Estamos ya a las puertas de Navidad. Últimos días del año. Días de hacer balance, de revisar qué tal lo hemos hecho en estos últimos 12 meses, de felicitarnos por lo que hemos logrado y de ponernos nuevos objetivos para el nuevo año. Nos marcamos objetivos y formulamos deseos.

No podemos evitarlo,

formular deseos es humano

Y ¿qué es lo que deseamos? ¿Qué proyectos están en nuestra carta a los Reyes Magos? En un estudio que se realizó para conocer qué deseamos, el ranking de deseos lo encabezaba «hacer un viaje» y «tener más tiempo para estar con la familia». La lista incluye más deseos: cuidar la alimentación, hacer más deporte y dedicar más tiempo a nuestra vida social. En lo material, lo que los encuestados consideraban más importante –además de hacer un viaje– está poder comprarse una casa y un coche. En el aspecto formativo, la gran mayoría de los encuestados aseguró querer mejorar o aprender un idioma. Vamos, que la lista de deseos es larga.
Parece que estas fechas son el momento ideal para pedir un deseo, o varios…

DOPAMINA

¿Qué es lo que realmente deseas?

Parece una pregunta fácil, relativamente asequible de responder. Y, sin embargo, es muchísimo más complicada de lo que parece. Ante una pregunta así, creo que la gente suele responder más por tópicos que por haberlo meditado con calma. ¿Qué deseas?
Parece que vivimos en una sociedad insaciable de deseos por cumplir. Vivimos en una sociedad que busca la obtención inmediata de todo aquello que deseamos, especialmente en el aspecto material. Es más, incluso muchas veces llegamos a confundir deseos con derechos. Los deseos tienen una base científica, al parecer química.
La neurociencia relaciona el deseo con la dopamina. La dopamina es el neurotransmisor más importante del sistema nervioso. Participa en numerosas funciones, las más significativas son las relacionadas con la emotividad, la conducta motora, la afectividad y la comunicación neuroendocrina. Liberamos dopamina ante ciertos estímulos, como los que comentábamos: viajes, coches, alimentos exquisitos, sexo… Esto fue observado durante varios experimentos que permitieron establecer una correlación entre el déficit de dopamina y los estados de angustia o infelicidad.

El rol de la dopamina en el sistema de recompensa del cerebro es fundamental. Pura química. Conseguir lo que deseamos nos produce una reacción de bienestar, es algo placentero.

FORMACIÓN FINANCIERA

¿Escogemos bien los deseos?

El efecto es claro. La dificultad, en mi opinión, está en acertar en aquello que deseamos y valorar realmente aquello que conseguimos. No siempre lo que deseamos es lo que puede hacernos felices; a veces, nos equivocamos en nuestros deseos, y mucho…
Justo ayer vi un reportaje sobre una persona que ganó una cesta de Navidad valorada en mucho dinero –creo recordar que en unos 400.000 €–, una cesta de Navidad que sortea un bar en Teruel, que incluye coches, motos, viajes, lingotes de oro… La sortean en un bar al que acude gente de toda España para comprar boletos de la misma, todos anhelando conseguir ese preciado premio.
Sin embargo, un reportaje hecho a uno de los ganadores mostraba que el efecto de ganarla no era el que él esperaba. Al año siguiente de ganar el premio, recibió una notificación de Hacienda reclamando el pago del correspondiente impuesto, más el recargo por intereses y sanción por no haberlo declarado.

La realidad era que, ni vendiendo todo lo que le quedaba de lo que había ganado podía hacer frente al pago de Hacienda. Unos años después, él sigue con su particular calvario judicial con Hacienda, con todos sus bienes embargados y sin poder dormir por las noches.
Era curioso el reportaje, cuando preguntaban a la gente que iba a compara boletos de la cesta si habían previsto el pago correspondiente de impuestos y todos –sin excepción– obviaban el tema, diciendo que los impuestos debían ser un 10 o un 20% del premio y que no habría problema –realmente no es así, puesto que un técnico de Hacienda explicaba que este tipo de premios tiene el tipo de tributación máxima–.

Hace falta más formación financiera, sin duda. Un reportaje triste, pero con un mensaje muy claro. A veces, lo que deseamos puede no ser lo que nos conviene.

Leo también en prensa el estudio sobre personas a las que les ha tocado la lotería. Tres cuartas partes de los ganadores de la lotería tienen mucho menos dinero cinco años después de haber ganado el premio. Parece que pocos son los que consiguen un efecto beneficioso en su vida por el hecho de que les haya tocado la lotería.
Todos tenemos deseos, no es ningún secreto. De hecho, en economía, las empresas se mueven alrededor de los deseos de sus consumidores. Uno de los términos de moda en el mundo empresarial es la«customer experience» (‘experiencia cliente’), todas las compañías buscan el modo de optimizar la experiencia de sus clientes con su producto o servicio.

