Necesitamos innovar.
Esta es una máxima repetida hasta la saciedad en un mundo que no deja de cambiar, a una velocidad cada vez más acelerada. Los cambios exigen alta dosis de adaptación, y para ello es fundamental la innovación. No solo en el plano económico, también en el plano social.
La innovación empieza por la creatividad y necesitamos aplicar la creatividad en muchos ámbitos, uno de los cuales es, por supuesto, el económico.
¿Cómo debería desarrollarse la creatividad económica bien entendida y bien dirigida?
Una vez más, nuestro gran filósofo José Antonio Marina, nos ayuda a comprender los mecanismos de la creatividad, en esta ocasión a través de su aplicación en el plano económico, haciendo tándem con un gran experto del sector financiero Santiago Satrústegui, a través del libro «La creatividad económica«.

Es un libro muy interesante, riguroso y absolutamente recomendable para revisar conceptos alrededor de la inteligencia y abordar un tema novedoso como es el desarrollo de una inteligencia económica. Muchas gracias por hacérmelo llegar (debí haberlo descubierto yo mucho antes), me ha encantado y ya lo tengo entre mis «libros-joya».
El libro se presenta como «un prólogo a un programa educativo para desarrollar la inteligencia económica en todos sus niveles: empresarial, personal y social«. Todo un reto, que los autores consiguen superar de forma brillante. Me ha parecido un libro espléndido, con material muy útil que, sin duda, utilizaré en algunas de mis sesiones.
Los autores empiezan señalando la necesidad de reformar la inteligencia económica actual. ¿Por qué esa necesidad? Pues porque los fenómenos económicos derivan de la inteligencia que los inventa. Si queremos resolver problemas económicos, lo que tenemos que hacer es cambiar la inteligencia que debe resolverlos.

No podemos resolver los problemas,

pero podemos generar las fuerzas que los resolverán

Antoine Saint-Exupéry

Conceptos previos fundamentales de José Antonio Marina
Si la aspiración es desarrollar la inteligencia económica en todos sus niveles, es necesario comenzar por recordar algunos conceptos básicos sobre la inteligencia, que José Antonio Marina ya ha tratado en otras de sus obras:

La función principal de la inteligencia es la de dirigir el comportamiento… Y dirigir el comportamiento significa elegir las metas adecuadas.

El talento está después de la educación. La educación es la gran generadora de talento.

El reino de la inteligencia es la acción.

 
No todas las innovaciones sirven
La innovación es una aspiración lícita. Pero es necesario recordar que no todas las innovaciones sirven. Ante una idea, es necesario siempre un proceso de análisis para determinar qué ideas aportan valor y es bueno implementar y qué ideas no.
Parte de la crisis económica que hemos vivido fue causada por innovaciones financieras, cuyo mecanismo se comprendía mal y cuyas consecuencias no se meditaron. Los autores señalan que hubo varios culpables y que faltó también inteligencia política.
Los financieros no tuvieron competencia cognitiva o, si la tuvieron, la perdieron por el hecho de perseguir unos objetivos inadecuados. Por todo ello, necesitamos una inteligencia económica mejor.
Necesitamos distinguir creatividad económica de ingeniería financiera.
Por tanto, hay que ir con cuidado en sobre qué se aplica la creatividad económica y de qué modo.
 
La inteligencia económica
Para poder crear una «pedagogía de la creatividad», primero debemos entender sus mecanismos, empezando por las etapas de la actividad creadora:

La creatividad no es algo nuevo, sino que es algo que siempre ha existido en el ADN humano. La creatividad es parte del talento.
Toda acción creativa puede considerarse como una solución innovadora a un problema antiguo. La creatividad es una de las maneras que tiene la inteligencia de resolver problemas. Sin embargo, es conveniente conocer que existen dos tipos de soluciones a los problemas:  hay problemas que se resuelven algorítmicamente (a través de un conjunto de reglas y procedimientos) y hay problemas que se resuelven heurísticamente  (procedimientos informales, inventivos para encontrar una solución).
La consultora McKinsey ha señalado que el 30% del crecimiento producido procede de trabajos algorítmicos, mientras que el 70% procede de trabajos heurísticos. Lo cual no significa que siempre podamos acudir a soluciones heurísticas, sino que las personas con talento deben distinguir cuándo aplicar procedimientos conocidos y cuándo buscar una solución creativa.
El gran binomio de la creatividad económica, al igual que el de cualquier tipo de creatividad, es encontrar posibilidades y REALIZARLAS.
La economía es un ámbito fundamental en la actividad humana. La economía tiene que ver con el acceso, la producción, la posesión, la distribución y el intercambio de bienes.
La creatividad en economía existe y es necesaria. Como ejemplo, los autores exponen cómo se crearon los conceptos de propiedad, capital y mercado.
La reforma de la inteligencia económica
Una de las tareas de la inteligencia económica reformada debería ser construirnos de otra manera como «sujetos económicos».  Ya ha se ha realizado en otros momentos de la humanidad, como cuando el ser humano pasó de ser cazador-recolector a iniciar una economía productiva.
El nuevo «sujeto económico» que necesitamos «deberá tener rigor intelectual suficiente para aprender historia y conocer la realidad, pero también la creatividad necesaria para descubrir nuevas posibilidades».
Y es que todo ser humano debe elaborar un proyecto económico en su vida y su inteligencia económica debe desarrollarse en dos dimensiones: la personal y la social. Encontrar nuestro sitio en la sociedad tiene mucho que ver con nuestro desarrollo profesional y económico.
Los autores recuerdan al premio Nobel James Buchanan, quién lamentaba que la ciencia económica hubiera roto la relación con la filosofía moral de la que nació.
Recuerdan también a John Galbraith:

Los economistas hemos equivocado nuestras prioridades,

pensábamos que podíamos comenzar con la inversión en capitales,

pero deberíamos haber empezado por la inversión en educación

John Galbraith

El desarrollo del talento pasa por la educación. De ahí que nos recuerden la importancia de la Educación en mayúsculas, y que introduzcan un concepto relativamente nuevo: la necesidad de investigar y educar la inteligencia emprendedora, una de cuyas destrezas será inventar el modo de concretar un proyecto. No puedo evitar un sentimiento de satisfacción enorme al ver que los autores incidan en la importancia de educar el talento emprendedor, al igual que hago yo todos los días, por la importancia que tiene entrenar esta capacidad en las personas.
Los autores proponen una receta para prevenir crisis:  «los ciudadanos tienen que hacer uso de su poder económico… convendría que la gente aprendiera finanzas«.
 
Esta es una pequeña muestra de lo que nos ofrece el libro. Resulta complicado incluir una mención a todos los aspectos que aborda, por no decir imposible, puesto que el contenido, además de riguroso, es extenso. He apuntado, por tanto, solo alguno de los temas que tratan los autores, y debo señalar que  desarrolla en profundidad estos aspectos a través de las dos partes en que se estructura el mismo: «La inteligencia económica sobrepasada» y «La reforma de la inteligencia económica«. Un libro de imprescindible lectura.
La aspiración de reformar la inteligencia económica actual me parece un reto fascinante, un objetivo absolutamente necesario para evitar repetir situaciones dramáticas que se han dado en el pasado. Personalmente, no puedo estar más de acuerdo con los planteamientos de Marina y Satrústegui, que terminan recordando que el talento es nuestra gran riqueza y la creatividad forma parte de él. Nada mejor que invertir en la inversión más rentable: la Educación.