Mi enero está siendo tan acelerado que no me deja tiempo para casi nada… Así que hoy he decidido darme un respiro y traer un post que escribí hace un tiempo. En enero se celebra el día internacional de los abrazos y estoy convencida de que merece la pena recordarlo. Porque pocas cosas son más reconfortantes, tiernas y estimulantes que los abrazos. Y porque debemos recordar que necesitamos abrazar y que nos abracen.

Qué poco sabemos de nuestro

mundo interior…

Qué poco avanzamos en conocer más sobre ese mundo interior. Lo que sentimos por dentro, las emociones que nos mueven… En uno de mis primeros artículos hablaba de que Las emociones importan. Importan en la vida, importan en lo que haces, importan en educación… y cuando digo que importan, no me refiero a algo vago o etéreo, sino que me refiero a que impactan de forma real en tu vida, de un modo tan potente y tan claro, que incluso se puede medir físicamente.

Existen estudios que demuestran cómo el cariño puede estimular el desarrollo del cerebro en las ratas recién nacidas. Lo mismo se demostró unos años más tarde con humanos, en un estudio llevado a cabo en por la Dra. Joan Luby en la Universidad de Washington, demostrando la influencia que tiene el cariño en el desarrollo del cerebro humano. Es la denominada plasticidad cerebral y pone de manifiesto la capacidad del cerebro de cambiar según la experiencia vivida. El cariño puede acelerar el crecimiento del cerebro. Por ello, más allá de contenidos académicos, las investigaciones nos muestran que el cariño es un instrumento enormemente poderoso en el desarrollo cerebral y cognitivo de las personas.

Cuando nos convertimos en adultos, seguimos necesitando cariño

La importancia del contacto físico no disminuye cuando crecemos. Seguimos necesitando muestras de cariño. Seguimos necesitando cariciasbesos y abrazos. Necesitamos escuchar ciertas palabras, y necesitamos sentir que nos quieren. Y es que la calidad de tu vida tiene mucho que ver con las personas que tienes cerca, y con el contacto que tienes con ellas.
Podríamos hablar de diversas muestras de cariño, por supuesto, pero hoy me centro en la importancia de los abrazos, un gesto que nos cuesta a veces.

¿Qué pasa cuando alguien te abraza? Estudios de la Universidad de Carolina del Norte han revelado que cuando una persona nos abraza –a cualquier edad, no solo a niños– aumentan nuestros niveles sanguíneos de oxitocina, y disminuyen la presión arterial y el ritmo cardíaco. El contacto físico tiene un efecto poderosísimo. Cuando abrazamos y nos abrazan muchos de nuestros órganos se alteran: el corazón, el cerebro, los sensores de nuestra piel y nuestro sistema endocrino.
Según el psicólogo Matt Hertenstein, el simple acto de abrazar no se siente solo en el cuerpo. Y según la Asociación Americana de Psiquiatría, está demostrado que un abrazo reduce la segregación de cortisol –una hormona que se produce en el organismo ante situaciones de estrés–.

 

8 datos científicos sobre los abrazos

Hay quién se atreve a ir más allá y señala hasta 8 efectos beneficiosos de los abrazos, tal y como encuentro en este artículo «8 datos científicos que revelan que los abrazos son como las drogas»:

1

Los abrazos reducen el miedo

Una investigación publicada en la revista Psychological Science  –un estudio sobre los miedos y la autoestima–  reveló que los abrazos y el tacto reducen significativamente el miedo de una persona ante situaciones extremas.

2

Estimulan la oxitocina

Como ya hemos comentado, con un abrazo, liberamos oxitocina. La oxitocina es un neurotransmisor que actúa en el sistema límbico, el centro emocional del cerebro, fomentando sensaciones de alegría y bienestar, y reduciendo la ansiedad y el estrés.

3

Bajan el ritmo cardíaco

En un estudio de la Universidad de North Carolina en Chapel Hill, se demostró el efecto relajante de los abrazos. En el experimento, los participantes que no tenían contacto con sus parejas desarrollaron un ritmo cardíaco más rápido en comparación a los de aquellos que abrazaron a sus parejas durante el experimento.

4

Estimulan la dopamina

La dopamina provoca una sensación de bienestar y es también la responsable de la motivación. Los abrazos estimulan que el cerebro libere dopamina, la hormona del placer. Escáneres de MRI Y PER revelan que cuando abrazas a una persona o escuchas música que te gusta, tu cerebro libera dopamina.

5

Estimulan la serotonina

La serotonina fluye cuando te sientes significativo o importante. La soledad y la depresión aparecen cuando la serotonina está ausente. Es a lo mejor una de las razones que facilita la liberación de serotonina. Acercarse y abrazar a alguien libera endorfina y serotonina hacia las arterias sanguíneas. Incluso al acariciar a una mascota, se siente ese efecto relajante que reduce los niveles de estrés.

6

Los bebés que reciben más abrazos tienen un mejor desarrollo

Cada abrazo que damos a un bebé provoca en su cuerpo –y en el nuestro también– una pequeña dosis de oxitocina. Por si necesitas una excusa para abrazarle, un estudio ha demostrado los efectos positivos en los niños que son abrazados durante sus primeros años de vida: la Universidad de Columbia Británica (UBC) muestra que la cantidad de abrazos que un niño recibe puede influir en los cambios epigenéticos en al menos cinco áreas de su ADN, incluidas las áreas relacionadas con elsistema inmune y el metabolismo. Los bebés con menor contacto físico en sus primeras semanas de vida mostraron tener un perfil molecular en sus células que estaba subdesarrollado para su edad.

7

Los abrazos balancean el sistema nervioso parasimpático

Los abrazos también contribuyen a equilibrar nuestro sistema nervioso, a través de la respuesta que da la piel al contacto físico de un abrazo.

8

Mejoran el sistema inmune

Y, finalmente, otros estudios demuestran que los abrazos mejoran el sistema inmune al aumentar la producción de glóbulos blancos.

 

Deberíamos abrazar más

Creo que tenemos argumentos más que de sobra para poner más abrazos en nuestra vida. La bibliografía sobre los efectos positivos de los abrazos es muy extensa. A veces, te puedes sentir mal, te pueden aflorar preocupaciones o tristeza, tener los biorritmos bajos… o, simplemente, no saber qué te pasa. Y, en ese momento, nada tiene un efecto más reconstituyente que un abrazo… Es mágico. Es increíble todo lo que cabe en un abrazo, toda la energía que te puede transmitir y la calma que te da.

En palabras de la psicoterapeuta Virgina Satir «necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos y doce para crecer».

Científicamente demostrado, deberíamos abrazar más.

 

 

 

Hold me in your arms…

 

.