Cuando falta, entonces importa

 

La felicidad de tener el sábado libre. ¿Verdad que no has pensado en lo bonito que es poder descansar el sábado? Pues te aseguro que si te toca trabajar unos cuantos y pierdes el sábado festivo, lo vas a valorar mucho más.

Semana muy intensa, con mi programa, con clases y con la sensación de que le faltan horas a mis días… pero feliz de tener el fin de semana de descanso. ¡ No sabes lo feliz que me siento al ver que este sábado no trabajo ! Es una prueba palpable de que no valoramos las cosas hasta que dejamos de tenerlas.

A menudo, el día a día nos sumerge en una rutina que nos hace olvidar el verdadero valor de las cosas.

Es en la ausencia de algo cuando se revela el valor que tiene. Cuando perdemos algo -aplica a un ser querido, a un estado de salud, o incluso a la tranquilidad de nuestra vida diaria- comenzamos a comprender y valorar su importancia real. Esa claridad emerge porque la ausencia nos enfrenta con el vacío de lo perdido, y ese vacío nos descubre el valor que tenía. La pérdida actúa como un espejo, reflejando lo que, a menudo, damos por sentado mientras lo tenemos, y nos enseña a no subestimar la riqueza de lo que tenemos en nuestra vida diaria.

La ausencia tiene un papel curioso en nuestras vidas…

 

La ausencia en las relaciones personales

La ausencia juega un rol crítico en cómo percibimos y valoramos nuestras relaciones. Cuando las circunstancias hacen que alguien querido no pueda estar cerca de ti, tú descubres el valor de los momentos compartidos y te haces más consciente de lo que significa esa persona para ti. Esta distancia te enseña a no dar por sentada la presencia de los demás, y a valorar más profundamente el tiempo compartido cuando lo tienes de nuevo.

 

Las ausencias en la vida

En la vida, pasamos por etapas donde ciertas comodidades o situaciones están ausentes. Aquellos que han experimentado la pérdida de du trabajo o una grave enfermedad, saben que en esos momentos complicados es cuando más se valora la «normalidad». Estas experiencias difíciles nos enseñan a apreciar la estabilidad y la salud diaria, elementos que en el día a día pasamos por alto.

 

Las ausencias en la literatura

En el ámbito literario, encontramos obras que reflejan profundamente la relación entre la ausencia y la presencia. Una que lo trata con fuerza en «El Profeta», escrita por Khalil Gibran y publicada en 1923.

En dicho libro, Khalil Gibran profundiza en las complejidades de la amistad y el amor, presentando estos temas no sólo como aspectos fundamentales de la experiencia humana, sino también como vehículos de crecimiento y autoconocimiento. En el libro, el profeta Almustafá habla sobre el amor y la amistad con una sabiduría que subraya la importancia de la aceptación y la libertad individual dentro de cualquier relación. Sugiere que el amor verdadero no busca poseer ni dominar, sino que aspira a la libertad mutua y al crecimiento personal.

Gibran plantea que, en la separación, ya sea temporal o permanente, los lazos de amor y amistad pueden fortalecerse y ganar en significado. Almustafá, a punto de dejar Orfalese, muestra cómo la separación puede ser una fuente de dolor, pero también una oportunidad para que los individuos valoren más profundamente su conexión y crezcan emocionalmente. La despedida del profeta se convierte en un momento de intensa emoción y reflexión para él y para quienes lo han amado y aprendido de él, subrayando cómo las despedidas pueden servir para profundizar los lazos afectivos y la conexión entre las personas.

 

Cuando falta… entonces importa

La ausencia, aunque a menudo tiene esa connotación de falta o pérdida, en realidad puede ser una poderosa maestra. Nos enseña a valorar lo que tenemos, a no dar por sentado a las personas y las circunstancias de nuestra vida.

Piensa en los momentos de ausencia en tu propia vida. ¿Cómo han cambiado estos momentos tu forma de valorar lo que ahora tienes? ¿Qué pasaría si perdieras «pequeños detalles» de tu «normalidad»?

Apreciar lo que tienes cuando lo tienes, sabiendo que podría no estar allí siempre, es una lección muy valiosa.

Valora lo que tienes.

No esperes a que te falte…

 

 

Disfrutando hoy de algo tan maravilloso como es un sábado festivo, te comparto la canción que ha sonado en mi ratito de piscina en el gym -¡me encanta!- para darte las gracias por leerme y desearte una feliz semana.

 

Girls like me don’t cry

 

Girls like me don’t cry

girls like me pretend we don’t cry

 

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