No sé por dónde empezar… el post que no habría querido escribir nunca.
Quisiera escribir algo bonito, quisiera estar inspirada, quisiera escribir cómo me siento… y no me sale, no puedo.
Desde que ella ingresó en la UCI, no he conseguido escribir… mi cabeza se niega a escribir sobre una realidad que no deseo. El pasado domingo fue el primer domingo que no publiqué en mi blog desde que empecé a escribirlo, hace más de 4 años… lo que estaba sucediendo no me permitía escribir.
Escribo con el corazón partido, porque esta semana nos ha dejado una de las personas más buenas y más generosas de este mundo… mi madre es una de las personas que están en la lista de víctimas del coronavirus, y no sé cómo vamos a vivir sin ella.
Cada vez que veo las cifras de muertes, no puedo evitar pensar que ella es una de la lista, que estaba bien hace unos días y hoy ya no está con nosotros… las noticias no hablan de otra cosa, no vivimos otra cosa y, luego, aparecen los que comentan que sacaremos muchas cosas buenas de esta situación… y, cuando lo escucho, mi corazón se parte y mi cabeza se nubla.
Duele.
Duele mucho… ver sus fotos y saber que no voy a poder compartir ya más momentos con ella a mi lado.
Duele sufrir una pérdida así y no poder abrazar a mi padre, no poder estar con mis hermanos, no poder despedirla ahora, …
Duele uno y mil detalles de estos días, que no puedo escribir por su dureza y por su crueldad…
Duele todo, el corazón, pero también el cuerpo, de apretar los dientes tan fuerte, de la tensión acumulada, duele la piel, duele el alma …
Duele ver su sonrisa, sus ojos maravillosos … porque era guapísima y quisiera tenerla delante y mirarla
Duele despertar por la noche… y descubrir que no es una pesadilla, que es real.
 
Dolor en circunstancias atípicas
En estas atípicas circunstancias, los encuentros con mi familia han sido nuestro grupo de Whatsapp y las llamadas telefónicas. No hemos podido estar a su lado en la clínica, por supuesto nuestro agradecimiento al personal de la clínica donde la atendieron y la cuidaron, donde nos sustituyeron a su lado. Muchas gracias a todos los que habéis estado a mi lado por teléfono y a través de mensajes, muy especialmente a Miquel y a Juan Carlos, en los momentos más duros… y a todos los que me habéis escrito, llamado y habéis rezado por ella. Me cuesta responder a todos los mensajes y devolver llamadas porque han sido muchísimas, lo voy haciendo y os aseguro que, en un momento así, se agradece de corazón.
Es bonito comprobar cómo todo el mundo la recuerda, cómo la querían, … es bonito comprobar lo mucho que deja.
Ojalá pudiera escribir mejor hoy… pero me siento bloqueada todavía, y puedo escribir poco más que un mensaje para ti y uno para ella…
 
A ti, recuerda…
Recuerda que tenemos la mala costumbre de vivir a medias, como escribí hace unos meses en mi blog, y que olvidamos con frecuencia lo que de verdad importa…
Recuerda la importancia de valorar lo que tienes.
Recuerda que, como dice Nelson, muchas veces “somos felices, aunque no lo sabemos”
Recuerda que la felicidad suele estar más cerca de lo que creemos…
 
A mi madre, gracias por tanto amor
Desde que Anna te dejó en la habitación de la clínica todo ha cambiado,
para todos nosotros…
en esos días de UCI, mi cabeza solo repetía una frase “mami, quédate”
lo suplicaba…
descubrir el vacío que queda cuando tú no estás cerca
es algo muy difícil de soportar
todo nos recuerda que te queremos muchísimo…
nos cuesta vivir sin ti…
y solo podemos darte las gracias
gracias por tu esfuerzo por ponerte bien esos días en la UCI, gracias inmensas
gracias por tu amor incondicional
gracias por hacer lo posible y lo imposible por nosotros
gracias por tu sonrisa cada vez que nos mirabas…
somos afortunados de haberte tenido
tu amor se queda con nosotros
y aprenderemos a estar juntos de un nuevo modo
porque, no te quepa duda,
estarás con nosotros todos y cada uno de los días de nuestra vida
te queremos
 
Nunca te olvidaré…

¿Cómo olvidar tu sonrisa,

  cómo olvidar tu mirada,

  cómo olvidar que rezaba…

  para que no te marcharas?

 
 
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