DESEO

El algoritmo del deseo

En la era de los algoritmos, es indudable que todas las marcas están detrás del algoritmo del deseo. ¿Cuál es la fórmula automática que responde a esta gran pregunta para cada persona en particular? Las marcas buscan conocer qué busca su cliente, qué es lo que le impulsaría a comprar.
Como todo, empezó con una primera generación de algoritmos, que servía para optimizar respuestas a peticiones de información o de localización. Nos hemos ido acostumbrando a ello, sabemos el efecto que tienen las «cookies» en nuestros dispositivos. Actualmente, dicen que ya estamos en la cuarta versión de los algoritmos, y que ya se van anticipando a nuestras demandas, algo casi mágico, ¿no?
Sería bonito disponer de un algoritmo que nos indicara al instante cuál es nuestro deseo. Sin tener que pensar, sin agobiarnos… el algoritmo va y te muestra justo lo que necesitas. Esto es justamente lo que están buscando muchos, y parece que la tecnología se va acercando… de momento, como mínimo, intenta mostrarte aquello que cree que te puede gustar. Tal vez, la Inteligencia Artificial sería más eficiente que nosotros mismos a la hora de encontrar aquello que nos conviene.

Bueno, desear tiene mucho que ver con la magia.

La magia solo dura mientras persiste el deseo…

CADUCIDAD

¿Cuándo termina el deseo?

Curiosamente, por mucho que deseemos algo, parece que el deseo tiene fecha de caducidad. El deseo se extingue en el momento en que se consigue aquello deseado… ¿cómo gestionar esto?

El deseo no se satisface por el mero hecho de tener aquello que deseamos. La satisfacción de conseguirlo genera una sensación agradable por un tiempo –generalmente escaso–, un subidón de dopamina. Pero, en cuanto lo tenemos, nos acostumbramos a ello y dejamos de valorarlo.

Es difícil desear lo que ya se tiene. Y es que el deseo no es causado por los objetos, sino por la falta de ellos. A las marcas, ya les va bien que se extinga ese deseo. Porque aparecerá un nuevo deseo, que implicará una nueva compra.
Sin embargo, a las personas, tal vez, no nos vaya tan bien este mecanismo. Me parece una espiral peligrosa que no sé muy bien dónde nos lleva. Y es que resulta que nuestros mayores deseos van a ser siempre ésos que no conseguimos alcanzar.

GRATITUD

Y, ¿qué tal si practicamos la gratitud?

Deberíamos reflexionar sobre ello. Conseguir un deseo no debería implicar dejar de valorar lo que hemos conseguido. Y aquí aparece la importancia de la gratitud. La gratitud es una elección consciente, que aporta mucho en nuestra vida. En los últimos años, la psicología ha empezado a interesarse por la gratitud y diversos estudios demuestran su importancia para nuestro bienestar emocional. Dar las gracias nos hacemás felices. Las personas que tienen motivos para sentirse agradecidas y los reconocen, se sienten más satisfechas con su vida.
Y es que la gratitud nos incita a cambiar el prisma a través del cual vemos el mundo, nos permite darnos cuenta de las cosas que tenemos y nos enseña a centrarnos en los aspectos positivos, más que en las carencias. Como decía Erich Fromm: «si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás».

Practicar la gratitud es tu elección y, si decides hacerlo, estos son tres ejercicios sencillos que te ayudarán a potenciarla:

1

Diario de gratitud

Lleva un diario de gratitud: puede parecer algo «naïf», pero está demostrado científicamente que funciona. En un estudio realizado en la Universidad de California, un grupo de psicólogos pidieron a algunos participantes que, durante 10 semanas, hicieran una lista de las cosas por las que podían sentirse agradecidos. Otros simplemente debían escribir sobre un tema neutro. Después de ese tiempo, se apreció que las personas que habían practicado la gratitud se sentían un 25% más felices.

2

Tres motivos

Encuentra cada día 3 motivos por los que sentirte agradecid@, puede que algún día te dé la sensación de que no los vas a encontrar… pero al final, siempre aparecen.

3

Mira al futuro

Un pequeño truco es mirar al futuro, para apreciar el presente. De hecho, un estudio realizado en Pomona College de California desveló que lo que hace tan valiosos los pensamientos sobre la gratitud es la perspectiva de que determinadas experiencias terminarán. Cuando miras al futuro y te das cuenta de que quizás muchas de las cosas que tienes hoy, no estarán mañana, volverás a darles el valor que realmente tienen.

Pide un deseo…

Y en estos días de Navidad, en que estamos especialmente predispuestos a pedir deseos:

Será cuestión de no confundirnos con lo que deseamos.

Pide un deseo para estos días,

pero antes, mira bien a tu alrededor…

no sea que ya lo tengas.

Y es que, en muchas ocasiones, resulta que tenemos mucho más de lo somos capaces de ver…

Y nos perdemos los pequeños tesoros

mientras esperamos las grandes cosas

Ojalá la Navidad haga la magia de hacer visible todo lo maravilloso que tenemos.

Que la Navidad cumpla tus deseos, incluso esos que aún no conoces…

Have Yourself a Merry Little Christmas

Have yourself a merry little Christmas

let your heart be light…

 
Artículo publicado en INED21