En ocasiones, no planificar tiene su premio
Termino unos días de vacaciones increíbles… Confieso que este año he llegado al mes de agosto sin haber planificado nada, sin saber qué haría con estos días de descanso. Y, en el último momento, acepté la invitación que tenía desde hace tiempo de amig@s mí@s para ir a la Costa Brava (Girona).
Es maravilloso compartir tiempo con personas a las que quieres, y te quieren, pero con las que es difícil coincidir… Han sido unos días fantásticos, en los que me he dejado mimar, solo puedo agradecer de corazón a mis anfitriones tantos detalles.
Fue llegar, cena con un gran amigo y mi primer regalo: noche de concierto en el Festival de Torroella de Montgrí, el auditorio Espai Ter completo, y nosotros en primera fila… para disfrutar a Brahms y a Schubert a través de The Brahms Project, una velada maravillosa.
NO SON COSAS
Conversaciones y sobremesa con magia
Seguir en los días siguientes con mañanas de playa –playas preciosas en l’Estartit y Begur–… todo perfecto. Incluso aunque llueva, porque están los chiringuitos frente al mar para tomar una copa disfrutando de las vistas –existe un plan B para todo, especialmente cuando estás con alguien que tiene magia–.
Comidas en sitios preciosos, descubriendo los vinos de l’Empordà, disfrutando de largas conversaciones y sobremesa con magia… parece que no se puede pedir más, ¿verdad? Pues sí, todavía hay más… y es que no hay mejor regalo que una experiencia única y diferente. Siempre he estado convencida de que los mejores regalos no son cosas…
BAUTIZO
Experiencia bajo el mar
Lo más increíble de la semana… Probar el buceo es una experiencia altamente recomendable. Para empezar, un bautizo de mar, aprender en un día cómo funciona eso de bucear… os animo a practicarlo, es más que genial. Y si os decidís, os recomiendo ir al mejor centro de l’Empordà: Aquatica Illes Medes, porque la experiencia es allí única, y el equipo de instructores marcan la diferencia.
Yo tuve la suerte de estar con un gran instructor, Sergi Barrera, biólogo marino, con el que además de aprender a bucear, no dejas de aprender sobre la flora y la fauna marinas, un pozo de sabiduría. Primera parte en una piscina cubierta… y yo que no podía ni moverme con todo ese equipo: neopreno, aletas, gafas, 6 kg de peso en la cintura, una bombona de aire que pesa unos 15 kg… digamos que mi predisposición para el buceo es cero, en fin, que empecé a sentirme rarísima e incluso asustada.
Y después, en barco hasta las Illes Medes para bucear en un paraje único. Uno de los destinos TOP para bucear en Europa, por la riqueza de su paisaje y su fauna, la belleza de l’Estartit es imposible de encontrar en otros sitios. Llegamos, y es el momento de saltar al agua -con todo ese equipo que te parece tan extraño a ti, tan incómodo…- y mi cabeza se negaba a hacerlo, os lo aseguro… Me costó dar ese paso, suponía vencer un miedo realmente potente que me dominaba en ese momento
MIEDO
El miedo es una facultad innata que compartimos los humanos con todos los animales, y que nos advierte ante una amenaza. Según la definición de la RAE, significa ‘angustia por un riesgo o daño real o imaginario’, y en su segunda acepción ‘recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea’.
Y es que no solo sentimos miedo en situaciones excepcionales, el miedo nos acompaña también en nuestro día a día con más frecuencia de la que desearíamos. El miedo es el culpable de que –muchas veces– no nos atrevamos a hacer lo que realmente deseamos.
Seguro que lo has sentido en alguna ocasión. Sucede algo maravilloso, tienes la posibilidad de dar un paso hacia delante hacia algo que te apetece, que deseas sinceramente y, sin embargo… sientes miedo. ¿Cómo es posible? ¿Cómo podemos sentir miedo de hacer que lo queremos hacer?
El caballero de la armadura oxidada
Las experiencias previas son las que nos pueden bloquear en momentos así, las que nos llevan al temor de realizar una acción determinada.
INDEFENSIÓN APRENDIDA
Es interesante recordar el concepto de «indefensión aprendida» de Martin Selligman, psicólogo americano, para comprender cómo las personas nos paralizamos ante determinadas situaciones, cómo dejamos de actuar y de hacer aquello que nos llevaría a nuestro bienestar.
