La inversión en educación y formación para desarrollar las capacidades de las personas y fomentar su talento es fundamental para impulsar el crecimiento de la sociedad.
No es casual que diversas organizaciones internacionales como la OCDE, el World Economic Forum, la UNESCO o la Comisión Europea, entre otras, recomienden invertir en un nuevo concepto de educación para conseguir mejores resultados socioeconómicos.
Este cambio puede ser planteado desde diversos enfoques y puede ser denominado de muchas maneras, pero en mi opinión, siempre va a requerir educar en el estímulo.
¿Por qué es importante el estímulo?
Si le decimos al alumno “la ciencia ya está totalmente desarrollada, pasa y mírala” le estamos limitando el estímulo a descubrir nuevas ideas, le estamos cortando la posibilidad de ofrecer su particular mirada a cada tema… le estamos convirtiendo en un mero espectador.
Creo que no es justo ofrecer esta visión. Porque ¿está ya todo desarrollado realmente?
Para responder a esta pregunta, me voy a remitir a un hecho real sucedido en 1898. En ese año, Charles H. Duell, Comisario de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos anunció el fin de los inventos de la humanidad con la frase:
Todo lo que podía inventarse ya se ha inventado”.
Era tal su convencimiento, que pidió al Congreso americano que cerrara la Oficina de Patentes, puesto que en su opinión no tenía sentido mantenerla abierta por más tiempo, al no quedar más cosas por inventar.
Creo que sobran los comentarios… Todos conocemos la cantidad y la trascendencia  de los inventos que se han desarrollado desde entonces. Y la tendencia sigue.
Si no está todo desarrollado, si lo importante es detectar nuevas oportunidades, mejorar los procedimientos de lo que hacemos, si es básica la creatividad, la innovación… ¿cómo podemos plantear la educación como una mera repetición de conceptos? Creo que la dirección de la educación es otra y debe pasar por el estímulo.
Si a una persona le transmitimos la idea de que hay mucho, muchísimo por descubrir… ¿no será una fuente de motivación? Porque más que enseñar a repetir respuestas estándar, es más importante enseñar a plantearse preguntas.
El estímulo es fundamental.
La fórmula para educar en el estímulo: pasar del monólogo al diálogo
Hasta ahora la educación y la formación en general ha ido del profesor al alumno. Pero necesitamos un diálogo entre profesor y alumno. Se requiere añadir y potenciar dos habilidades clave: preguntar y escuchar.
Estimular en el proceso de aprendizaje es necesario. Lo demuestran los estudios de  James Heckman, que considera necesario el estímulo no solo en el ámbito educativo formal, sino también en el no formal: a través del entorno familiar y del entorno social. Una persona estimulada siempre va más allá en su trabajo, siempre irá más allá en su vida.
El hecho de que un porcentaje tan elevado de los personajes relevantes del siglo XX en la ciencia o la tecnología hayan sido fracasados escolares o no se hayan adaptado al entorno escolar o universitario debería hacernos reflexionar sobre aquello que estamos haciendo mal… y ponernos manos a la obra para cambiarlo. No tengo ninguna duda de que a estas personas les faltó el estímulo adecuado.
La educación es la gran generadora de talento -como dice José Antonio Marina, «el talento está después de la educación»- y el talento es la gran riqueza de las naciones. Vuelvo a destacar  que el Global Talent Risk, publicado por el World Economic Forum advierte que estamos entrando en una era de escasez de talento. A pesar de las elevadas tasas de desempleo, hacen falta personas formadas y que sean capaces de desarrollar nuevas habilidades. Esto no se puede conseguir con un sistema de formación basado en el monólogo.
Las fórmulas educativas necesitan cambiar, en todos los niveles: desde la educación infantil a la educación universitaria, y por supuesto estableciendo un sistema de formación permanente -en muchos casos olvidada-. Vivimos en un entorno en el que no podemos dejar de aprender nunca.
Hemos entrado en una era de escasez de talento y si no se aborda el tema, supondrá un freno al crecimiento económico en todo el mundo. El talento que se necesita en el año 2030 debe formarse ahora.
Ningún país, ninguna organización puede seguir siendo competitiva a menos que el talento – la fuerza del motor de las economías – esté allí para garantizar el éxito de las organizaciones en tiempos turbulentos, y sea capaz de manejar la agenda social y política.
Estimulemos el talento. Ese talento que existe pero que necesita aflorar para permitir crecer a la persona y a la sociedad. Y la palanca del talento está en la actitud… una actitud que aflorará seguro con el estímulo.
 
 
Artículo publicado en INED21