¿Por qué te complicas…?
Mi trabajo termina esta semana el viernes a las 9 de noche… una semana empezando asignatura nueva en la universidad, con sesiones para emprendedores a muchos kilómetros de distancia –lo cual equivale a madrugón de campeonato–, preparando nuevas propuestas muy interesantes, con un acto sobre empresas familiares de ESADE Alumni, colaborando con el proyecto de apoyo a emprendedores Mentor Day, siguiendo con mis formaciones en metodologías, trabajando en el desarrollo de un nuevo proyecto que me tiene loca de ilusión, cerrando detalles de mi nuevo libro y compaginándolo todo con la gestión de mi vida familiar, ir y venir de actividades extraescolares, coordinar todo cuando yo no puedo estar, la apasionante tarea de ir al súper o de poner lavadoras…
En mi última formación de la semana, viernes tarde, me daba miedo que no me notaran cansada, que no estuviera a «medio gas»; por esa acumulación de horas sin parar… pero acabo feliz, han sido cuatro horas intensas, en las que hemos disfrutado mucho, veo lo que han compartido los asistentes en redes sociales y siento que ha sido genial. Pido una prórroga a INED21 para mandar mi post un poco más tarde, todavía no he encontrado el momento para escribirlo…
Y, lo confieso, a veces, me siento un poco desbordada… Aunque soy una persona tremendamente organizada, siento que me cuesta llegar a todo. El cansancio no es el mejor modo de hacer las cosas, así que habrá que ponerle remedio a esto y buscar la fórmula para aprender a descansar. A veces, te planteas por qué haces lo que haces, por qué esos esfuerzos titánicos, por qué quieres estar en todo, por qué terminas comprometida en mil temas, por qué te complicas…
APRENDER A DESCANSAR
El desafío de aprender a descansar
Aprender a descansar es necesario. No deberíamos asociar el descanso solo con vacaciones, sino que el descanso debería formar parte de nuestro día a día, al igual que forma parte el trabajo.
Yo busqué método para hacerlo, ya sabes que soy persona de metodologías… El libro de Alex Soojung-Kim Pang, con el título «Descansa. Produce más trabajando menos», destaca la importancia del descanso en un mundo en el que el exceso de trabajo es la nueva normalidad. El desafío de aprender a descansar mejor es real. Deberíamos asumir que descansar no es evitar el trabajo, sino que es algo que ayuda a conseguir que ambas cosas encajen mejor.
Si te dedicas solo al trabajo y descuidas el descanso, es posible que consigas buenos resultados a corto plazo, pero ese ritmo de trabajo no será sostenible a largo plazo.
DESCANSO DELIBERADO
Trabajo y descanso son compañeros. Se deben compaginar para no llegar a situaciones extenuantes. Para trabajar realmente de forma productiva, necesitas combinar el trabajo con períodos de descansoefectivos.
Además, es importante tener en cuenta que los momentos de descanso no son momentos de no hacer nada. El cerebro también tiene actividad cerebral en esos momentos. Como nos cuenta el autor, una característica del cerebro humano es que solo está un poco menos dinámico en su estado de reposo que en su estado de actividad normal.
De algún modo, descansar también es un tipo de actividad para el cerebro.
Debemos aprender a descansar, y hacer del descanso una actividad reparadora y reconstructiva. Alex Soojung-Kim Pang lo denomina «descanso deliberado», el descanso que es psicológicamente y físicamente reparador, y conveniente desde el punto de vista mental. El descanso deliberado nos ayuda a recuperarnos de las tensiones y el cansancio del día a día, reordena nuestra memoria y da espacio a la mente subconsciente. Es por ello que el descanso deliberado estimula la creatividad.
Deberíamos aprender a descansar. Uno de los pocos caprichos que me permito es mi «cofee break» de la mañana, mi café con leche mientras hojeo la prensa del día. En mi coffee-break de la mañana del viernes, leo en la Contra de la Vanguardia una entrevista de Víctor M. Amela a Marián Rojas en las que nos invita a que nos pasen cosas buenas: «Tienes el poder de hacer que te pasen cosas buenas». Y pienso en si la habrán escrito para mí… «Entrena tu mente, puestos a auto-engañarte… que sea para bien».
COSAS BUENAS
Haz que te pasen cosas buenas
Y esta es su fórmula para que te pasen cosas buenas, transcrita textualmente de la entrevista:
«Quiero que me pasen cosas buenas.
Propícialas.
¿Cómo?
Vive el momento presente: no estés angustiado por tu pasado ni ansioso ante el futuro.
Y si mi presente es desastroso, ¿qué?
Toma con ganas tu presente: no importa lo que te pase, sino cómo te lo tomas.
Lo dijo Epicteto hace dos mil años…
Tu interpretación de tu presente es decisiva. Ahí detentas todo el poder: ¡alcanza una interpretación que mejore tu vida, que la enfoque hacia la felicidad!
¿De qué depende hacer una buena interpretación?
De tres factores: uno, tus creencias, lo que piensas de la vida…
Pienso que me gusta, por ahora.
Dos: tu actitud, que sepas decirte cada mañana “hoy va a ser un interesantísimo día”.
¿Y eso determina algo?
¡Predispones toda tu bioquímica en esa orientación, está comprobado!
¿Y tres?
Adiestra tu sistema reticular activador ascendente (SRAA).
¿Mi… qué?
Así se llama tu función cerebral de filtraje de información: tu cerebro recibe a cada instante varios millones de bits de información… y tu SRAA se fija sólo en los alineados con tus intereses».
Lo que expone Marián Rojas en la entrevista es la combinación de varios planteamientos que hemos oído en muchas ocasiones y que nos llevan a una conclusión muy interesante, podemos propiciar cosas buenasen nuestra vida.
Tú influyes en tu realidad.
Más de lo que crees.
Tus creencias, tu actitud y tu cerebro influyen en lo que ocurre y deberíamos recordarlo. Cuestión de disfrutar de todo lo bueno que tienes en tu vida, que siempre lo hay si sabes mirar… y de focalizarte en lo que quieres. Tu mente coopera con tus propósitos, tenlos claros.
¿POR QUÉ HACES LO QUE HACES?
Y volviendo a casa, mientras conduzco escuchando música, me doy cuenta del porqué. Por qué hacemos lo que hacemos, por qué nos complicamos a veces y aspiramos a llegar a todo, aunque, en el fondo, sabemos que es casi imposible… Por amor…
Por amor a las personas que queremos, por amor a nuestros proyectos, porque hay causas en las que creemos, porque creemos que podemos poner nuestro granito de arena para hacer el mundo un poco mejor… Porque el amor genera altas tasas de dopamina y un bajo nivel de serotonina.
No creo que exista un motor más poderoso
para impulsar la vida
Así que, será cuestión de aprender a descansar, para poder seguir en mil batallas, para hacer todo lo previsto, para conseguir tus propósitos…
El amor es el motor de la vida…
If you love someone
and you’re not afraid to lose ’em …
you’ve probably never loved someone like I do
Artículo publicado en INED21
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