Pensar y planificar es importante… pero no podemos quedarnos en el mundo de las ideas.
La planificación más efectiva no es aquella que requiere media vida… La mejor planificación puede ser una simple lista de objetivos a alcanzar, un plan de negocios básico o una hoja de ruta personal. Se trata de establecer objetivos, escoger tus herramientas y ponerte en marcha.
En ocasiones, veo cómo mis alumnos se obsesionan con las ideas y la planificación en sus proyectos de negocio. Planificar es bueno, pero debe ser con un objetivo: acción. Las ideas sin acción no sirven.
Cuando tienes un proyecto por desarrollar -profesional o personal- es conveniente ponerte una fecha límite. Te ayudará a de dar prioridad a las cosas fundamentales, te obligará a ir probando si lo que tienes en mente realmente funciona y te hará olvidar el pánico escénico -ese intenso temor paralizante que puedes sentir en el momento de pasar a desarrollar realmente tu proyecto-.
Lo importante no es tener la mejor planificación del mundo. Lo importante es ser capaces de transformar las ideas en actos.
Piensa y planifica, pero…
pon fecha a la acción,
si no, te quedarás solo con la idea.
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