Los estudios que realizó Martin Selligman con perros se han convertido en mundialmente conocidos. En su estudio, los perros se dividían en tres grupos: los de la jaula A recibían una descarga eléctrica, algo que podían detener si apretaban una barra con el hocico –lo aprendieron muy rápidamente–; los de la jaula B recibían una descarga eléctrica, pero no podían detenerla; y a los de la jaula C no los sometieron a ninguna descarga. Al día siguiente, a todos los perros los encerraron en una jaula con dos zonas: una con descargas y otra sin ellas. Bastaba con saltar una barrera. Los perros que habían estado en las zonas A y C saltaron sin problemas. Los de la B ni siquiera trataron de escapar. Se abandonaban a su suerte, se sometían de inmediato sin ni siquiera intentar escapar. Habían «aprendido» que no tenían control sobre sus vidas.
El Dr. Seligman realizó también un experimento con humanos. A un grupo de voluntarios les hicieron entrar en una habitación con ocho puertas de salida. Emitió un ruido ensordecedor, ante el cual las personas trataron de salir, pero encontraron que las puertas estaban cerradas. Mientras se sentaban de nuevo, Seligman y su equipo abrieron las puertas.
¿Cuántos voluntarios intentaron abrirlas de nuevo?
Ninguno
Lo importante de estos experimentos es que comprobar cómo nos marcan nuestras creencias, que se fundamentan en experiencias previas. Nuestras creencias impulsan nuestros actos y nuestra conducta para producir ciertos resultados. Y, en muchas ocasiones, tenemos miedo a hacer algo por culpa de experiencias anteriores, sin detenernos a pensar que la situación que tenemos delante de nuestros ojos no es la misma que teníamos ayer.
Tal vez, nos pasa a todos… el miedo nos invade ante aquello que queremos hacer. Por ello, es necesario recordar lo que nos muestra la psicología, con trabajos como los de Selligman.
Creo que ya va siendo hora de
atreverse a hacer lo que quieres hacer…
Eso que tanto te asusta, que tanto miedo te da… puede ser justamente lo que necesitas hacer y, en el fondo, lo sabes.
HAZLO IGUAL
Aunque tengas miedo, hazlo igual…
Extracto de mi libro ¡Vamos!
Ante algo nuevo, ante un cambio o ante determinadas acciones, sentimos miedo.
El miedo es una emoción muy presente en nuestras vidas que nos impide hacer muchas cosas. Un paso muy importante para conseguir nuestro objetivo es atrevernos a vencer el miedo.
Preferimos evitar el miedo y nos instalamos en nuestra zona de confort. Permanecer en la zona de confort NO es equivalente a estar confortables, sino que significa que nos instalamos en una rutina determinada, a la que nos acostumbramos y no nos atrevemos a salir de ella. Es posible que esa rutina no tenga nada de confortable.
El miedo es una de las emociones más básicas. Es una emoción que tiene una función fundamental: la supervivencia. Sin miedo, viviríamos de forma demasiado temeraria y podríamos poner en peligro nuestra vida.
El miedo es una emoción básica, pasiva y primaria, que se encuentra en todas las culturas y que tiene consecuencias sobre el organismo. Es una emoción desagradable, ya que nos hace sentir mal –aunque eso no la convierte en una emoción negativa, ya que sentir emociones siempre es necesario– y que nos paraliza ante una determinada acción.
El problema no está en tener miedo, sino en el efecto que éste tiene en nuestras vidas…
Por ejemplo, una persona que lleva años en el mismo puesto de trabajo. El trabajo no le acaba de satisfacer ni de llenar, pero es el trabajo que conoce, está en su zona de confort. Se sentiría mejor en un trabajo que le motivara, pero para ello tendría que salir de la zona de confort, buscar otras opciones, esforzarse por conseguirlas… y eso requiere coraje, reunir la valentía necesaria para cambiar de trabajo. Y muchas personas no se atreven a hacerlo.
Vencer el miedo es posible. El secreto está en sentir el miedo y hacerlo de todos modos. Nos lo explica Susan Jeffers en el libro del mismo título «Aunque tenga miedo, hágalo igual».
Susan Jeffers, psicóloga norteamericana, que consiguió situar este libro como bestseller. Ella explica que pasó una parte de su vida resignada a vivir insatisfecha, sin atreverse a hacer lo que quería hacer, por miedo. Hasta que un día decidió dejar atrás ese miedo, convirtió sus ideas en realidad y se animó a explicarlo en un libro que la convirtió en autora bestseller a nivel internacional.
