusiones no se convierten en imposibles…

La diferencia entre lo posible e imposible

muchas veces radica en la determinación humana.

Aunque no te guste cambiar de planes, es algo que deberás hacer muchas veces en tu vida, plantéatelo en positivo, como algo que te llevará a crecer -aunque no sea del modo que te habría gustado-.

Algo fundamental que he aprendido de Ares, es que hay que ir a por lo que quieres, con todas tus fuerzas… mil gracias por ser una guerrera inspiradora -ya desde bebé-. Feliz cumpleaños, con una canción que suena a ti…

 

Snowman

 

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