Estamos ya en el último trimestre del año, de un año que recordaremos especialmente en nuestra biografía. Clases en la universidad y conferencia para PWN Madrid, para hablar sobre “Talento femenino: hacia un nuevo paradigma en maternidad y trabajo”, agradecida a tod@s l@s asistentes por su acogida y por el interés en un tema tan importante.

Últimos meses del año y me sigue costando el no poder planificar a corto plazo con una cierta seguridad, reconozco que soy poco de improvisar. Sin embargo, aquí estamos, trabajando en estas circunstancias, cambiando muchas cosas y poniendo foco justamente en la transformación.

 

Transformación en las organizaciones

Las organizaciones han experimentado una transformación acelerada como nunca antes se había producido. A estas alturas de la pandemia, es evidente ya la transformación en procesos, en productos e incluso en modelo de negocio en muchas organizaciones. La transformación de las organizaciones ha sido especialmente visible en transformación digital y en la búsqueda de innovación.

He trabajado durante estos meses con organizaciones inmersas en estos procesos, ya que la innovación ha pasado a ser prioritaria para muchas empresas. Los motivos por los que cada empresa necesita innovar son distintos, el mes pasado estuve con una organización que buscaba vías de innovación para satisfacer el alto crecimiento de demanda que ha experimentado -empresa del sector alimentario-, mientras que en el caso de otras empresas con las que he trabajado, el objetivo ha sido el de innovar como vía para conseguir aumentar los ingresos. Son empresas concienciadas de la necesidad de innovar para avanzar. Es necesario seguir trabajando y mejorando, aunque sea en unas condiciones distintas y en un entorno que no es el ideal.

Contrasta el caso de estas organizaciones, proactivas e innovadoras, con otras que parecen sumidas en el inmovilismo, esperando a que la situación “vuelva a normalizarse”, postponiendo muchos temas sine die.

La situación de crisis por la pandemia no ha terminado. Leía esta semana a Genís Roca, señalando que esta pandemia tiene tres fases muy claras:

“La primera etapa empezó con la aparición de la covid19 y con todo el mundo confinado, una etapa que vivimos entre marzo y julio. La segunda etapa es la que estamos viviendo ahora mismo, y que va a durar hasta que podamos manejar mejor la covid19, bien sea con vacunas o con mejoras en el diagnóstico y el tratamiento. No sabemos cuándo ocurrirá, pero personalmente pienso que tendremos que esperar casi todo el 2021. Entonces comenzará la tercera etapa, con la covid19 razonablemente controlada y, en ese momento, sí podremos hablar de nueva normalidad, que vete a saber cómo será después de los daños que habremos sufrido.”

Personalmente, considero que es un error vivir esta segunda fase de la pandemia en una situación de simple espera a que “todo termine”. Las transformaciones que se están produciendo son de una gran profundidad y todo apunta a que el mundo en la próxima etapa no será el mismo que dejamos atrás. Por ello, hay que estar preparados, buscar y experimentar cómo cambiar para ser mejores.

En palabras de Genís Roca:

La etapa dos es de adaptación y resistencia, pero nadie entenderá que lleguemos a la etapa tres sin haber aprendido cosas. Hay que aprovechar este año que tenemos por delante para hacer pruebas y cambios. Resistir no será suficiente.

Aprovechar este momento para transformar las organizaciones, como están haciendo las empresas con las que tengo la suerte de colaborar.

 

Transformación personal

La crisis que vivimos en este momento está forzando la transformación de las organizaciones, como también está empujando cambios en nuestras vidas. Siempre he dicho que lo que sucede en la vida de las organizaciones suele tener su traslación a la vida de las personas -y viceversa-.

No puedo evitar preguntarme a cuántas personas habrá cambiado sus prioridades esta pandemia. Lo reflexionaba esta semana, un día por la noche, al darme cuenta de que empiezo a priorizar temas de un modo distinto a cómo lo hacía unos meses atrás.

Intenté hacer un breve ejercicio de investigación, preguntando a algunas personas si la pandemia había cambiado sus prioridades. Obtuve respuestas poco concluyentes, algunos simplemente me responden que sí, pero cerrando rápido el tema, sin querer profundizar en ello, y solo una persona me dice que reflexionará sobre ello, y me hace notar que a mi la pandemia me ha afectado mucho más directamente que a la mayoría de personas… muy cierto, él me hace notar que mi percepción está marcada por mi experiencia personal.

