Vivimos corriendo de un lado a otro, trabajando en temas que eran para ayer, con el estrés a flor de piel, con una agenda que muchos días es prácticamente imposible de cumplir… Tenemos la prisa y el estrés como estilo de vida. Nos acostumbramos a vivir de este modo sin darnos cuenta de que, al hacerlo, convivimos con la ansiedad, y no disfrutamos del momento presente. Vivimos sin vivir realmente, sin disfrutar de las pequeñas grandes cosas de la vida.
Y es que la felicidad no está en grandes cosas que solo suceden una vez en la vida… la felicidad suele estar en esas pequeñas cosas que suceden todos los días, y que con frecuencia no valoramos. No es intencionado, sucede sin querer… no nos damos cuenta de que tenemos pequeños tesoros a nuestro alcance, hasta que no los tenemos.
Somos expertos en no valorar la presencia
hasta que es una ausencia
Laura Chica
Deberíamos aprender a valorar las pequeñas joyas que nos ofrece la vida. Te voy a contar un pequeño secreto… esta semana he echado de menos algo cotidiano, simple, bonito, sencillo,… besos.
Si hace unas semanas comentaba que necesitamos abrazos para sentirnos bien, que los abrazos son importantes en nuestra vida, más de lo que suponemos, creo que los besos también merecen su espacio en INED21. ¿Qué son los besos? ¿Para qué sirven? ¿Por qué nos gustan tanto?
BESOS
Besos,
un pequeño gesto con mucho poder
¿Qué son los besos? Según el diccionario, son «contacto o presión que se hace con los labios sobre una persona o una cosa, contrayéndolos y separándolos, en señal de amor, afecto, deseo, saludo, respeto…».
Así de simple, así de complejo.
Un simple gesto, que encierra una tormenta de sensaciones, de reacciones químicas y físicas en el cuerpo de quienes unen sus labios. Emocionalmente son un tsunami.
Todos somos muy fuertes…
hasta que un beso nos rompe los esquemas sin saber cómo.
Y no solo a nivel emocional, a nivel físico tampoco se quedan cortos. Los besos activan 30 músculos faciales, transfieren 9 mg de agua y 0’45 mg de sales minerales, y se queman 15 calorías en un plazo de tres minutos.
La combinación es explosiva. El beso es placer, porque de todos los órganos erógenos, la boca es el que está más cerca del cerebro, el centro donde se producen las emociones. Así lo explicaba Piergiorgio M. Sandri en «El beso: qué es y cómo funciona», señalando que «al besarse, las actividades nerviosas que se activan implican un área cerebral incluso más amplia que la relacionada con los genitales».
Cuando una persona funde los labios con su pareja en un beso apasionado, las pulsaciones cardiacas pasan de 60 hasta 130 por minuto, se libera adrenalina y baja la tasa de colesterol. Al intercambiarse bacterias, parece que también se refuerza el sistema inmunitario. Todo expuesto en un estudio de la universidad de Viena.
El beso es placer
En otro estudio de la Universidad de Ontario, el profesor Arthur Sazbo ha demostrado que en las parejas que se despiden con un beso hay menos absentismo laboral, menos accidentes de tráfico, el salario es un 25% mayor, las personas tienen más energía y su esperanza de vida se alarga en 5 años. El beso otorga una actitud más positiva que impacta en la vida de las personas.
PARA QUÉ
¿Para qué sirven los besos?
Un estudio de la Universidad de Albany –Nueva York– publicado en Evolutionary Psychology,apuntaba que, tanto para la mujer como para el hombre, el primer beso es clave para decidir si continuar la relación. El primer beso actúa como una especie de filtro, es como si existiera un mecanismo en el subconsciente que detecta si hay alguna incompatibilidad de tipo genético, señalan los investigadores. Así que el hecho de besar bien o mal tiene su impacto, porque hacerlo mal puede hacer fracasar una relación incipiente, lo demuestran los datos: el 58% de los hombres y el 66% de las mujeres encuestados en ese trabajo admitieron que después del primer beso pusieron fin a un romance.
Nos acostumbramos a vivir de este modo sin darnos cuenta de que, al hacerlo, convivimos con la ansiedad, y no disfrutamos del momento presente.
La saliva que se intercambia en un beso da información a nuestro cerebro. Así lo explica este artículo sobre el efecto de los besos. El cerebro analiza esa información sensible que recibe, y si la respuesta a ese estímulo del beso es positiva –respuesta que se obtiene en décimas de segundo– comienza a segregar una serie de neurotransmisores (sustancias químicas que comunican unas neuronas con otras) y los protagonistas del beso empiezan a notar sus efectos. Se produce entonces una serie de reacciones químicas, que van a depender del tipo de neurotransmisores que segregue, del porcentaje y del equilibrio entre ellos. Los expertos describen cuatro neurotransmisores básicos que se despiertan con el beso:
Serotonina: con la que sentimos excitación y optimismo, aunque también puede tener un efecto de ira y agresión, en los casos de rechazo a la pareja.
Epinefrina: que aumenta la frecuencia cardiaca, el tono muscular y la sudoración, por eso sentimos calor y que el corazón se acelera.
La oxitocina: que genera apego y confianza.
Ya ves, el primer beso dice muchas cosas de las que imaginabas. Será por eso que recordamos perfectamente cómo y dónde fue ese primer beso, y que no podemos pensar en ese beso sin que se escape una sonrisa involuntaria en nuestro rostro.
Los estudios han medido también el tiempo que dedicamos a besar, y nos indican que las personas dedican el equivalente a dos semanas de su vida a besos. Sinceramente, a mí me parece poco…
Todo esto es parte de lo que nos dicen los estudios científicos sobre los besos. Los besos tienen su función, y nos gustan porque desatan una tormenta química en nuestro cuerpo.
Distintas publicaciones han hecho su particular ranking con los mejores besos de película, donde suelen aparecer besos de películas como «De aquí a la eternidad», «Casablanca», «Lo que el viento se llevó», «El diario de Noah», «Spiderman», «Crepúsculo», «Bajo la misma estrella», «Titanic»… listas que se van actualizando año tras año, porque nos gustan los besos.
Aunque seguro que en estas listas no aparecerá tu beso preferido… porque tu mejor beso ha sido real, mirando a los ojos, hasta que se cerraron sin saber cómo… –y fíjate en cómo estás sonriendo al recordarlo…–.
Besos. Esos besos que empiezan en una mirada y terminan acariciando el alma, esos besos que surgen sin pensar –no diré sin querer– y después no puedes dejar de pensar en ellos.
Esos besos…
Así que no es extraño que necesites besos.
Será cuestión de hacer subir el nivel de dopamina, serotonina, epinefrina y oxitocina…
–porque ya sabes quién es la persona adecuada para hacerlos subir…–
Besa…
que la vida es este instante
Besos…
eso es lo que quiero
besos
Artículo publicado en INED21
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