DESEOS DE NAVIDAD

 

Y llegó Navidad…

Como cada año, pensando que no es posible que haya pasado un año así de rápido. Viendo a la gente pasear por mi calle cargados con bolsas, paquetes, compras, regalos, …. Y es que estas fiestas son días de regalos y de deseos.

 

Formular deseos

 

No podemos evitarlo, formular deseos es humano.

Y ¿qué es lo que deseamos? ¿Qué regalos pedimos en nuestra carta a los Reyes Magos? En un estudio reciente, el ranking de deseos lo encabezaba «hacer un viaje» y «tener más tiempo para estar con la familia». La lista incluía más deseos: cuidar la alimentación, hacer más deporte y dedicar más tiempo a la vida social. En lo material, lo que los encuestados consideraban más importante –además de hacer un viaje– era poder comprarse una casa y un coche. En el aspecto formativo, la gran mayoría de los encuestados aseguró querer mejorar o aprender un idioma. O sea, que la lista de deseos suele ser bastante larga…

Parece que Navidad es un momento ideal para pedir un deseo -o varios-.

 

¿Qué es lo que realmente deseas?

 

Parece una pregunta fácil. Y, sin embargo, es complicada. Ante esta pregunta, creo que la gente suele responder más por tópicos que desde el corazón.

Parece que vivimos en una sociedad insaciable de deseos por cumplir, que busca la obtención inmediata de todo aquello que deseamos, especialmente en el aspecto material. Es más, incluso muchas veces llegamos a confundir esos deseos con derechos. Y deberíamos meditarlo un poco mejor.

 

¿Escogemos bien los deseos?

No sé si escogemos bien nuestros deseos.

La dificultad, en mi opinión, está en acertar qué deseamos y valorar realmente aquello que conseguimos. No siempre lo que deseamos es lo que puede hacernos felices; a veces, nos equivocamos en nuestros deseos, y mucho.

Leí también un estudio sobre personas a las que les ha tocado la lotería. Tres cuartas partes de los ganadores de la lotería tienen mucho menos dinero cinco años después de haber ganado el premio. Parece que la lotería no es garantía para conseguir lo que la gente espera.

 

El algoritmo del deseo

En la era de los algoritmos, es indudable que muchas empresas están detrás del algoritmo del deseo. ¿Cuál es la fórmula perfecta que responde a esta gran pregunta para cada persona en particular? Las marcas buscan conocer qué busca su cliente, qué es lo que le impulsaría a comprar.

Como todo, empezó con una primera generación de algoritmos, que servía para optimizar respuestas a peticiones de información o de localización. Nos hemos ido acostumbrando a ello, sabemos el efecto que tienen las «cookies» en nuestros dispositivos e incluso su poder cuando escuchan nuestras conversaciones. Con esa información intentan adivinar qué deseamos… y nos lo muestran.

Sería bonito disponer de un algoritmo que nos indicara al instante cuál es nuestro deseo ideal. Parece que la tecnología se va acercando… de momento, como mínimo, intenta mostrarte aquello que cree que te puede interesar. Tal vez, la Inteligencia Artificial pueda ser más eficiente que nosotros mismos a la hora de encontrar aquello que nos conviene.

 

¿Cuándo termina el deseo?

Y, ¿qué sucede cuando ya tenemos lo que deseábamos?

Curiosamente, por mucho que deseemos algo, parece que el deseo tiene fecha de caducidad. El deseo se extingue en el momento en que has conseguido aquello deseado, ¿cómo gestionar esto?

El deseo no se satisface por el mero hecho de tener aquello que deseamos. La satisfacción de conseguirlo genera una sensación agradable por un tiempo –generalmente escaso–, un subidón de dopamina. Pero, en cuanto lo tenemos, nos acostumbramos a ello y dejamos de valorarlo.

En general, es difícil desear lo que ya se tiene. Y es que el deseo no es causado por los objetos, sino por la falta de ellos. A las marcas, ya les va bien que se extinga ese deseo. Porque aparecerá un nuevo deseo, que implicará una nueva compra.

Sin embargo, a las personas, tal vez, no nos vaya tan bien este mecanismo. Me parece una espiral peligrosa que no sé muy bien dónde nos lleva. Y es que resulta que nuestros mayores deseos pueden ser siempre ésos que no conseguimos alcanzar.

Deberíamos reflexionar sobre ello. Conseguir un deseo no debería implicar dejar de valorar lo que hemos conseguido. Es vital celebrar y agradecer. Celebrar lo que tienes… me encanta este anuncio de Navidad que nos lo recuerda:

 

Y agradecer. Agradecer todo lo que está tu vida.

Agradecer te cambia el prisma a través del cual ves el mundo. Hace que te des cuenta de lo que tienes. Como decía Erich Fromm: «si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás».

 

Pide un deseo…

 

A la hora de pedir un deseo deberíamos tener todo esto en cuenta.

Tengo clarísimos mis deseos de Navidad. Y ninguno es material. Deseo salud para mi familia y las personas a las que quiero. Un deseo muy especial para todas esas personas que luchan contra alguna enfermedad, para que se mantengan fuertes en esa batalla y para que la venzan pronto (un deseo muy especial para mi querida Xantal). Y deseo seguir teniendo lo mismo que tengo, seguir haciendo lo que hago y seguir compartiendo con quién comparto… Valoro mucho lo que tengo. Y creo que la felicidad tiene mucho que ver con amar lo que tienes.

Piensa en lo que realmente quieres esta Navidad.

Pide un deseo para estos días,

pero antes, mira bien a tu alrededor…

no sea que ya lo tengas.

 

“All I want for Christmas”, está claro que es la canción de hoy (en la versión de «love actually»).

Feliz Navidad, te deseo felices fiestas, salud y amor. Mil gracias por acompañarme un domingo más.

 

All I want for Christmas…

is you

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