Nuevo inicio

Cuando el futuro se convierte en presente

 

A veces, el nuevo curso se adelanta y empieza en junio.

Así ha sido esta semana, en la que ha arrancado una nueva edición del programa Generali For Women en Madrid. Qué bonito volver a empezar con un nuevo grupo el programa. Un camino para crecer, para mujeres profesionales, increíbles y súper potentes.

Así que hemos iniciado una nueva etapa. Ha sido un inicio genial, de esos que dejan huella.

Parar y pensar en temas más estratégicos es necesario de vez en cuando. Para situarte y poner foco. Porque no puedes dejarlo de lado y no puedes “aparcar” eternamente todo eso que quieres hacer y que te hace ilusión. Todo eso que te gustaría hacer, que piensas que lo harás en un futuro… en algún momento se debe convertir en presente.

 

Aplazar lo esencial

Sucede constantemente: personas con talento, con ganas, con ideas claras… que sin embargo postergan proyectos y objetivos vitales. Por miedo, por inercia, por exceso de autoexigencia o simplemente porque pensamos que «ya lo haremos en otro momento». Como si el futuro tuviera que darnos permiso.

Pero la verdad es que no hay momento perfecto.

Y el futuro, ese que imaginamos con tanta precisión —con los proyectos en marcha, con decisiones tomadas y con claridad absoluta— no llega por sí solo.

No aparece como por arte de magia, ni se activa con el paso del tiempo.

El futuro empieza a existir en el momento en que te atreves a actuar en el presente.

Y no es una opinión personal, lo respalda la ciencia.

Un estudio de la Universidad de Carleton, liderado por Timothy Pychyl y su equipo en 2013, profundizó en las verdaderas causas de la procrastinación. El hallazgo fue revelador: procrastinar no tiene que ver con una mala gestión del tiempo, sino con una mala gestión emocional.

Es decir, no dejamos para mañana porque no sepamos organizarnos.

Lo hacemos porque nos incomoda enfrentarnos a lo que implica ese paso: la posibilidad de fallar, de no estar a la altura, de tener que reconocer que algo ya no nos vale o que ha llegado el momento de tomar una decisión.

Postergamos no por falta de tiempo, sino por exceso de miedo.

Por evitar la incomodidad del cambio. Por quedarnos en una zona que, aunque ya no nos inspire, al menos nos resulta familiar.

Y sin embargo, todo cambia cuando somos capaces de sostener esa incomodidad sin huir.

 

Un pequeño truco

Hoy te propongo un pequeño truco que, aunque parezca simple, puede ayudarte a dar grandes pasos: la regla de los 10 minutos.

Se trata de una herramienta tan sencilla como poderosa. Consiste en cambiar la perspectiva ante eso que estás postergando —esa tarea que te ilusiona pero que no sabes por dónde empezar, esa decisión que sabes que debes tomar pero que evitas— y decirte: “sólo voy a dedicarle 10 minutos.”

Diez minutos. Nada más.

Lo justo para empezar, sin presión, sin exigencia, sin tener que resolverlo todo.

Y ahí está el secreto: funciona porque te saca del bloqueo.

Te permite romper la barrera mental que separa la intención de la acción, y dar ese primer paso que tantas veces evitamos por pensar en todo lo que viene después.

Muchas veces lo difícil no es tanto el hacer, como el empezar.

Cuando decides dedicarle sólo diez minutos, algo cambia. Casi sin darte cuenta, ya estás dentro. Ya no estás pensando en hacerlo… lo estás haciendo.

A veces, solo necesitas ese gesto mínimo para que el presente tome impulso… y el futuro empiece a construirse.

 

Y tú, ¿ya has empezado?

Así que hoy quiero invitarte a algo muy sencillo:

Piensa en ese cambio que llevas postergando.

Y haz algo hoy. Aunque sea sólo un poco.

Porque el futuro… empieza ahora.

 

El programa GFW empezó con fuerza. Gracias a todas por ese inicio tan lleno de vida, de propósito y de conexión.

Un inicio genial en Madrid. Y lo mejor está por venir.

 

Let’s vibe

 

 

 

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