Si existiera…
Si existiera el momento perfecto…
Seguro que alguna vez has pensado en algo que te gustaría hacer, algo que te gustaría conseguir … tal vez un nuevo proyecto, tal vez una relación, o un cambio de aires o, yo qué sé … Y, probablemente, decidiste guardarlo para más adelante, posponerlo, esperar a ese momento perfecto en el que todo encaje, en el que todo esté preparado.
En la vida y, por supuesto, también en el trabajo, nacen ilusiones, proyectos estimulantes y muchas iniciativas que naufragan incluso antes de zarpar, porque preferimos aferrarnos a nuestra zona de confort antes que atrevernos a intentarlo… ‘mejor malo conocido’ dice el refrán, ¿no? No es que no queramos hacerlo, es que nos da miedo, es que no sabemos por dónde empezar, es que nos han machacado lo malo que es cometer errores, …
Y vivimos con ilusiones en mente, esperando ese momento ideal.
Creo sinceramente que, en el mundo en que vivimos, la iniciativa se ha convertido en imprescindible La iniciativa es el motor que nos impulsa a hacer cosas nuevas, la necesitamos en nuestra vida personal y en nuestra vida profesional. En nuestra vida personal para conseguir alcanzar nuestras ilusiones, para ser felices y llegar a nuestra particular cima del mundo. En nuestra vida profesional, para desarrollarnos plenamente, para aportar valor y para innovar, las empresas necesitan personas que tengan iniciativa. Y, es que, lo que marca la diferencia es pasar a la acción.
Ese es mi trabajo: ayudar a las personas a potenciar su iniciativa. Y ese es el tema de mi libro “¡Vamos!”. Esta semana, mi amiga Cèlia Hill tenía el detalle de enviarme una foto para recordarme que se cumplían 3 años de la presentación de mi libro “¡Vamos!” en Barcelona, fue un día maravilloso y solo puedo dar las gracias a tod@s l@s que asistieron y a tod@s l@s lectores del libro, a las personas que lo siguen comprando y me piden que se lo mande dedicado a través de la tienda en mi web: “¡Vamos!”. Sin duda, el propósito de escribir es que te lean y, cuando sucede, eso es felicidad.
Cèlia me recordó la magia de ese día:
Pasa a la acción
Extracto de mi libro «Vamos»
Las ideas son necesarias. Son la base de cualquier acción. Si no somos capaces de imaginar algo, no es posible hacerlo. La idea es el paso previo imprescindible. Ya hemos hablado de la importancia de la creatividad para desarrollar ideas que aporten valor.
Pero debemos ir más allá del mundo de las ideas. Debemos ser capaces de llevar las ideas a la práctica. Una idea siempre se podrá mejorar, no lo niego. Pero no se trata de tener la mejor idea del mundo, sino que se trata de llevarla a la práctica.
Si una persona tiene una buena idea y se dedica a darle vueltas, a mejorarla, a repensarla, a analizar todo lo que pueda tener relación con esa idea, pero sin atreverse a llevarla a la práctica, piensa con frecuencia en su idea, sabe que se trata de una buena idea, pero nunca encuentra el momento adecuado para hacerla realidad… ¿de qué le sirve esa idea?
Sin pasar a la acción,
la idea no sirve de nada
Todos tenemos ideas. Pero es bueno recordar que, cuando yo tengo una idea, en un mundo con más de 7.500 millones de habitantes, existe una alta probabilidad de que la hayan tenido también otras personas.
¿Qué sucede con una idea? Una persona puede convertir una idea en un proyecto fantástico y de éxito. Y esa misma idea en la mente de otras personas, puede quedar en nada. ¿Qué marca la diferencia para que una misma idea se transforme en un éxito o no?
La diferencia radica en
la ejecución
La forma en la que una persona lleva a la práctica esa idea es la que la convertirá en una realidad que funciona o no. Y eso aplica para cualquier idea, ya sea en el ámbito profesional o en el personal.
El hecho de pasar a la acción es determinante y, aunque parezca algo lógico, en la práctica muchas personas se encallan en esta parte de emprender una idea.
