No nos conformamos con una existencia

monótona y gris

Artículo publicado en INED21.

Deseamos lo mejor en nuestra vida y en la de nuestr@s alumn@, ese es uno de los objetivos que mueve la educación. Una sana ambición por mejorar y por lograr la excelencia.

Al terminar el curso, es casi inevitable parar y hacer balance de cómo ha ido. La satisfacción por los logros conseguidos –hay que celebrarlos–, la reflexión de aquello que podemos mejorar y el orgullo por l@s alumn@s que han terminado brillantemente el curso.

Tengo la enorme suerte de haber tutorizado Proyectos de Fin de Máster de alumnos que desarrollan un proyecto emprendedor, y la satisfacción de ver cómo sus calificaciones han sido brillantes –con calificaciones de 10 varios de ellos–, algo que me hace sentir profundamente feliz por haberles podido acompañar en un proceso que resulta duro y agotador en ocasiones –muchos están compaginando su Máster con su trabajo, y en uno de los casos lo compagina además con un embarazo, un esfuerzo digno de aplauso–, y que supone un reto emocionante.

Al ver estos casos de éxito, alumn@s brillantes que son capaces de hacer trabajos excepcionales, me planteo siempre qué es lo que marca la diferencia, qué es lo que hace que alguien desarrolle un trabajo excepcional y exitoso.

Predictores de éxito

Ya hablé en otra ocasión sobre los predictores de éxito: educar para el éxito me parece un objetivo encomiable, con mi definición de éxito muy clara:

Éxito es estar dónde quieres estar 

Muchos son los estudios que han buscado determinar cuáles son los factores predictores del éxito de una persona, y que nos han conducido a resultados sorprendentes o, como mínimo, poco esperados. Daniel Goleman nos habló en su día de que la inteligencia de una persona no era un buen predictor de éxito y nos mostraba la inteligencia emocional como alternativa. De poco sirve un elevado cociente intelectual si la persona no tiene empatía, si no conecta con las emociones propias y ajenas y no sabe gestionar todo ese universo emocional.

GRIT

Otra de las visiones que nos arroja luz sobre los factores predictores de éxito es el trabajo de Angela Duckworth, profesora de Psicología de la Universidad de Pensilvania, y que recoge su libro «GRIT. El poder de la pasión y la perseverancia».

El éxito, tanto profesional como personal, en la vida de una persona viene determinado por muchos factores, en función del estudio se destacan unos u otros, sin embargo existe uno de ellos que resulta imprescindible: la actitud de no rendirse nunca. Una forma de conocer qué es lo que conduce al éxito es consultar con aquellas personas que han tenido éxito en la vida a ojos del resto, y preguntarles qué les ha llevado a dónde están, qué consideran que han hecho diferente. La mayoría de ellas concluyen que su éxito se debe especialmente a dos factores:

Lpasión.

Lperseverancia

Esta combinación, más comúnmente conocida como GRIT, es la que distingue a los grandes triunfadores de los que no lo son.

Desentonar una nota es algo insignificante

pero la música sin pasión es inexcusable

Ludwig Van Beethoven

La autora cita un estudio en la Academia Militar de Estados Unidos (West Point), donde desarrollan un programa muy duro y exigente, en el plano físico y en el psicológico, que dificulta su finalización por parte de todos los participantes. En un estudio cuyo objetivo era pronosticar cuáles de los participantes finalizarían el programa y cuáles no, se analizaron distintos factores y se demostró que la buena forma física aunque es un factor que ayuda a conseguir el triunfo, no resulta determinante. Sin embargo, cuando se les sometió a la «Escala de GRIT» –test que evalúa hasta qué punto una persona aborda su vida con GRIT, es decir, con pasión y perseverancia– éste predijo con un grado de exactitud muy elevado quién soportaría el esfuerzo hasta el final y quién abandonaría la Academia sin haber terminado el programa.

El GRIT

¿se puede desarrollar?

Si conocemos la incidencia que tiene el GRIT en la consecución de éxito en la vida, la pregunta parece inevitable:

¿Podemos desarrollar nuestro nivel de GRIT? 

Y la respuesta de Angela Duckworth es que sí, el GRIT se puede desarrollar, no es immutable. 

Desarrolla una pasión por aprender.

Si lo haces, nunca dejarás de crecer

Anthony J. D’Angelo

Existen dos formas de desarrollarlo:

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Desarrollar el GRIT desde dentro

Existen cuatro cualidades psicológicas que debe desarrollar una persona para conseguir un nivel elevado de GRIT:

El interés: es fundamental el deseo de aprender, un impulso básico de los seres humanos, que nos sentimos más satisfechos cuando trabajamos en aquello que coincide con nuestros intereses personales. Cuando trabajamos en lo que nos gusta, rendimos mucho más.

La práctica: no es suficiente con que nos interese un tema, es necesario dedicarle tiempo de práctica. Es el equivalente a lo que nos muestra Sir Ken Robinson con “El Elemento”, aquello que te gusta y que sabes hacer muy bien –dedicación-. Es necesario dedicarle tiempo de calidad, se precisa acumular muchas horas de “práctica deliberada” para dominar una habilidad –las famosas 10.000 horas-. Y sabemos que para obtener los beneficios de la práctica deliberada es necesario convertirla en hábito, integrándola en nuestra vida diaria: el poder del hábito.

Un propósito, entendido como la intención de contribuir al bienestar de otras personas, es algo que va más allá de una mera intención. Las personas con un nivel más elevado de GRIT tienen un propósito claro de contribuir en la vida de los demás. Contribuir a hacer el mundo un poco mejor es un potente modo de aumentar el GRIT.

La esperanza basada en el esfuerzo: este cuarto punto está relacionado con el optimismo para conseguir un propósito. Algo que me recuerda, por supuesto, el concepto de “mentalidad de crecimiento” de Carol Dweck y la fuerza del optimismo que nos señala el Dr. Luis Rojas Marcos: “aprender a sentir y pensar en positivo es una inversión sumamente rentable”. El optimismo no es un mero sentimiento, sino una fuerza que nos ayuda a conquistar metas, a resistir adversidades, a vencer enfermedades y afrontar la vida. Por ello, es necesario potenciar el optimismo inteligente, lo mejor está por llegar.

«El optimismo es la consciencia

de la posibilidad»

José Antonio Marina

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Desarrollar el GRIT desde fuera

El GRIT también puede impulsarse desde fuera. Señala la autora que, en el caso de los niños, las personas con más capacidad para inculcarles pasión y perseverancia son los padres. Se les enseña cuando les mostramos que cuando uno se compromete con algo, lo termina, por difícil que resulte. Y se enseña, por supuesto, con la enorme fuerza del ejemplo.

La disciplina es la segunda cosa más importante

que los padres deben proporcionar a sus hijos

La primera es, por supuesto, el amor

José Antonio Marina

Una visión tremendamente emocional de lo que nos lleva a conseguir nuestros propósitos y de cómo podemos contribuir a que otros lo logren. 

Será cuestión de mejorar nuestro nivel de GRIT. La pasión es la clave del éxito y la perseverancia el motor

Deja que el mundo sepa por qué estás aquí…

y hazlo con pasión

Wayne Dyer
Y yo suelo hacerlo con música, porque cuando algo te apasiona es tu everything

And in this crazy life,
and through these crazy times
it´s you, it´s you…
you make me sing,
you´re every line,
you´re every word,
you´re everything.
you´re every song
I sing along…
cause you´re my everything.