¿Qué hace que te enamores?
Una mirada científica a los secretos de la atracción y la conexión
Semana relativamente tranquila, de preparación de todo lo que viene. Han sido unos días de combinación equilibrada entre vida profesional y personal, lo cual es muy gratificante.
Por mi cabeza siempre discurren mil temas y uno de ellos, estos días, ha sido volver a una pregunta que me he formulado mil veces: ¿qué hace que te enamores? y ¿por qué de una persona concreta? Así que hoy, mi post semanal tiene un toque romántico -que sé que te encanta-.
Te confieso que siempre me ha sorprendido ver cómo en programas como ‘First Dates’, los participantes son capaces de describir a su «pareja ideal» con una precisión tremenda: altura, color de pelo, color de ojos, gustos, … Y es que, a mí, personalmente me resultaría muy difícil.
Aunque para esas personas la atracción parece algo que puede planificarse o anticiparse, en mi experiencia, las conexiones románticas no son tan automáticas. Puedes conocer a alguien que cumpla todos los requisitos físicos o de personalidad que creías esenciales, y aun así no sentir nada por esa persona. Por ello, siempre me ha intrigado saber qué es realmente lo que provoca que te sientas atraído por alguien, mientras que por el resto de personas del mundo no sientes nada.
La ciencia del amor
¿Qué hace que nos enamoremos? Esta es una de las preguntas más antiguas y complejas que ha intentado resolver la humanidad. Y, aunque el amor ha sido objeto de estudio en la filosofía, la literatura y la psicología desde hace siglos, aún no existe una respuesta definitiva sobre qué lo desencadena. A lo largo de los años, la ciencia ha realizado muchos estudios que buscan identificar los factores que influyen en ese proceso.
Una mirada científica a los secretos de la atracción y la conexión
Entre los diversos estudios que han intentado descifrar las bases biológicas y psicológicas del enamoramiento, destacan los estudios realizados por la Dra. Hellen Fischer.
Helen Fisher, antropóloga y experta en biología del amor, exploró en su libro “Why We Love: The Nature and Chemistry of Romantic Love” (2004) la naturaleza científica y biológica del amor romántico. En su investigación, combina estudios antropológicos, psicológicos y neurocientíficos para desvelar los mecanismos que subyacen al enamoramiento. En el libro nos muestra los siguientes apartados.
- El amor romántico como impulso biológico
Fisher sostiene que el amor romántico no es sólo una emoción, sino un impulso biológico básico al igual que el hambre o la sed. Este impulso está profundamente arraigado en nuestra evolución, ya que promueve el emparejamiento y, por tanto, la reproducción. Fisher considera el amor romántico como un motor que impulsa a los seres humanos a formar vínculos emocionales duraderos, cruciales para la supervivencia de la especie.
- Las fases del amor: lujuria, atracción y apego
Fisher distingue tres fases principales en el proceso del amor romántico, cada una asociada con diferentes sistemas neuroquímicos en el cerebro:
Lujuria
La fase inicial es de atracción física y deseo sexual, viene impulsada por hormonas como la testosterona y el estrógeno, que aumentan la libido.
Atracción
La fase de enamoramiento, caracterizada por una intensa fijación en la persona amada. Esta etapa está regulada por neurotransmisores como la dopamina, que genera una sensación de euforia, y la noradrenalina, que causa excitación y pérdida de apetito o sueño. Durante esta fase, los niveles de serotonina disminuyen, lo que provoca pensamientos obsesivos sobre la pareja.
Apego
La etapa más estable de las relaciones a largo plazo viene regulada por las hormonas oxitocina y vasopresina, que refuerzan el vínculo emocional y promueven la monogamia .
- El papel del cerebro en el amor
Uno de los aportes más importantes de Fisher es su investigación neurocientífica sobre el cerebro enamorado. Utilizando resonancias magnéticas funcionales (fMRI), Fisher y su equipo examinaron los cerebros de personas enamoradas y descubrieron que el amor romántico activa áreas relacionadas con el sistema de recompensa del cerebro, como el área tegmental ventral (ATV), que es rica en dopamina.
