Artículo publicado en INED21
Las personas tenemos una cierta tendencia natural al pesimismo. No es nada extraño, se trata de un mecanismo de alerta de nuestro cerebro ante posibles riesgos.

Si lo único que tuviéramos fueran emociones positivas,

nuestra especie habría muerto hace mucho tiempo

Martin Seligman

Sin embargo, permitir que este «mecanismo de defensa» domine nuestra forma de actuar y de vivir no es lo más deseable. Necesitamos del optimismo para activar la motivación, para conseguir objetivos y para mantener una actitud de crecimiento.
El profesor Martin Seligman, uno de los psicólogos más reconocidos internacionalmente, padre de la psicología positiva, define el optimismo como un estilo explicativo de la realidad.

Una historia real

Durante unas maniobras militares en Suiza, un joven teniente de un destacamento húngaro en los Alpes envió a un pelotón de soldados a explorar una montaña helada. Al rato empezó a nevar y un par de días después la patrulla aún no había regresado.

El teniente pensó angustiado que había mandado a sus hombres a la muerte. Al cuarto día, los soldados volvieron al campamento. El oficial, sorprendido, les preguntó qué les había ocurrido y cómo habían conseguido volver. El pelotón contestó que se habían perdido y que poco a poco su ánimo se fue consumiendo hasta que uno de ellos encontró un mapa en su bolsillo. Esto les tranquilizó. Esperaron a que la tormenta pasara y valiéndose del mapa dieron finalmente con el camino de vuelta.

El oficial estudió detenidamente el mapa y comprobó que… no era un mapa de los Alpes, sino de los Pirineos. 

Relato verídico, explicado por Karl Weick-Universidad de Michigan

Esta historia real nos muestra la fuerza que tiene el hecho de creer que existe una solución al problema en que te encuentras. Es la fuerza del optimismo. Lo que salvó la vida del pelotón de soldados, obviamente, no fue el mapa, sino la creencia de que tenían la solución a su problema.
El optimismo no es un sentimiento, sino un modo de actuar. Y ser optimista no es ser ingenuo. El optimismo no consiste en cerrar los ojos ante los problemas, sino que consiste en mantener una actitud consciente y voluntariamente positiva y constructiva ante los mismos.
Ante cualquier reto, está claro que es importante activar el optimismo. Para conseguir alcanzar objetivos debemos activar el optimismo. Y es algo que debemos aplicar también en el ámbito de la educación, potenciando una actitud optimista de los alumnos. Así lo han venido señalando estudios científicos como los desarrollados por el profesor Martin Selligman, que recomiendan enseñar a los niños a aprender optimismo antes de la pubertad, pero lo suficientemente tarde en la infancia como para que sea metacognitivo –capaz de autoregular los processos de aprendizaje–, es una estrategia que da muy buenos resultados, ya que es un modo de dar a los niños herramientas para los primeros rechazos que sufran en la pubertat. Según Seligman, el cambio del pesimismo al optimismo tiene muchas ventajas, y ayuda en la prevención de síntomas depresivos.
Podemos aprender a ser optimistas. Eso no quiere decir que sea fácil, ya que mantenerse optimista en un mundo con muchos problemas y envueltos en situaciones difíciles requiere de un esfuerzo importante.

Beneficios del optimismo

El optimismo aporta una serie de ventajas, tal y como han probado diversos estudios realizados en los últimos años:

Mejora los resultados escolares (Dr. Nonis y Dr. Whright).

Ayuda a prevenir estados de depresion (Dr. Martin Seligman).

Mejora la respuesta del sistema inmune (Dra. Suzzane Segerstrom).

Y aumenta los años de esperanza de vida (demostrado a través de estudios como el que prueba que el optimismo conduce a un menor riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca, publicado en la revista Circulation- Heart Failure).

Creo que son motivos suficientemente poderosos para movernos a ser más optimistas. Aprender a ser optimista requiere trabajar contra aquellos obstáculos que nos impiden ser felices: la propensión a fijarnos en lo negativo, a creer que siempre va a ocurrir lo peor, el hábito de magnificar los contratiempos y las adversidades o el de creer que nuestra elección siempre es la incorrecta.

El optimismo supone reaccionar ante las adversidades asumiendo nuestra capacidad personal de afrontarlas, sabiendo que son temporales y que requieren de esfuerzo para superarlas.

A mayor incertidumbre, mayor necesidad de optimismo

El optimismo es la consciencia

de la posibilidad

José Antonio Marina

Sin una visión optimista, es realmente difícil conseguir superar retos y alcanzar objetivos. La posibilidad de alcanzar un objetivo es la que lo hace posible.
A mayor incertidumbre, mayor necesidad de optimismo. El filosofo José Antonio Marina ha defendido siempre la necesidad del optimismo, quien señala que el optimismo se convierte en los momentos difíciles en un deber moral.

El optimismo es la inteligencia

decidida a determinar el futuro

José Antonio Marina

Y es que el optimismo no lleva implícita la negación de la realidad, sino que supone ver esa realidad a través de las opciones de superarla.

Es mejor encender una vela

que maldecir la oscuridad

Confucio


La fuerza del optimismo es enorme, tal y como señala el Dr. Luis Rojas Marcos: “aprender a sentir y pensar en positivo es una inversión sumamente rentable”. El optimismo no es un mero sentimiento, sino una fuerza que nos ayuda a conquistar metas, a resistir adversidades, a vencer enfermedades y afrontar la vida.
Por ello, es necesario potenciar el optimismo inteligente. Lo mejor está por llegar.
The best is yet to come
I feel it coming