Emprender es una actitud ante la vida. No es montar una empresa.
Cuando mencionamos la palabra “emprender”, solemos relacionarla con ser empresarios o con crear una empresa. Pero, para mí, emprender es una actitud ante la vida. Todos hemos emprendido alguna vez… si, no lo dudes, tú también fuiste ese bebé que un día se atrevió a dar el primer paso. Sin ese primer paso, no habrías dado los siguientes.
Emprender caminos
Sin darnos cuenta, debemos emprender muchos caminos a lo largo de nuestra vida. El camino a la escuela, el de nuestro futuro profesional, formar una familia o afrontar nuestros retos personales.
Nuestros alumnos también van a afrontar su propio camino en la vida y deberán emprender.
Emprender no es sinónimo de crear una empresa. Emprender es una actitud que nos lleva a las personas a convertir las ideas en realidad, a adoptar una actitud proactiva ante los retos que nos surgen día a día, para buscar soluciones y para alcanzar nuevas metas.
La competencia emprendedora
La habilidad emprendedora se ha demostrado necesaria. Por ello, cuando el Parlamento Europeo definió las competencias clave en Educación en 2006, introdujo la competencia emprendedora. Las actuales competencias en educación en la Unión Europea son:

  • comunicación en la lengua materna;
  • comunicación en lenguas extranjeras;
  • competencia matemática y competencias básicas en ciencia y tecnología;
  • competencia digital;
  • aprender a aprender;
  • competencias sociales y cívicas;
  • sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor, y
  • conciencia y expresión culturales.

El Parlamento Europeo define la competencia emprendedora como la habilidad de la persona para transformar las ideas en actos. Es una habilidad que está relacionada con la creatividad, la innovación y la asunción de riesgos, así como con la capacidad de planificar y gestionar proyectos con el fin de alcanzar objetivos.
Aunque la palabra emprender esté ahora de moda, no es nueva. La actitud emprendedora siempre ha existido… por eso la humanidad ha evolucionado a lo largo de su historia.
Nacemos con actitud emprendedora, se trata de no apagarla. Y este es un reto enorme, al que debemos aspirar. Los niños son emprendedores por naturaleza, se atreven a intentar cualquier cosa. ¿Has oído alguna vez a un niño decir que no puede hacer algo? Los niños no acostumbran a ponerse límites. Si hablas con un niño o una niña al que le gusta la luna, te dice que será astronauta… es lógico, ¿no? En un adulto todo es más complicado.
Le das a un niño unos colores y le pides que dibuje algo y lo hará encantado… es igual si le pides un dibujo sencillo, como si le pides que te dibuje una ciudad imaginaria llena de inventos revolucionarios. Lo dibujará.
Pídele a un adulto que te dibuje algo… lo más probable es que te diga que no sabe dibujar.
¿Cuándo hemos dejado de saber dibujar? ¿Cuándo dejamos de confiar en que sabemos hacer algo? ¿En qué momento empezamos a ponernos límites, a pensar que de esto no sé, esto no lo puedo hacer…? En algún momento de nuestra vida, empezamos a sentir miedo a emprender.
Creo que somos responsables de mantener nuestra actitud emprendedora y de fomentarla entre nuestros alumnos si queremos ayudarles a ser lo que pueden ser.
Gran parte del éxito de las personas a lo largo de su vida se va a medir por su capacidad de adaptación a los cambios y por su capacidad de innovar y de emprender nuevos proyectos.
 
“La mejor manera de predecir el futuro…
es crearlo”
-Peter Drucker
 
Artículo publicado en INED21