El secreto para no agotarte

 

Hay días largos. Hay días que empiezan antes de que amanezca y terminan cuando la ciudad ya duerme. Seguro que también vives algunos.

En mi caso, días como el pasado jueves, cuando salí de casa a las siete de la mañana y regresé pasadas las once de la noche. Días en los que coinciden reuniones, formaciones, trayectos y temas encadenados sin respiro.

Podría parecer una locura. En otro momento de mi vida habría pensado: “es demasiado”.

Pero al llegar a casa respiré con una cierta satisfacción. Feliz de estar en casa -qué bien te sientes cuando llegas a casa y puedes conversar un ratito-, sentí cansancio físico… mezclado con una sensación de bienestar.

Una sensación que aparece cuando sientes que has hecho algo que te gusta, algo que vale la pena.

Y pensé: no es lo mismo estar cansada que estar agotada por dentro.

 

El poder del propósito

Ken Robinson hablaba del Elemento como ese punto mágico en el que confluyen lo que te apasiona y lo que haces bien. Encontrarlo no significa simplemente disfrutar de tu trabajo, sino sentir que hay una coherencia profunda entre quién eres y lo que haces. Cuando estás en tu Elemento, la energía parece fluir con naturalidad: el tiempo pasa volando, las tareas dejan de ser una obligación y el esfuerzo se transforma en disfrute. Es ese estado en el que, más que trabajar, te sientes viva, porque cada acción conecta con una parte auténtica de ti misma.

Cuando trabajas desde ahí, todo cambia.

El esfuerzo pesa menos, las horas pasan volando.

Y aparece una energía especial.

Cuando conectas con tu Elemento, el cansancio deja de ser una carga y se convierte en una consecuencia natural de estar viva y en movimiento.

 

Fatiga feliz

Hay un tipo de fatiga que agota… y otra que llena.

El agotamiento emocional aparece cuando trabajamos sin conexión ni sentido. Es ese cansancio que drena, que apaga.

Pero también existe la fatiga feliz: la que llega después de una jornada intensa, sabiendo que has hecho algo que te importa.

Te deja sin fuerzas, pero con una sonrisa.

No se trata de negar el cansancio, sino de comprenderlo.

De aceptar que el cuerpo se fatiga, pero que tú te sientes bien cuando haces lo que amas.

 

Cómo sostenerte en días maratonianos

Sostenerte no es lo mismo que aguantar.

Aguantar implica tensión, resistir a pesar del cansancio.

Sostenerte, en cambio, tiene que ver con tu equilibrio: con cuidar tu energía para poder seguir disfrutando incluso cuando el día parece no tener fin. No se trata de hacer más, sino de hacer mejor; de encontrar esos pequeños anclajes que te ayudan a mantenerte bien, conectada y con la mente clara.

Cuatro tips para sostenerte en días maratonianos:

 

1

Recuerda tu propósito (“por qué lo haces”)

Tener presente el sentido de lo que haces transforma la exigencia en gratitud.

Cuando la motivación flaquea, volver al “por qué” lo cambia todo. Conectarte con el propósito te recuerda que además de trabajar, estás contribuyendo a algo que te importa.

 

2

Cuida tus microdescansos y mantén pequeños rituales

Un café en silencio.

Respirar profundo entre reuniones.

Caminar cinco minutos sin mirar el móvil.

Pequeños gestos que recargan más de lo que parece. Los rituales diarios no son pérdidas de tiempo: son pausas conscientes que devuelven foco y serenidad.

 

4

Mantente en forma

La energía física sostiene la mental.

Duerme bien, muévete y aliméntate de forma sana. No son lujos, son estrategias de sostenibilidad personal.

 

5

Celebra los logros cotidianos

No esperes al fin de semana ni a un gran hito para sentirte feliz.

Reconoce los avances de cada día, por pequeños que parezcan. Valorar lo cotidiano es una forma de renovar la energía y mantener viva la motivación.

 

Y un plus: recárgate con música cuando lo necesites.

Es una fuente casi mágica de energía. A mí me funciona genial: algunas canciones pueden transformar cómo te sientes y devolverte la fuerza para seguir.

 

Cansarse sin perder el sentido

Ya ves, no se trata de aguantar.

Se trata de sostenerte.

De cuidar tu energía para seguir disfrutando incluso en los días más largos.

Porque sí, hay jornadas maratonianas…

Pero cuando corres en la dirección correcta, se siente distinto.

 

 

Hoy te dejo una de las canciones de las que sonaron en mi coche a última hora cuando volvía a casa, un descubrimiento que me encantó, para darte las gracias por leerme un día más y desearte una feliz semana.

 

Talk to Me

 

 

I know you’re gonna call me crazy
It’s not the first time l called you baby
And every time you touch my body
It’s like you ripped out my heart already

 

 

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