Apaga el ruido mental

Tres hábitos para vivir con más calma 

 

Primera semana de diciembre. Esta semana he estado poniendo orden en varios temas antes de cerrar el año. He revisado proyectos, he cerrado los últimos compromisos y he empezado a avanzar en la planificación de lo nuevo que vendrá. Y sé que este fin de semana largo me espera un mix genial: un poco de deporte, tiempo en familia y espacios de descanso -imprescindibles-.

Quizá por ello – entre listas, tareas y planificación de temas – es que debo recordarme a mi misma la necesidad de no sobrepensar. Es una tendencia que me cuesta disipar… pienso demasiado, ¿te ocurre a ti? Y me obligo a apagar el ruido mental de vez en cuando, para poder ver con claridad.

Porque no es solo cuestión de hacer y de planificar, sino de hacerlo desde una posición más serena, para poner el foco en lo que realmente importa.

 

Por qué sobrepiensas (y por qué te agota tanto)

La vuelta constante a las mismas ideas, ese bucle repetitivo de pensamientos que van y vienen sin avanzar, es un agobio pata ti y consume tu energía.

Estudios en psicología cognitiva muestran que la rumiación reduce la capacidad creativa y la flexibilidad mental. Una investigación de la Universidad de Harvard demostró que la mente divagante está directamente asociada con una menor sensación de bienestar y un mayor nivel de estrés diario (Killingsworth & Gilbert, 2010).

Además, pensar en exceso activa los mismos circuitos neuronales que se activan en situaciones de amenaza. Según un estudio publicado en Behaviour Research and Therapy, la rumiación prolongada incrementa la reactividad emocional y dificulta la toma de decisiones claras (Nolen-Hoeksema et al., 2008). En otras palabras: cuando sobrepiensas, tu cerebro trabaja más, pero rinde peor.

Por eso, mientras organizas lo que queda de año, quizá descubras que el mayor obstáculo no está en tu lista de temas pendientes, sino en tu propia mente.

 

Hábitos para interrumpir el bucle mental

Cuando entras en un bucle de pensamiento excesivo, tu mente se acelera y, además, pierde su capacidad de seleccionar lo importante y descartar lo que no. Por ello, aunque vayas “haciendo cosas”, sientes que internamente no avanzas. Tienes esa sensación de “ruido de fondo” mental bloquea tu concentración, tu creatividad e incluso tu descanso. La buena noticia es que el pensamiento repetitivo no es un destino inevitable; es un hábito, y como tal, puede reeducarse.

Para ello, necesitas incorporar pequeñas prácticas que actúen como interruptores: gestos simples que te devuelvan al presente y frenen la inercia del bucle mental. No se trata de forzarte a dejar de pensar, sino de enseñarle a tu mente a no quedarse atrapada en lo mismo una y otra vez. A continuación, te muestro tres hábitos que puedes empezar a aplicar desde hoy.

 

1.

Pon límites a tu pensamiento

Cuando notes que entras en bucle, establece un “espacio de pensamiento”: 10 minutos para reflexionar y luego, fin. Ponte una alarma. Al limitar el tiempo, entrenas a tu cerebro a dejar ir. Por ejemplo, si te descubres revisando por tercera vez cómo terminar un proyecto, decide: “Voy a pensar en esto hasta las 18:30. Después, lo aparco hasta mañana.”

 

2.

Cambia de canal con el cuerpo

Moverte ayuda a interrumpir la rumiación de forma casi inmediata. Algo tan sencillo como salir a caminar 5 minutos, hacer estiramientos o bajar a por un café activa tu sistema sensoriomotor y saca la atención del pensamiento repetitivo.

Aprovecha el fin de semana largo para introducir micro-momentos de movimiento entre tareas.

 

3.

Sustituye el “¿y si…?” por “¿qué puedo hacer ahora?”

La mayoría de bucles comienzan con anticipaciones hipotéticas que no puedes controlar. Redirige la pregunta hacia la acción presente. Si estás planificando el año y aparece el “¿y si no llego?” ó “¿y si no es posible?”, cámbialo por “¿qué paso pequeño sí puedo dar hoy para acercarme a mi objetivo?”.

 

Cada una de estas prácticas funciona como una pequeña palanca que te devuelve al momento presente, ese lugar donde realmente tienes poder de decisión.

 

Prepara bien lo que está por venir

Mientras cierras el año y preparas lo que está por venir, recuerda que tu claridad no depende de estar muchas horas haciendo cosas o pensando temas sin parar… sino que depende, en gran medida, de conseguir tiempo de calma y de aprender a silenciar el ruido interno para que puedas escucharte de verdad.

Y eso solo ocurre cuando te das permiso para parar. Para hacer espacio. Porque cuando bajas el ritmo, curiosamente, aparece la claridad que estabas buscando mientras corrías de una cosa a otra.

Así que estos días, regálate momentos de pausa.

Aunque sean breves.

Verás cómo cambia tu energía, tu manera de mirar y tu forma de cerrar el año.

¿Qué pequeño gesto de calma quieres practicar hoy?

 

 

 

Hoy te regalo esta canción que me encanta para darte las gracias por leerme un día más, y desearte una muy feliz semana.

 

 

 

.