Empieza el mes de noviembre. El último día de octubre, en Cataluña, celebramos la castañada. La tradición marca celebrarla con una cena en la que se come castañas y se comparten panellets —ese dulce de almendra, azúcar y piñones que sabe riquísimo y que sólo encuentras en las pastelerías en esta época—. Una de esas fechas que se celebra sí o sí.
Este año la he vivido de un modo diferente. Por primera vez. Y, curiosamente, esa pequeña variación me hizo sentir feliz. Porque las primeras veces, ya sabes, dejan una huella especial.
Lo cierto es que vivimos más primeras veces de las que creemos. A menudo nos pasan desapercibidas, escondidas en el día a día. Fíjate, si paras por un momento y piensas ¿qué has hecho esta semana por primera vez? Seguro que, si lo piensas bien, hay más de una respuesta.
Mirar con ojos de niño
Hay una magia especial en las primeras veces. No hace falta que sean grandes acontecimientos, basta con hacer algo distinto —un paseo por un bosque donde no habías estado nunca, celebrar algo con una persona por primera vez, una actividad nueva, …—.
Con los años, nuestra mente se acostumbra a automatizar. Vivimos en “modo eficiente”: lo que ayer funcionó, lo repetimos hoy. Nuestro cerebro está programado así. Esa rutina nos facilita la vida, pero también nos roba la capacidad de asombro. Dejamos de mirar, de oír, de sentir muchos detalles.
La psicología positiva lleva tiempo recordándonos que prestar atención a lo que hacemos es una de las vías más directas hacia el bienestar. Jon Kabat-Zinn, pionero en la investigación del mindfulness, demostró que entrenar la atención plena reduce el estrés y aumenta la sensación de conexión con la vida. En otras palabras: cuando estás realmente presente, la realidad se vuelve más viva.
Los niños son capaces de asombrarse con cualquier cosa. Porque sienten que todo es nuevo. Creo que sería bonito recuperar la capacidad de mirar con ojos de niño. Volver a sorprenderte por cosas sencillas. Volver a sentir que lo cotidiano también puede ser extraordinario.
Tres claves para redescubrir lo cotidiano
Mirar con ojos de niño no es tan difícil, puede ser una práctica que se entrena. Requiere intención, atención y un pequeño cambio de ritmo en tu forma de vivir cada día. La buena noticia es que no hace falta hacer grandes cosas para recuperar esa mirada: basta con introducir pequeños gestos que te devuelvan al presente y te conecten con lo esencial. A continuación, te propongo tres claves sencillas para volver a descubrir la magia de lo cotidiano.
1.
Aplica la mirada curiosa
Prueba a observar cada día, en algún momento, con la curiosidad de quien llega por primera vez. Pregúntate: ¿qué hay aquí que nunca había notado?
Esa simple pregunta cambia la manera en que miras. Lo rutinario se vuelve nuevo, y lo nuevo se convierte en aprendizaje.
2.
Agradece lo pequeño
La investigación de Robert Emmons y Michael McCullough mostró que las personas que anotan cada día tres cosas por las que se sienten agradecidas incrementan de forma sostenida su nivel de felicidad.
No hace falta que sean grandes logros: el momento de una taza de café, una sonrisa, un silencio. La gratitud transforma tu percepción del mundo.
3.
Cambia de ritmo
No siempre necesitas hacer algo diferente: a veces basta con hacerlo de otra manera. Comer sin mirar el móvil. Caminar sin auriculares. Escuchar sin interrumpir.
Cuando cambias el ritmo, tu mente vuelve al presente, y el presente vuelve a ser una primera vez.
La magia de hacer algo por primera vez
La magia de hacer algo por primera vez no está en la novedad, sino en la conciencia. En ese instante en el que decides mirar la vida con atención y descubres que siempre hay algo bonito esperándote, que antes no veías porque ibas demasiado deprisa para verlo.
Hoy puedes volver a empezar. No necesitas grandes planes, ni un destino distinto, ni una revolución en tu vida. Sólo detenerte un momento y mirar con otra mirada.
Haz algo por primera vez
Hoy
Da igual qué
Pero hazlo
Y cuando lo hagas, observa cómo cambia todo lo que dabas por hecho.
Ahí, justo ahí, está la verdadera magia.
Hoy te dejo esta canción preciosa para darte las gracias por leerme y desearte una feliz semana y muchas felices primeras veces.
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