Peter Drucker fue un visionario en el mundo del management, y muchos de sus planteamientos -realizados hace varias décadas- se han ido confirmado en nuestra sociedad. Este es el caso, por ejemplo, de su predicción en «La sociedad postcapitalista», donde escribía que en el postcapitalismo, el factor clave de la producción dejaría de ser el capital, la tierra o el trabajo para pasar a ser el conocimiento y que en esta nueva sociedad, las clases sociales se conformarían como los trabajadores del conocimiento y los trabajadores de los servicios.
También se está cumpliendo la tendencia que anticipó en su libro “Innovation & Entrepreneurship”, publicado en 1985.

Peter Drucker describió un gran cambio que percibió en sus primeras etapas: el paso de una “employee society” a una “entrepreneurial society”. En su libro expone que innovación e iniciativa emprendedora son las dos caras de la misma moneda. Porque la iniciativa emprendedora debe formar parte de las acciones de un ejecutivo.  “Innovation & Entrepreneurship” es una obra imprescindible para entender cómo debemos evolucionar profesionalmente en esta “sociedad del conocimiento” que expuso Drucker. El autor dedicó años a trabajar con un grupo  de empresarios la relación entre innovación y emprendimiento –incluyendo pequeños emprendedores y representantes de grandes empresas, como IBM o General Electric, entre otras-, y el resultado de su trabajo le llevó a publicar el primer libro que relacionaba ambos conceptos.
En mi trabajo de investigación sobre la competencia emprendedora, este libro es una de las fuentes básicas para comprender la relación entre iniciativa emprendedora e innovación.  Esta es una relación muy clara -Drucker la estudió durante décadas- que , sin embargo, en muchas ocasiones topa con problemas de comunicación por la connotación de la palabra «emprender», que suele relacionarse solo con la actividad de las personas que crean una empresa. Siempre he defendido que emprender es una actitud ante la vida, no es crear una empresa. Y este es, en buena medida, el planteamiento de Drucker, que analiza la práctica y los principios de la iniciativa emprendedora.
Hoy escribía Pedro Nueno su habitual columna en La Vanguardia, bajo el título «Emprendiendo», hablando sobre unas clases sobre «ejecutivos emprendedores«. Justamente empieza su columna comentando que siempre que hablamos de un emprendedor lo relacionamos con alguien que crea una nueva empresa y, sin embargo, muchas empresas tienen a personas emprendedoras en su equipo directivo -a cualquier nivel-, en mandos intermedios o como trabajadores.
«Reinventarse continuamente requiere que todas las personas que trabajan en una empresa puedan aportar ideas y sean escuchadas. Que se tenga la capacidad de experimentar con nuevos productos, procesos o enfoques comerciales. Ser capaces de desplegarse en el mundo. Muchas personas no se atreven a aportar ideas que pueden implicar un cambio notable o una diversificación.  Temen que su jefe les diga ‘céntrate en lo que toca'». Aunque señala que las cosas empiezan a cambiar y que ya existen empresas que se acercan a las business schools para pedirles que organicen un programa para estimular a sus directivos para que sean más emprendedores y, es que, «en nuestra era digital y global, la alternativa emprendedora es inevitable».
El tema del VIII Peter Drucker Forum de este 2016 ha sido justamente este: «The entrepreneurial society«, y en él se plantearon debates como «El valor de la iniciativa emprendedora» (analizando el valor que aporta a la sociedad) o ¿Pueden las grandes organizaciones ser emprendedoras?» (analizando la necesidad de que tengan iniciativa emprendedora frente a las dificultades que ello supone por la necesidad de experimentar y aceptar fracasos).
Creo que no es casualidad que surja la necesidad de promocionar la iniciativa emprendedora en nuestras organizaciones. Debemos ampliar el concepto de iniciativa emprendedora, y entender que es absolutamente aplicable al mundo de la empresa. Las empresas de éxito saben que la iniciativa emprendedora es necesaria en sus organizaciones y, por ello, la fomentan como una fórmula para conseguir estar al día y conseguir innovar. Y no me refiero estrictamente a promocionar intraemprendedores dentro de la organización o proyectos específicos, sino que me refiero a un estadio anterior, el que supone estimular una actitud, la actitud emprendedora como respuesta al cambio.  Estoy convencida de que, poco a poco, al igual que las empresas de éxito, todas las empresas irán introduciendo este concepto en su cultura organizacional.
En un mundo en constante cambio, en el que el modelo de negocio de las empresas cambia muy rápidamente, en el que el ciclo de vida de los productos se acorta y la esperanza de vida de las organizaciones se está reduciendo drásticamente, es obvio que las organizaciones necesitan iniciativa emprendedora. Peter Drucker lo predijo ya en 1985. El tiempo le ha dado de nuevo la razón.