Si realmente quieres conseguir tus objetivos, debes atreverte a hacer aquello que quieres hacer, aunque sientas miedo…
Los nuevos retos siempre dan miedo. Y el miedo nunca desaparecerá mientras sigas creciendo, mientras sigas experimentando algo nuevo. Porque crecer es salir de tu zona de confort, asumir incertidumbre yesforzarte sin garantía de éxito. Tus objetivos están más cerca de tu alcance si tienes una idea clara y precisa de lo que deseas y una enorme fuerza de voluntad para perseguirlo. Nada es fácil, pero la cuestión es encontrar el modo de hacerlo…. y hacerlo.
Y es que la vida tiene mucho de lucha constante contra el miedo, en distintas circunstancias y en diferentes momentos de nuestra vida.
LA LIBERTAD
La libertad es un combate continuo
Y esta es la frase que, casualmente, apareció en mi pantalla un día de esta semana cuando abrí Twitter:
—En el fondo, Harry, ¿cómo se convierte uno en escritor?
—No renunciando nunca. Mire, Marcus, la libertad, el deseo de libertad es una guerra en sí mismo. Vivimos en una sociedad de empleados de oficina resignados y, para salir de esa trampa, hay que luchar a la vez contra uno mismo y contra el mundo entero.
Fragmento de «La verdad sobre el caso Harry Quebert», de Joël Dicker
LO QUE QUIERES HACER
Una reflexión sobre la libertad…
La libertad es un combate continuo del que somos poco conscientes.
No pude evitar compartirla enseguida, me parece tremendamente real. No puede haber libertad sin esa lucha por conseguirla… sin vencer el miedo por hacer lo que quieres hacer.
…¿y mi experiencia con el buceo?
Creo que ya os podéis imaginar que vencer ese miedo tuvo premio. A pesar del miedo –de verdad que estaba asustada– de saltar al mar con todo ese equipo engorroso encima –por el peso y, especialmente, por esas aletas enormes–, saltar valió la pena.
Por supuesto, el mérito no es todo mío, porque Sergi hizo un trabajo extraordinario conmigo y consiguió que confiara en mí misma, me sumergiera y disfrutara de 45 minutos de silencio y paisaje submarino. Una experiencia increíble… es difícil sumergirte al principio, porque debes ir vaciando los pulmones y eso cuesta más de lo que parece.
Tu cabeza va oponiendo resistencia y se niega a probar algo desconocido, –en vez de soltar aire, vas aspirando más– y debes ir superando esa resistencia mental. Después de unos minutos, yo creía que no me había sumergido, porque fue todo muy tranquilo, hasta que, en un momento dado, se me ocurrió mirar hacia arriba, por encima de mi cabeza y descubrí que sí había bajado a unos metros de profundidad… y en ese momento te das cuenta de que lo único que debes hacer es concentrarte en respirar y que no puedes hacer nada más… no puedes hablar, no puedes hacer varias cosas a la vez, no…
Para alguien como yo –y probablemente como tú–, que estoy siempre sin parar, que me cuesta desconectar, una actividad como el buceo es extraña, sorprendente… y liberadora. Relajarte, concentrarte en respirar y admirar la belleza que te rodea: agua azul, peces, la luz que ilumina el fondo del mar… sin palabras.
Debería ser una práctica obligatoria, para aprender a relajarte, a respirar, a observar y a estar contigo mism@, ya estoy pensando en cómo integrarla en alguno de mis cursos… Yo voy a volver tan pronto como pueda. Una experiencia única.
Para disfrutar del mar, como de la vida… es necesario vencer el miedo.
Tu libertad empieza cuando eres capaz de romper tus miedos.
Si no rompes esos miedos, no harás eso que quieres hacer…
La libertad es un combate continuo… contra el mundo y contra ti mism@
atrévete a ganarlo.
Qué suerte no haber planificado nada para estos días, a veces es mucho mejor dejarse llevar y resulta que todo sale perfecto…
Creo que lo grande de la vida
es eso que vamos encontrando sin querer…
mientras buscamos lo que creemos necesitar.
Creo que necesitaba unos días así… Mi vuelta está siendo dura, ya echo de menos esos momentos, esas playas y esa magia. La vida merece la pena por momentos así… y por esas personas que te hacen ver el mundo de un modo distinto y que saben convertir en especial cualquier momento…
Y hoy –aunque estos días la música que más hemos escuchado ha sido Bruno Mars y Els Amics de les Arts– la canción solo puede ser esta:
Beyond the sea
Somewhere…
beyond the sea
Somewhere…
waiting for me
Artículo publicado en INED21
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