Sin embargo, todo lo que ocurre me parece lo suficientemente potente como para reflexionar al respecto, cómo incide sobre nuestras prioridades en nuestra vida y visualizar cómo han cambiado. En esta segunda etapa de la pandemia -entre el shock inicial y la etapa en que esté bajo un cierto control-, deberíamos aprovechar para recapacitar, escucharnos internamente y decidir cómo queremos que sea nuestra vida:

¿quiero seguir trabajando del mismo modo?

¿quiero seguir dedicando el mismo tiempo a mi familia y a lo que de verdad me importa?

¿qué debo aprender para estar mejor preparad@ en este nuevo entorno?

¿cómo quiero que sea mi hogar?

¿cómo organizar mis espacios?

¿debería cuidarme más? ¿cómo hacerlo?

….

Investigo un poco, busco si hay estudios, estadísticas sobre esta cuestión: ¿han cambiado nuestras prioridades? En mi búsqueda, doy con un estudio impulsado por el Foro Económico Mundial:

Una abrumadora mayoría de personas quiere un cambio real después de la covid19.

Según este estudio, en el que participaron más de 21.000 personas en 28 países a través de encuestas:

El 86% de las personas quiere un cambio significativo para hacer que el mundo sea más justo y más sostenible después de la covid19.

Casi las tres cuartas partes quieren que sus propias vidas también cambien.

Ante la afirmación: “quiero que mi vida cambie significativamente en lugar de volver a ser como era antes de la crisis de la covid19”:

aunque en algunos países la cuestión está muy repartida entre los partidarios del cambio y los que quieren que su vida vuelva a ser como era, a nivel mundial, parece que la gente está preparada para un cambio significativo. En los 28 países encuestados, el 72% dice que quiere que sus vidas cambien significativamente después de la crisis.

Los resultados muestran «un deseo profundo y generalizado de cambio en lugar de volver a cómo eran las cosas antes de la pandemia de covid19». «En todo el mundo, la gente anhela un cambio significativo en lugar de volver a la normalidad anterior a covid19».

Una mayoría de la población mundial ha cambiado sus prioridades con la pandemia. Sus preferencias ya no son las mismas que antes.

La nueva economía, la que viene, permanecerá durante un cierto tiempo. En algunos aspectos, va a quedarse. Dará paso a una economía configurada por nuevos hábitos y normas basadas en una interacción más contenida y con restricciones significativas. Esta situación va a obligar a procesos de transformación en las empresas. Pero, sin duda, también va a forzar a cambios en la vida de las personas.

 

Tus prioridades marcan tu vida

Todos tenemos prioridades en la vida: familia, trabajo, seguridad, salud… Pero quizás no nos paramos a meditar sobre ellas con la necesaria frecuencia, para ver si de verdad estamos tomando decisiones de forma consecuente con nuestros valores.

Esta falta de análisis nos lleva a veces a evadir la responsabilidad de nuestras decisiones, culpando a las circunstancias, o a los demás, por no conseguir lo que anhelamos, o por no vivir como nos gustaría vivir. Sin querer ver que somos nosotros quiénes conducimos nuestra vida, sin querer ver que necesitamos ser proactivos, el primer hábito que nos muestra Stephen Covey en “Los 7 hábitos de la gente efectiva”. Tal vez porque yo trabajo en ello, lo tengo siempre muy en mente:

ser proactiv@ significa que tienes la iniciativa y la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.

Y, para ello, debes conocer tus prioridades, y actuar en consecuencia.

Mis prioridades han cambiado con la pandemia. No digo todas, no digo que vaya a darle una vuelta absoluta a mi vida… pero ciertos temas los voy a organizar de un modo distinto, la distribución de mi tiempo va a tener en cuenta lo que considero importante.

Dar prioridad a lo que de verdad importa… porque tenemos un tiempo limitado.

Las organizaciones son vulnerables y necesitan transformarse en este momento.

Las personas, también.

¿Cómo hacerlo?

Cuestión de prioridades.

 

 

 

Al final del día, suena una canción preciosa y leo un tweet, que me hacen pensar que no son casualidad.

La canción es una canción de amor y de pérdida, no tenemos garantizado el mañana, no sabemos el tiempo que tenemos… y es que hay canciones que suenan y me recuerdan tanto a ella, a mi madre…

Y, en el tweet, una cita:

Probablemente no exista mayor logro humano que merecer amor al final

Paul Auster

Ella merecía todo el amor del mundo, un logro al alcance de muy pocos

So I’m going to love you
like I’m going to lose you
I’m going to hold you
like I’m saying goodbye

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