Finalizo la semana escribiendo en el AVE. Volviendo de Madrid, después del cierre de un programa maravilloso de impulso al talento femenino, de una de las grandes organizaciones líderes del sector asegurador, muy feliz por cómo ha ido el programa y por la conexión conseguida entre todas las participantes, algo primordial en el programa. Mi gratitud a Marina y a Patricia por haber liderado este proyecto y hacerlo con la pasión y la fuerza que lo han hecho. Hemos vivido momentos muy especiales estos días, y nada sucede por casualidad… hemos planificado, preparado y trabajado el programa creyendo firmemente en él, con mucho esfuerzo y cariño. Y ha dado resultado.

Para mí ha sido intenso. Llegar de LatAm -el dichoso jet-lag- y, casi sin tiempo a recuperarme, AVE hacia Madrid. Un no parar en mi vida, que se va convirtiendo ya en una constante. Actividad intensa, pero maravillosa, compartiendo con grandes profesionales, mujeres extraordinarias. No puede haber un trabajo más estimulante que el mío…

Al finalizar una de las etapas del programa – porque el programa va a seguir con todo su empuje -, es momento de hacer balance y fue un auténtico regalo escuchar lo que dijeron sobre lo que ha significado el programa y lo que se llevan  de él. Y así pude escuchar que ha sido un programa radicalmente diferente a otros, que ha supuesto un empuje real en los temas que hemos trabajado, que compartir la experiencia con otras mujeres profesionales es un enriquecimiento enorme, que hemos vivido el programa desde el corazón, que «el programa es un bien social», que ha sido un momento parar y reflexionar, que hemos creado una comunidad de mujeres profesionales que se va a mantener, que vamos a estar presentes con más visibilidad y que la apuesta de Liberty por el programa «Liberty for Women« ha sido un acierto. Dar visibilidad a sus carreras profesionales es una necesidad, porque detrás de cada una de ellas hay una gran historia y unos logros impresionantes. Una historia que no siempre ha sido fácil, porque cada una ha debido afrontar retos importantes.

Les comentaba que es curioso como, externamente, la gente siempre ve solo una parte de tu vida. La gente ve la notoriedad, la parte bonita, los logros conseguidos… Pero solo es visible una parte, la parte externa, como sucede con un iceberg. Lo que se ve desde fuera es solo una pequeña parte de todo lo que realmente es, y existe una parte sumergida mucho mayor que la que se ve. Porque debajo de los logros, están los problemas que se han tenido que sortear, el esfuerzo titánico invertido, los días difíciles, las renuncias … Al escuchar la historia real de cualquier persona, descubres que no todo ha sido un camino de rosas, sino que se esconden momentos complicados, incluso duros en ocasiones.

Pero son los momentos duros los que nos llevan a crecer. Circunstancias que con las que nos hemos encontrado, que habríamos preferido no vivir, pero que hemos tenido que afrontar. En la vida, para crecer, hay que ir superando obstáculos. Y, cuando los superas, te das cuenta de que los obstáculos estuvieron ahí para llevarte a otro lugar.

La vida no te da lo que le pides … te da las personas, los lugares y los momentos para que puedas crecer y conseguir lo que querías. Y solo se consigue crecer superando el miedo 

 

Crecer superando el miedo

De vez en cuando, aparecen circunstancias que desmontan tus planes. De forma inesperada, algo sucede que te lo cambia todo. Tus planes se desmontan, y tu mundo se descoloca.

La vida nos somete a circunstancias estresantes, a duras pruebas ante las cuales debes reaccionar.

Y la primera reacción ante esas situaciones inesperadas es el miedo.

La misma reacción que tiene un conejo ante las luces de un coche que se acerca a gran velocidad… se asusta tanto que se queda paralizado, hasta que lo atropellan.

El miedo es una emoción muy presente en nuestras vidas.  

Y hay que ir con cuidado de que nuestra reacción no sea la misma que tiene el conejo: el inmovilismo ante lo que te sucede. Quedarte bloquead@ e inmóvil… creer que no puedes hacer nada por evitarlo.

