Sin querer, haces balance al acabar el año.
Revisas lo que has conseguido en estos últimos 12 meses, compruebas tu lista de objetivos, lamentas no haber podido haber hecho más en algún tema, reflexionas, ordenas papeles…
Sonreír de felicidad al recordar buenos momentos que has vivido.  Algunos de los momentos vividos no se borran nunca… para bien o para mal. Pueden haber pasado meses de los que no recuerdes nada y, sin embargo, un instante se ha quedado fijado en tu corazón para siempre. Porque hay momentos duros y hay instantes mágicos. La vida no se mide en años… ¡se mide en momentos!
Recuerda… pero mira siempre hacia adelante.
Sé fiel a tus valores.   Sé tú.  A veces te esfuerzas por encajar en los patrones preestablecidos de los demás y… ¡resulta que no encajas!  Me lo decía esta semana un amigo… querer adaptarte a los cánones de otros no te lleva a ninguna parte. Lo importante es ser tú mismo y no quién te dicen otros que debes ser.
Eres una persona única y no tienes por qué esconderte de ello. Una persona con un talento único. Tu talento está dentro de ti…
cerca del estómago… que se hace un nudo con tus miedos,
de los pulmones… que respiran profundamente cuando no puedes soportar la angustia
cerca de tu cabeza… que busca oír tu propia voz interior entre tanto ruido.
Quédate con lo positivo y sigue… los días pasan, los años vuelan y tus sueños esperan a que tú los empujes.
 
 
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños
-Pablo Neruda