En la vida cada cuál sigue su camino. Algunos optan por seguir caminos que ya existen, sendas que de algún modo están trazadas y tienen un destino altamente predecible. Otros, sin embargo, decidimos trazar nuestro propio camino, seguir rutas digamos … menos «convencionales» y nos empeñamos en trabajar por un proyecto en el que creemos, por el que sentimos pasión.
A esta locura de sentir pasión por algo, empeñarte en saber más y más sobre ello, ponerle horas de trabajo, tener un sueño por alcanzar, darle forma, marcarte objetivos e ir a por ellos … le llaman ser emprendedor.
El emprendedor inicia, sin saberlo, una maratón en su vida. Esta maratón lleva a pasar por una serie de fases que son como una montaña rusa: hay momentos fantásticos, cuando consigues alguno de tus objetivos. Entonces, te sientes genial, optimista, con ganas de comerte el mundo y con fuerzas para todo. Pero también hay momentos de bajón, en los que parece que enfrentarte a las dificultades va a ser un reto imposible, momentos en los que tienes la sensación de pegarte contra una pared, que no se puede atravesar, porque las dificultades son grandes … situaciones y momentos duros que pueden hacer que muchos acaben por desistir de su aspiración y se desvanezca esa ilusión por llegar a la meta. Porque emprender puede ser una locura.
Emprender es difícil
La realidad nos muestra que emprender es difícil. Las estadísticas publicadas en todo lo mundo nos lo demuestran con toda su crudeza. Sólo es necesario dar una mirada al informe “Doing business 2014”, que publica el Banco Mundial, para conocer la facilidad o dificultad que existe en cada país para iniciar un nuevo proyecto. España se encuentra en las últimas posiciones en cuanto a la facilidad para iniciar un nuevo negocio. En los peores puestos del ranking.
Porque, a pesar de lo que se publica en prensa sobre medidas adoptadas para impulsar a los emprendedores, los datos objetivos demuestran que no están resultando efectivas. Emprender hoy y aquí es difícil.
Y para confirmarlo con mayor contundencia, las estadísticas sobre mortalidad de empresas de nueva creación. Las cifras de fracaso de las pymes son abrumadoras en cualquier país que se analicen. Las estadísticas indican que, en promedio, el 80% de las pymes fracasa antes de los cinco años.
Sin embargo …
Emprender es importante
Emprender es positivo, necesario y urgente, porque tiene un doble retorno, personal y social:
– emprender puede resultar necesario a lo largo de la vida de las personas. Por ello, fomentar el espíritu emprendedor supone preparar a las personas para su futuro, para trabajos que hoy aún no existen, para resolver problemas que hoy todavía no están planteados … debemos promover su sentido de la iniciativa en todos los aspectos y hacer que no se apague esa chispa creativa que tienen en su interior. Más allá de conseguir la creación de nuevas empresas, es una actitud necesaria para adaptarse a un entorno cambiante y complejo;
– emprender supone conseguir en nuestra sociedad una mayor creación de valor, ayudar a crear más puestos de trabajo necesarios y contribuir al crecimiento económico para salir de la situación en la que nos encontramos.
Emprender es una locura
Y yo sigo con mi locura … ¡convencida de que se debe enseñar a emprender! Mi carrera profesional podría seguir dentro del mundo empresarial, digamos que sería el camino «lógico»… sin embargo, mi actividad docente en ESADE junto con mi experiencia como emprendedora despertaron un nuevo interés en mí. ¿Quién enseña a emprender? ¿Qué medios se ofrecen a los formadores para enseñar a emprender? ¿Por qué la palabra emprendedor tiene connotaciones negativas en algunos sectores de nuestra sociedad? Nuestra cultura no es especialmente proclive a los emprendedores y yo creo en la importancia de enseñar a emprender.
Además, firmemente convencida de que los cambios necesarios para mejorar nuestra sociedad sólo se van a conseguir si cada uno de nosotros aporta su pequeño grano de arena, si trabajamos para el cambio, si cada uno empujamos allí dónde vemos claro que debe cambiar.
Lo he comentado en otras ocasiones, creo que la educación debe cambiar … es imprescindible que lo haga. En un entorno como el actual no sirven los modelos educativos de generaciones anteriores. Y uno de los aspectos en los que es necesario evolucionar es en enseñar una nueva competencia que se ha introducido en el sistema educativo: la competencia de tener sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor, porque son necesarios para poder adaptarnos constantemente a un mundo cambiante.
Si podemos democratizar la educación y la «incubación» de emprendedores en nuestra sociedad -hoy un tema circunscrito a ámbitos reducidos de nuestra sociedad- no sólo contribuiremos a la creación de empresas, sino también a crear un sistema económico más estable, y ayudaremos a las personas a ser más independientes, a descubrir oportunidades en las circunstancias adversas, a crear su propio proyecto -a veces no porque quieran hacerlo, sino sencillamente porque no tendrán otras opciones- y a mejorar su nivel de autoconfianza.
Cada uno desde nuestra personal «locura», no podemos olvidar la necesidad de crear, inventar y emprender para añadir valor a nuestra actividad profesional o para iniciar nuevos proyectos. Debemos contribuir a crear un mundo mejor … y de CREER a CREAR sólo va un letra, como dice Albert Espinosa
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