Aunque sea difícil ver las opciones, aunque sea complicado reaccionar, debes esforzarte por hacerlo. Si no ves opciones, pide ayuda, siempre tienes a alguien a tu alrededor que te quiere y que te va a ayudar… no hacer nada no es una opción.

 

Un concepto a recordar: indefensión aprendida

Creo que, en ocasiones así, es importante recordar el concepto de «indefensión aprendida» de Martin Selligman, psicólogo americano, para comprender cómo las personas nos paralizamos ante determinadas situaciones, cómo dejamos de actuar y de hacer aquello que nos llevaría a nuestro bienestar.

Los estudios científicos realizados por Martin Selligman con perros se han convertido en mundialmente conocidos. En sus estudios, el Dr. Selligman dividía a los perros en tres grupos:

los de la jaula A recibían una descarga eléctrica, algo que podían detener si apretaban una barra con el hocico –lo aprendieron muy rápidamente–;

los de la jaula B recibían una descarga eléctrica, pero no podían detenerla hicieran lo que hicieran;

y a los de la jaula C no los sometieron a ninguna descarga.

Al día siguiente, a todos los perros los encerraron en una jaula con dos zonas: una con descargas y otra sin ellas. Bastaba con saltar una barrera. Los perros que habían estado en las zonas A y C saltaron sin problemas. Los de la B ni siquiera trataron de escapar. Se abandonaban a su suerte, se sometían de inmediato sin ni siquiera intentar escapar. Habían «aprendido» que no tenían control sobre sus vidas.

El Dr. Seligman realizó también un experimento con humanos. A un grupo de voluntarios les hicieron entrar en una habitación con ocho puertas de salida. Emitió un ruido ensordecedor, ante el cual las personas trataron de salir, pero encontraron que las puertas estaban cerradas. Mientras se sentaban de nuevo, Seligman y su equipo abrieron las puertas.

¿Cuántos voluntarios intentaron abrirlas de nuevo?

Ninguno

Lo significativo de estos experimentos es comprobar cómo nos marcan nuestras creencias, que se fundamentan en experiencias previas. Nuestras creencias impulsan nuestros actos y nuestra conducta para producir ciertos resultados. Y, en muchas ocasiones, tenemos miedo a hacer algo por culpa de experiencias anteriores, sin detenernos a pensar que la situación que tenemos delante de nuestros ojos no es la misma que teníamos ayer.

Tal vez, nos pasa a todos… el miedo nos invade ante aquello que necesitamos hacer. Por ello, es necesario recordar lo que nos muestra la psicología, con trabajos como este: puedes reaccionar ante los problemas, debes hacer algo por escapar de ellos, intenta ver qué opciones tienes y actúa.

Creo que ya va siendo hora de

atreverse a reaccionar ante eso que se te viene encima…

Y es que la vida tiene mucho de lucha constante contra el miedo, en distintas circunstancias y en diferentes momentos.

El problema no está en tener miedo, sino en el efecto que éste tiene en nuestras vidas…

No permitas que el miedo te paralice, porque si te quedas inmóvil nada cambia.

El miedo es temporal…

el arrepentimiento de no haber hecho lo que querías es para siempre.

 

El propósito de la vida es crecer

El propósito de la vida es crecer… y para crecer hay que moverse, superando el miedo.

Y se supera mejor en compañía.

Mil gracias por todo lo compartido a Irene, Mª Carmen, Silvia, María, Eneritz, Mª José, Feli, Davinia, Vito, Lotti, Natalia, Ana, Joanna, Carlota, Alba, Mariona, Jasmine, Beatriz y Mel. Y muy especialmente a nuestra querida Marina. Os llevo en el corazón.

El propósito de la vida es crecer.

Y se crece mejor en compañía.

Que no te falte nunca quién quiera crecer contigo.

 

 

Hoy la canción es la que cerró estos dos días maravillosos… 

Close your eyes


 

And if my love is blind…

I don’t want to see the light

 

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