Crecer es un deporte de equipo.

 

Termina el mes de abril, finalizando las sesiones de trabajo con un gran grupo de líderes de una importante organización del sector sanitario, para impulsar procesos de cambio y de innovación. Un sector que está en el epicentro del cambio, que lleva trabajando con una exigencia máxima desde hace más de un año y que sigue poniendo su esfuerzo en cambiar e innovar.

Y empiezo el mes de mayo trabajando en un nuevo proyecto también para el sector sanitario, en esta ocasión trabajando con líderes de un gran centro hospitalario, para avanzar en los grandes procesos de cambio que los profesionales y el sector tienen por delante.

En momentos en los que todo cambia a gran velocidad, la capacidad de adaptación, transformación y mejora es imprescindible. Y para conseguirla, una clave fundamental es la gestión y el desarrollo de equipos.

 

No nos han enseñado a trabajar en equipo

Ser un equipo no es fácil.

No nos han enseñado a trabajar en equipo.

Y eso tiene sus consecuencias.

En un momento en el que el trabajo en equipo es esencial, nos encontramos con que a la mayoría de personas les resulta muy difícil.

La necesidad de trabajar en equipo es una realidad.

Sin embargo, no todas las organizaciones ofrecen herramientas y apoyo a sus personas para que desarrollen esa capacidad. En un momento como el actual es más necesaria que nunca la potenciación de los equipos y, para muchas personas, el trabajo en equipo no es fácil.

En estos últimos meses, he trabajado con líderes de equipos de distintos sectores que querían mejorar en su gestión y, en todos ellos, he escuchado un mensaje muy similar. La persona que lidera un equipo se encuentra, con frecuencia, con la responsabilidad de empujar un proyecto importante, al frente de un equipo de personas que no cooperan entre ellas y que no son proactivas ante los problemas que surgen, cada una absorbida en sus propios temas y limitando ‘hasta dónde’ llega su trabajo.

Liderar un equipo así les conduce a una situación de frustración, por no poder dedicar su tiempo a lo que es realmente su responsabilidad, por tener que ir solucionando lo que no hacen las personas de su equipo y por tener que “empujar del carro” siempre. Por ello recurren a mí, para trabajar en un cambio que les permita tener un nuevo marco de trabajo en equipo, para potenciar la proactividad de las personas, para que colaboren activamente y, en definitiva, conseguir que sean equipos reales.

El cambio en el modo de trabajar en equipo no es algo inmediato, es algo progresivo: es necesario mostrar las herramientas y metodologías que nos ayudan a mejorar (el marco de las metodologías ágiles, mejorar la comunicación, …) y buscar el modo de implementarlas en el día a día, con la colaboración de todas las personas implicadas. El cambio solo arranca si existe una voluntad clara de mejora y se empieza a caminar en esa dirección.

 

El «nosotros» debe superar al «yo»

Conseguir un verdadero equipo es uno de los grandes retos para muchas organizaciones. ¿Qué se puede hacer para convertir a un grupo de personas en un verdadero equipo?

Desarrollar un auténtico equipo es un trabajo de constancia, una carrera de fondo, en la que siempre recomiendo trabajar siguiendo estas cuatro etapas:

Concienciación

El primer paso siempre es ser conscientes de la necesidad de mejorar, ser conscientes de que para avanzar no es suficiente con el trabajo individual de cada persona, que las formas de trabajar deben ser más colaborativas. Si las personas del equipo no son realmente conscientes de ello, el cambio no será posible.

Objetivos

Determinar cuáles son los objetivos de la organización y del equipo. “Lo que no se mide, no se puede controlar”. Tener una meta clara es necesario para empezar a caminar en esa dirección.

Compromiso

Necesitamos el compromiso de las personas. Y, para ello, las personas necesitan un proyecto que les ilusione y del que se sientan parte.  

Aprendizaje y desarrollo

A partir de ahí, con los objetivos claros y con el compromiso personal de todos, es necesario que la organización ofrezca herramientas de desarrollo a las personas del equipo. Es conveniente analizar en cada caso qué competencias o habilidades son las que se deben desarrollar en un plan de formación específico. Combinar una formación de trabajo en equipo -marcos metodológicos-con el desarrollo de determinadas habilidades a mejorar es la fórmula necesaria para impulsar a las personas, y que sientan que la organización no solo les exige, sino que también les da.

Acción

Y, con ello, es necesario pasar a la acción: poner en práctica todo lo que se ha trabajado y determinar los indicadores -KPI’s- que debemos medir para comprobar si avanzamos en la dirección correcta.

 

Convertir a un grupo de personas en un equipo, en ocasiones, puede resultar difícil, lo cual nos obliga a empezar cuanto antes, si realmente queremos avanzar. Trabajo en equipo en virtual o en presencial, para desarrollar nuevos proyectos o los que se repiten en el día a día, …

Mejorar nuestra capacidad de trabajo en equipo es algo nos afecta a todos, nadie escapa. Si no trabajas en una organización, sino que trabajas por cuenta propia también necesitas esta capacidad, en solitario no es posible llegar muy lejos… colaborar y compartir es necesario: en una plataforma, con la fórmula que sea, todos necesitamos formar parte de un equipo.

Y la diferencia entre los buenos y los mejores equipos no está solo en las individualidades, sino que suele estar en su capacidad de mantenerse cohesionados, de gestionar sus problemas y de apoyarse unos a otros.

 

El propósito de la vida es crecer,

y crecer es un deporte de equipo.

 

 

 

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