Semana de cumpleaños… ya he cumplido uno más. El día de tu cumpleaños tiene ese algo especial que, sin querer, te lleva a hacer balance de las cosas que has hecho hasta ahora y todas esas que te quedan por hacer.
Por un lado, es la alegría de las felicitaciones  (en este aspecto, las redes sociales se han convertido en un «chivato» muy efectivo)  y de sentirte un poco diferente… que te coloca una sonrisa inconsciente, cuando te das cuenta de toda la gente que has ido conociendo y que son especiales para ti.
Pero por otro lado, te asalta una cierta angustia por todo aquello que quieres hacer y todavía no has hecho. Ya te queda un año menos para conseguirlo… Todos tenemos sueños por cumplir y, con frecuencia, les llamamos sueños como sinónimo de utopías, de cosas casi imposibles… A medida que pasan los años, podemos caer en la tentación de abandonar esos sueños, pensando en que no los lograremos y  buscando excusas para  auto-justificar esa renuncia.
Hacerse mayor no debe significar dejar de soñar. Como dice Gabriel García Márquez:

No es cierto que la gente deje de perseguir sueños porque envejece
sino que envejecen porque dejan de perseguir sueños

 
Sueña
Sueña. Los sueños son el primer paso a conseguir hacer cosas nuevas. Son la chispa imprescindible para alcanzar nuevas metas, son motivación… porque te dicen dónde quieres llegar. Cuando tienes un sueño, si de verdad quieres conseguirlo, debes ponerte en marcha.
Sabes que si a un sueño le pones fecha, se convierte en un objetivo. Y para conseguir alcanzar ese objetivo, es cuestión de trazar un plan que te lleve hasta él.
Es lo mismo que hacen las empresas. Las empresas de éxito tienen muy claros sus objetivos. Es cuestión de definir la estrategia  y desarrollar la planificación para conseguirlos. Se resume en determinar metas concretas y responsables. A partir de aquí, un seguimiento efectivo a través de un cuadro de mandos va dando la información del nivel de cumplimiento.
Es cuestión de aplicar el mismo método a tu vida. Si quieres algo de verdad, ve a por ello. Para hacerlo:
determina tu objetivo: es importante hacerlo por escrito y que intentes concretar lo máximo que puedas, cuantifica, debes determinar con precisión lo qué quieres alcanzar;
–  traza el plan de acción para conseguirlos: establece un plan de ruta con acciones y fechas concretas para cada una. El hecho de concretar ayuda enormemente a conseguir resultados. No es lo mismo decir que quiero ser escribir un libro (y ya está) que ponerme un calendario detallado de lo que debo escribir cada semana;
– y realiza el seguimiento de tu plan. El hecho de concretar cada una de las acciones que debes hacer, te permitirá comprobar periódicamente si se están cumpliendo o no y aplicar las acciones correctivas pertinentes para volver a encauzar tu proyecto.
Un proyecto solo se puede convertir en realidad si tiene unos objetivos claros. Determínalos y comprueba si te acercas a esos objetivos. Te puedes pasar la vida caminando sin parar, que si lo haces en círculos no llegarás a ninguna parte.
Los sueños pueden resultar muy difíciles de alcanzar, por supuesto. Si te dejas dominar por las urgencias, no vas a encontrar tiempo para aquello que de verdad quieres, si te dejas influir por lo que los demás van a pensar de ti, no te vas a poner en marcha por miedo, si no crees que puedes conseguir aquello que te propones… no vas a ser capaz. No intentarlo es como no pedir un deseo por miedo a que no se cumpla… creo que es hora de pedir un deseo.
Ciertamente, los sueños pueden parecer inaccesibles. Pero que los sueños sean difíciles… no significa que los debas dejar de perseguir.