NO TE ENGAÑES

Algunos autoengaños frecuentes y qué nos indica la ciencia sobre ellos.

 

No te engañes.

Estás bien sin hacer nada.

En este fin de semana largo de Semana Santa, muchos aprovechamos para descansar. Y reconozco que me sienta de maravilla tener un poco de calma, tener tiempo para no hacer nada.  Aunque una ‘vocecita’ en mi interior se encarga rápidamente de intentar hacerme sentir mal y me dice que “debería estar haciendo algo”…  ¿te suena? ¿por qué ese saboteador interno?

¿Por qué no deberías sentirte culpable por descansar y no hacer nada?

Claudia Hammond, autora del libro «El Arte del descanso«, explica que nos sentimos culpables cuando descansamos, porque consideramos que “estar ocupados se ha convertido en una cuestión de honor. Se ha vuelto algo que esperamos de nosotros mismos y de los demás.”

En su libro «El arte del descanso», nos muestra los resultados de una encuesta realizada a más de 18.000 personas a las cuales se les preguntó qué actividades encontraban más relajantes. Entre las respuestas están “tomar un baño caliente”, “caminar por la naturaleza”, … y sorprende que en el puesto número uno está “leer un libro”.

Tomarse el descanso en serio es necesario, porque es algo que contribuye a mejorar nuestra vida. Distintas investigaciones médicas han demostrado que el descanso reduce el estrés, es lo más natural para descargar tensiones, fortalece tu cuerpo y la capacidad de luchar contra posibles infecciones, ayuda a normalizar nuestra presión e influye directamente en nuestro sistema inmunitario. 

Así que, ya sabes: estás bien sin hacer nada, o haciendo lo que gusta hacer.

 

No te engañes

La edad no te impide hacer lo que quieres hacer.

Pensar que ya no tienes edad para hacer algo es solo una excusa, o una creencia interiorizada por nuestro contexto cultural. Otro autoengaño frecuente.

Escuchamos todos los días comentarios como ‘ya no tienes edad para estudiar, ‘ya no tienes edad para llevar el pelo largo’, ‘esta música es para jóvenes, no para ti’,… Con este tipo de comentarios, se construye esta sociedad ‘edadista’ en la que vivimos. El ‘edadismo’ significa discriminación a las personas por cuestión de edad. En nuestra cultura, a la madurez y a la vejez se le asocian muchos estereotipos sociales, mientras se ensalza la juventud como ideal, algo que hay que corregir.

Muchos sénior siguen estando en forma -las estadísticas sobre quién hace más ejercicio físico nos lo muestran-, quieren sentirse bien, siguen escuchando música y no dejan de estudiar y aprender. La edad no es un impedimento para ello.

Con la edad, podemos seguir aprendiendo, podemos seguir creciendo.

Estos días he descubierto al Dr. Mark Steyvers y sus investigaciones sobre retener la ‘juventud cognitiva’. Un estudio, dirigido por él en la University of Califormia, ha descubierto que practicar determinados juegos online pueden permitir a personas de 70 e incluso 80 años realizar múltiples tareas cognitivamente como si tuvieran 20 ó 30 años menos.  

Con la actividad mental adecuada, podemos retener la juventud cognitiva.

«El cerebro no es un músculo, pero, al igual que nuestro cuerpo, si lo trabajamos y lo entrenamos, podemos mejorar nuestro desarrollo mental”

Mark Steyvers

La edad no te imposibilita hacer lo que quieres hacer. 

 

No te engañes

Te sientes mejor cuando tú decides

No te engañes pensando que haciendo lo que los demás te indican, todo va a estar bien. Que existen unas pautas que debes seguir para conseguir seguridad, pautas como que “tener un empleo para toda la vida” es lo mejor que te puede pasar. Ese concepto de “empleo para toda la vida” está a punto de desaparecer, como desgraciadamente lo están viviendo en primera persona muchas personas.

Si tu trabajo no te llena, o no te identificas con él, no tiene sentido seguir encadenad@ ahí. Si sientes que tu propósito es otro, deberías avanzar en esa dirección.

Si lo que deciden por ti no te convence, en el ámbito profesional o en el personal, es momento de tomar tus propias decisiones. 

La felicidad viene determinada por factores como tu salud, tus relaciones familiares y de amistad y, por encima de todo, por la sensación de control acerca de a qué dedicas tu tiempo

Daniel Kahneman

 

Tu cerebro te engaña

Y es que tu cerebro te engaña.

Tu cerebro tiene sus propios mecanismos para engañarte.

Cada persona crea sus hipótesis del mundo que, junto a los recuerdos, guían su realidad personal, lo cual lleva, involuntariamente, a los denominados sesgos cognitivos.  

Sobre el tema, es vital la aportación de Daniel Kahneman, Dr. en Psicología, que ha desarrollado su trabajo de investigación en la psicología del juicio y la toma de decisiones y en economía del comportamiento. Sus estudios científicos han puesto en duda la supuesta racionalidad humana. Junto a Amos Tversky, estudió la teoría de las perspectivas, según la cual, en momentos de incertidumbre nos alejamos de la racionalidad a la hora de tomar decisiones y tomamos lo que denominaron ‘atajos heurísticos’, es decir, atajos mentales que utilizamos para simplificar la solución de problemas complejos.

En 2002 Kahneman recibió el Premio Nobel de Economía, galardón compartido con Vernon Smith, y ambos sentaron las bases de una nueva disciplina: la neuroeconomía.

Kahneman nos muestra cómo las decisiones se toman siempre por dos tipos de pensamientos:

los rápidos (irracionales): a través del sistema reactivo, que funciona en automático y supone, de algún modo, que no debes pensar la respuesta, porque se genera automáticamente

y los lentos (racionales): a través del sistema consciente, que es más lento y requiere atención plena.

Los pensamientos rápidos son reglas inconscientes para reformular problemas y transformarlos en operaciones más sencillas y automáticas. Son mecanismos que ahorran hacer un razonamiento profundo cada vez que se nos plantea un problema. El sistema reactivo, automático está programado por una cuestión de pura supervivencia, para no tener que analizar todo cada vez. Pero ese sistema nos lleva a actuar sin pensar y a actuar en “modo piloto automático” demasiadas veces.

Hay que ser conscientes de ello, y reflexionar antes de tomar determinadas decisiones importantes.

No dejes que esos sesgos inconscientes te impidan ver qué te hace sentir bien y qué es lo que quieres hacer realmente.

No malinterpretes las señales que recibes…. 

yo también las malinterpreté durante mucho tiempo, yo también creí que muchos tópicos eran ciertos cuando realmente no lo son… nos queda mucho por aprender.

Y nos queda mucho por disfrutar. Grandes y pequeñas cosas de la vida.

Acuérdate de lo que te hace sentir bien… y hazlo.

Acuérdate de decidir aquello que tú quieres.

Acuérdate de disfrutar aquello que consigues… porque tu cerebro no lo hará por ti.

Y acuérdate de que puedes empezar tarde, puedes equivocarte, puedes comenzar de nuevo… y, a pesar de todo, llegar donde quieres llegar.

 

 

Don’t get me wrong

 

Don’t get me wrong
if I’m acting so distracted …
I’m thinking about the fireworks
that go off when you smile

 

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