Gran parte del éxito de las personas a lo largo de su vida se va a medir por su capacidad de adaptación  a los cambios y por su capacidad de innovar y de emprender nuevos proyectos. 

Vivimos momentos de cambio.
Es necesario preparar a las personas para trabajos que hoy aún no existen, para resolver problemas y retos que hoy todavía no están planteados. Para ello, es necesario promover el sentido de la iniciativa y hacer que no se apague esa chispa creativa que tenemos en nuestro interior para emprender nuevas ideas.
Enseñar a emprender es positivo, necesario y urgente, porque tiene un doble retorno: el de preparar a las personas para su futuro, para adaptarse a un futuro cambiante y el de conseguir en nuestra sociedad una mayor creación de valor, ayudar a crear más puestos de trabajo necesarios y contribuir al crecimiento económico para salir de la situación en la que nos encontramos.

Porque uno de los mayores retos de las personas en el siglo XXI no es anticiparnos a un futuro incierto, sino asumir que viviremos en un escenario de incertidumbre permanente. La actitud emprendedora es ya una de las competencias más demandadas en las empresas, a la vez que es necesaria desde un punto de vista personal para tomar las riendas de tu propia vida.
Porque enseñar a las personas a ser trabajadores independientes, a descubrir oportunidades en las circunstancias adversas, a crear su propio proyecto -a veces no porque quieran hacerlo, sino sencillamente porque no tendrán otras opciones- y a mejorar su nivel de autoconfianza, es prepararlas para el futuro que les espera.
SEGRE 13 jul 2014