Es necesario buscar fórmulas que nos ayuden a materializar ideas, que nos impulsen a convertir en realidad la idea que hemos tenido. Desde las páginas de mi libro “¡Vamos!”, te propongo tres claves básicas que impulsan a la acción, que han ayudado a muchas personas a ponerse en marcha de forma exitosa y de las cuales su eficacia está fuera de toda duda:
1
Empieza probando tu idea… el planteamiento de Eric Ries
Este sistema de probar tu idea en el mundo real es la metodología denominada «lean startup» de Eric Ries. El método lean startup actualmente se aplica en las escuelas de negocios de todo el mundo. El objetivo es conocer lo antes posible si tu idea puede convertirse en un proyecto viable o no. Si no es viable, desecharla sin invertir ni demasiado tiempo ni demasiados recursos. En caso de que sea viable, ir haciendo modificaciones a la idea inicial para adaptarla a lo que realmente valoran los destinatarios de esa idea. La fórmula de lean-stratup la podemos trasladar también a las organizaciones y a nuestra vida.
2
Practica el optimismo, Martin Seligman te explica por qué
El optimismo no es un sentimiento, sino un modo de actuar. Y ser optimista no es ser ingenuo. El optimismo no consiste en cerrar los ojos ante los problemas, sino que consiste en mantener una actitud consciente, voluntariamente positiva y constructiva.
El optimismo es la consciencia
de la posibilidad
Sin una actitud optimista no es posible impulsar un nuevo proyecto.
3
Aunque tengas miedo, házlo igual…
el poderoso consejo de Susan Jeffers
Ante los cambios o ante la acción, sentimos miedo. El miedo es una emoción muy presente en nuestras vidas que nos impide hacer muchas cosas. Un paso muy importante para conseguir nuestro objetivo es atrevernos a vencer el miedo. Si no damos este primer paso… no seremos capaces de hacer lo que queremos hacer.
Estos tres consejos son la antesala para empezar a entrenar tu iniciativa personal. A partir de este punto, vamos a profundizar en metodologías probadas para desarrollarla, a través de mi propia metodología de trabajo: la metodología CIMA.
Si existiera…
Si existiera el momento perfecto, en el que los astros se alinearan para mostrarte el camino que debes empezar a andar, sería maravilloso. Si existiera el momento en que se solucionan todos tus problemas y pudieras concentrarte solo en eso que quieres hacer… sería bonito, ¿no?
Pero no suele suceder así.
La vida no va de esperar. Tenlo claro.
El destino no hace visitas a domicilio…
hay que ir a por él
Carlos Ruiz Zafón
Porque lo siento así, en su momento necesité escribir “¡Vamos!”, porque existen herramientas que son útiles para activar esa iniciativa que todos necesitamos activar en algún momento y quería compartirlas. Hoy, tres años después, me siento feliz por el recorrido de mi libro, especialmente por los mensajes de las personas que lo han leído, mis lector@s sois mi motivo para escribir. Como David Barreda , que le dedicó un post a mi libro que me emocionó y que terminaba así:
A veces pienso que todos tenemos un cajón en nuestra cabeza, un cajón donde dejamos caer las ideas que se desechan por los motivos que sea, las iniciativas que ahogamos, los proyectos que soñamos (que solo soñamos), no sé… todo lo que no sale de nuestra cabeza. Sería interesante echar un vistazo a ese cajón, y probablemente un ejercicio emocionalmente duro ¿te lo imaginas?
Hay algo que últimamente repito mucho en las formaciones que facilito, en realidad es una reflexión personal y así la presento, se trata del ruido que nos hacen en nuestra cabeza las iniciativas que no sacamos, que se quedan ahí dentro, zumbándonos, haciendo interferencias en otros pensamientos y restándonos mucha energía… engrosando nuestra pesada lista de ‘cosas pendientes’…
…el libro de Marta Grañó te permite abrir ventanas para que salgan, generar actitud y activar habilidades para que generes más iniciativas y las que tengas que se conviertan en cosas. Así lo creo, y así te invito a que lo descubras por tu cuenta… ¿Vamos?…
… ¡Vamos!
Es posible que el momento perfecto nunca llegue… así que, cuidado con ahogar esos sueños.
Si existiera ese momento…
tal vez deberíamos pensar menos en lo que debería pasar
y más en lo que deberíamos hacer para que eso suceda.
Si tú existieras…
Si yo supiera
el momento en el que tú vas a pasar
si conociera
el lugar exacto en el que aterrizar…
.
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