Una vida social temporalmente limitada

y 6 claves para gestionarla

 

Cuando el móvil te muestra fotos de hace un año o de hace x años… y ves lo que hacías tal día como hoy, es inevitable sentir nostalgia. Mi móvil me muestra esta foto, una cena en un restaurante maravilloso… y veo las imágenes del restaurante, de la gente, de esa vida social que, de repente, quedó en ‘stand-by’.

Sin avisar, de repente… el coronavirus apagó la vida social.

Somos seres sociales y necesitamos hacer vida social. No cabe la menor duda, ya he escrito sobre ello en otras ocasiones, como en mi postAbrazos y felicidad.

La calidad de nuestra vida está marcada por la calidad de nuestras relaciones

Necesitamos ese contacto con nuestra familia, con nuestros amigos, … y vivimos en una sociedad muy acostumbrada a ello, somos de salir, de encuentros, de compartir y de abrazos.

 

Esa necesaria vida social

No es ningún secreto que la vida social es necesaria. De hecho, así lo demuestra uno de los estudios más extensos que se ha desarrollado sobre felicidad (Universidad de Harvard) “Estudio sobre Desarrollo Adulto”, iniciado en 1938 y que hoy continúa en proceso con el actual director del estudio, el cuarto desde su inicio, el psiquiatra estadounidense Robert Waldinger.

El mensaje más claro del estudio es que las relaciones de calidad nos hacen más felices y saludables, y destaca tres aspectos fundamentales de las relaciones:

 

1 -las conexiones sociales nos hacen bien, y la soledad mata. Las personas con más vínculos sociales -familia, amigos, comunidad,…- son más felices, más sanas y viven más años. La soledad resulta tóxica y destaca que una persona puede estar sola entre una multitud o en su matrimonio, por lo que la segunda conclusión del estudio señala que

2 -lo importante no es el número de amigos que tengas, o de si tienes una relación o no… lo importante es la calidad de tus relaciones más cercanas. Vivir en medio del conflicto es realmente perjudicial para la salud, por lo que señala como ejemplo que vivir en un matrimonio conflictivo puede ser mucho peor que un divorcio. Tener relaciones sanas da protección. Cuando quisieron predecir qué personas serían ancianos felices encontraron que el factor predictivo principal no era la salud, el nivel de renta o el colesterol… sino el grado de satisfacción en sus relaciones, las personas más satisfechas en sus relaciones a los 50 años, fueron las más saludables a los 80 años.

3 -Las buenas relaciones no solo protegen al cuerpo, sino que protegen también el cerebro y ayudan a mantener una mejor memoria con el paso del tiempo.

 

Ea necesaria la vida social, creo que todos somos muy conscientes de ello.

Sin embargo, esa vida social está temporalmente “fuera de servicio”, como mínimo está limitada …

 

Vida social temporalmente limitada

A todos nos cuesta limitar la vida social, quedarnos en casa… yo soy la primera a la que le costó horrores adaptarse a la vida entre cuatro paredes, acostumbrada a viajar, a moverme por trabajo, a tener la maleta siempre preparada, … de repente semanas, meses encerrada. La situación es ahora un poco distinta, no hay estado de alarma, pero continúa siendo necesario limitar la vida social, hacerlo por autoresponsabilidad.

Esta semana hemos oído que “las cosas no van bien”, podemos comprobar la evolución de los principales indicadores del virus y ver cómo sigue aumentando la transmisión, todos tenemos nuestra responsabilidad. Al igual que la clase política tiene la suya, hacen falta liderazgos efectivos para controlar la situación, las diferencias en los indicadores que vemos en los distintos países lo demuestran.

Seguimos en una situación anómala. En declaraciones públicas de esta semana, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha indicado “esperamos acabar con esta pandemia en menos de dos años”. La fecha en que la situación esté controlada es todavía incierta.

Así que habrá que actuar en consecuencia. Si, yo también echo de menos ver a mis amigos -y mucho-, me encantaría volver a disfrutar de las celebraciones estivales, de esas cenas de verano, y me muero por un concierto (el otro día me sorprendí a mi misma buscando la cartelera del Palau de la Música y comprobando que hay conciertos con aforo limitado y medidas de seguridad… ojalá pronto). No sabéis las ganas que tengo de veros a algun@s de vosotr@s (ENORMES)… Pero, a pesar de las ganas, hay que esperar. Por responsabilidad social. 

A ojos de algunos, mi actitud exagerada y creen que soy un “bicho raro”. No soy la única, a la luz de lo publicado en el artículo “Cómo no sentirse frustrado o ‘bicho raro’ por cumplir las normas de distancia social “:

La “nueva normalidad”, la aplicación de restricciones y normas de distancia social en nuestras relaciones y en nuestras rutinas diarias comienza a pasar factura a muchas personas. En especial a los “cumplidores”, a aquellos que han aceptado que para frenar la pandemia del coronavirus hay que ponerse la mascarilla si se está cerca, guardar metro y medio o dos metros de distancia al hablar con otras personas, evitar los encuentros multitudinarios, los lugares muy frecuentados o incluso los desplazamientos innecesarios.

Y es que hay distintas posturas ante las normas de distancia social. “Las personas nos movemos ante esta situación entre el miedo, el negacionismo y la invulnerabilidad”. Según el psicólogo Rafael Sanromán la reacción de cada persona depende de la interacción entre la personalidad de cada cual (si es más o menos temeroso, más o menos social, arriesgado, solidario…), su percepción de vulnerabilidad, las situaciones que vive y cómo le ha ido en esta pandemia (si ha estado enfermo, si ha sufrido pérdida de seres queridos, …). Sin duda, son factores que impactan en los distintos comportamientos que vamos viendo. Lo que nos ha tocado vivir a cada un@ marca nuestra conducta. No todo el mundo se comporta como tú y toca gestionarlo.

Ante esta realidad, el artículo plantea 6 claves para gestionar la vida social:

  1. Actitud conciliadora

es necesario entender que no todos pensamos igual y hacer un esfuerzo por ser asertiv@s

  1. Utilizar frases “escudo”

blindarse frente a enfados o faltas de respeto, con frases como “prefiero no entrar en debate sobre estos temas” o “tenemos distintos puntos de vista”

  1. Anticiparse

antes de acudir a un encuentro, preguntar al anfitrión cómo va a ser, normas, quién va a estar, …

  1. Juntarse con otros “cumplidores”

si te sientes más cómod@ en un entorno en el que se respeten las normas, únete a amigos o familiares que también sean “cumplidores”, más afines a tu posición

  1. Actuar conforme a los propios valores

recordar por qué nos comportamos así, cuáles son las ventajas de esa conducta para la salud individual y colectiva

  1. No convertir la distancia física en emocional

la distancia física no tiene por qué ser distancia social y emocional, porque se puede demostrar cariño y efusividad hacia los demás sin contacto físico.

 

Estoy convencida de que es posible. Lo he vivido en primera persona, se puede demostrar cariño, preocupación, amor … sin contacto físico. Sabes quiénes son las personas que se preocupan por ti, aunque no puedas salir a tomar una copa con ellas…

Como leí en internet, quédate con quién se ha preocupado por ti en estos momentos…

Y cuando esto termine,

quédate con quién te escribió,

te llamó, te escuchó

y se preocupó por ti…

la vida es con esas personas

Son momentos de restringir el contacto, ya volverán los momentos juntos, las salidas y los domingos por la mañana con esa sensación de “hoy no me puedo levantar” …