Soledad en el siglo XXI

 

Semana de trabajo en la línea de las últimas semanas. En las calles, ya se nota que se acerca Navidad. Y empiezan los anuncios navideños de todos los años, como el de la Lotería, que nos quiere hacer pensar. En él, el protagonista afirma que no tiene con quién compartir su décimo de Navidad.

 

 

Te aseguro que me parece un ejercicio de reflexión, porque deja un mensaje que va más allá de buscar la suerte: la importancia de tener con quién compartirla.

El protagonista, Julián, al no encontrar a alguien con quien repartir su décimo, pone el foco en un tema profundo: la soledad. Un sentimiento muy extendido, que no discrimina y que, según la ciencia, se ha convertido en la gran pandemia del siglo XXI.

Los datos son contundentes. En Japón y Gran Bretaña, la soledad percibida ha alcanzado niveles tan altos que ambos países han creado Ministerios de Soledad para enfrentarse al problema. Según un estudio reciente de las fundaciones ONCE y AXA, un 28,4% de los jóvenes españoles admite experimentar soledad no deseada. Mientras, pasar horas frente a pantallas, aunque facilita las conexiones virtuales, puede intensificar la desconexión emocional en el mundo real.

Estos son sólo algunos de los datos que he leído en prensa esta semana. Datos que reflejan una sociedad que, a pesar de estar hiperconectada, vive cada vez más aislada emocionalmente.

 

Historias que nos hablan de soledad

El escritor Juan Gómez Bárcena aborda este fenómeno en “Mapa de soledades”, un libro donde explora cómo vivimos y afrontamos el aislamiento en el siglo XXI. En una reciente entrevista en La Contra de La Vanguardia, mencionaba un hecho curioso: la historia de una ballena que se comunicaba en una frecuencia distinta al resto de su especie y, por tanto, no podía interactuar con ninguna. Esta ballena solitaria encontró eco en las redes sociales, donde miles de personas compartieron su historia, y afirmaban sentirse identificadas con ella. Un símbolo conmovedor de cómo muchas veces navegamos en nuestras propias frecuencias emocionales, sin encontrar conexiones reales.

 

La tecnología, que parecía ser la solución, puede alimentar esta desconexión. Pasar demasiado tiempo en redes sociales o frente a pantallas puede intensificar la sensación de aislamiento. Aunque no todo es negativo, porque también encontramos historias de amistades y relaciones que nacen en el mundo digital, para terminar siendo una realidad. Como todo, la tecnología no es el problema, sino cómo la utilizamos.

 

Sabemos que la soledad es la gran pandemia del siglo XXI, organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos en salud pública han alertado sobre sus graves consecuencias para el bienestar físico y mental, equiparándola a factores de riesgo como el tabaquismo o la obesidad. Instituciones como el Ministerio de Sanidad en varios países y estudios realizados por universidades de prestigio han enfatizado la necesidad de ser conscientes de este problema y de fomentar activamente las relaciones sociales. Por ello, es fundamental invertir tiempo en cuidar y mantener los lazos con las personas que queremos, porque somos seres sociales y lo necesitamos.

 

¿Te animas a conectar más?

¿Te animas a conectar más? Sabes que es fundamental mantener el contacto con las personas que quieres, porque te hace sentir bien y porque tus relaciones son una parte esencial de tu salud mental y física. Conectar más significa dedicar tiempo.

En un mundo donde la soledad se ha convertido en una preocupación global, pequeños gestos como un mensaje, una llamada o un café juntos pueden marcar la diferencia. ¿Por qué no empezar hoy mismo? Te dejo aquí algunos gestos sencillos que puedes hacer hoy mismo.

 

Limita el tiempo frente a pantallas

Dedica menos tiempo a redes sociales y más a las interacciones cara a cara. Las redes sociales están diseñadas para ser adictivas y que te atrapen mucho tiempo (y lo sabes). Si limitas ese tiempo, lo ganas para lo que de verdad importa.

Reconecta con tus círculos cercanos

Dedica tiempo a la familia y amigos. Un mensaje o una llamada son gestos muy fáciles de hacer y te acercan al instante a esas personas.

Envía una canción

Si te gusta la música, mándale a quién quieres una canción que te guste o que te recuerde a ella… es una fórmula infalible de conectar. Las personas que comparten música son mágicas, porque quien te regala música, te regala un momento único.

La soledad nos toca a todos en algún momento, pero lo importante es recordar que siempre podemos tender puentes. A veces, basta con un pequeño gesto para romper esa barrera invisible que nos separa. Un mensaje, un simple “¿cómo estás?” o una canción.

Ahí va la mía… gracias por leerme, feliz semana.

 

Lejos de la ciudad

 

 

.