Por eso, cuando estamos enamorados, experimentamos una intensa sensación de euforia, energía y concentración hacia la persona amada, como si todo lo demás pasara a un segundo plano. La ATV impulsa esta fijación en la pareja, generando una motivación casi obsesiva por estar cerca de ella, a menudo comparada con los efectos de ciertas drogas adictivas. Además, la liberación de dopamina en estas áreas refuerza las conductas de búsqueda de placer, creando un ciclo en el que el simple hecho de pensar en la pareja o interactuar con ella provoca una respuesta de bienestar y satisfacción en el cerebro, lo que refuerza aún más el vínculo romántico. Esto explica por qué el enamoramiento puede ser una experiencia tan intensa y absorbente, que puede influir profundamente en nuestro comportamiento, nuestras decisiones y nuestras emociones.
- El amor romántico puede durar
Fisher desafía la creencia común de que el amor romántico es una emoción efímera que con el tiempo se desvanece. En su investigación, encontró evidencia de que, en algunas parejas, el amor romántico puede durar muchos años, incluso décadas, si se nutre adecuadamente. Sin embargo, esta longevidad está más relacionada con las fases de apego que con la intensa atracción inicial.
- Las diferencias de género en el amor
Fisher identifica algunas diferencias de género en la experiencia del amor. Según sus estudios, los hombres tienden a enamorarse más rápidamente y son más visuales en sus preferencias iniciales, mientras que las mujeres tienden a ser más selectivas y buscan factores que aseguren la protección y el cuidado a largo plazo. Sin embargo, a medida que se desarrolla el amor, con el paso del tiempo, ambos géneros experimentan respuestas cerebrales y emocionales similares.
- El futuro del amor
En las conclusiones del libro, Fisher analiza cómo la tecnología y los cambios sociales pueden influir en el amor en el futuro. Señala que las herramientas modernas, como las aplicaciones de citas, están transformando la manera en que las personas encuentran pareja, pero el impulso biológico del amor romántico sigue siendo el mismo.
Fisher sugiere que, aunque las formas de encontrar el amor cambian, los mecanismos que lo sostienen son universales y permanentes.
Las conclusiones del trabajo de Helen Fisher nos muestran que el enamoramiento tiene una base biológica fundamental y nos acerca a este ámbito con análisis empíricos que ayudarán a avanzar en descubrir por qué nos enamoramos.
A pesar de estos avances, aún no podemos afirmar con certeza qué desencadena el amor en cada individuo.
La ciencia del enamoramiento sugiere que factores como la química física y emocional, la familiaridad y las experiencias compartidas juegan un papel crucial, pero no son fácilmente predecibles. Por eso, puedes encontrarte con una persona que aparentemente cumple todos tus criterios, pero si no hay una chispa —ese sentimiento inexplicable de conexión—, es posible que nunca desarrolles sentimientos románticos. Es fascinante cómo este «algo» que nos atrae hacia otra persona no sigue un patrón lógico ni siempre es evidente desde el principio.
La ciencia no lo sabe todo. Habrá que seguir leyendo análisis científicos para conocer más sobre los procesos neuroquímicos y cerebrales detrás del amor … o habrá que aceptar las sorpresas que nos tenga preparadas la vida sin ser tan analíticos.
Así que, te invito a aceptar lo inesperado, a dejarte sorprender por el amor sin intentar controlarlo ni racionalizarlo demasiado. Porque, aunque la ciencia nos ofrece pistas sobre los mecanismos del enamoramiento, el misterio del amor sigue siendo parte de su magia. No puedes saber qué sucederá. Déjate sorprender y déjate llevar… a ver qué pasa.
Gracias por leerme, hoy te dejo una canción preciosa para desearte una feliz semana.
Lose Control (Live)
Something’s got a hold of me lately
no, I don’t know myself anymore …
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