A veces, buscamos una señal…
A veces, cuesta tomar una decisión, dar el primer paso, hacer lo que realmente quieres hacer… Y nos engañamos, pensando que todavía no es el momento, que hay que esperar, que hay que hacer algo más antes de intentarlo, que falta algo, que no estás preparad@ al 100%…. No sé por qué, en muchas ocasiones, caemos en la indecisión ante temas fundamentales y decidimos posponer lo que queremos hacer. ¿Por qué será tan difícil dar ese primer paso?
Emprender cualquier acción en tu vida, a nivel profesional, a nivel personal, da lo mismo, requiere valentía -mucha- y esa valentía debe empezar siempre con la autoconfianza.

Emprender no es cuestión de querer que las cosas pasen…

sino de HACER que las cosas pasen.

La iniciativa es muy necesaria, debes ser consciente de que puedes construir tus propias opciones. Las cosas no pasan solas….
Y eres tú quién las empuja. Y solo las vas a empujar si confías en que puedes hacerlo.
¿Confías en tí?
Ojalá…. en general, hay mucho déficit de autoconfianza.
Y el déficit de autoconfianza es algo más acuciante en las mujeres… no es una sensación mía, es algo que ha medido un estudio publicado en Harvard Business Review, desarrollado por los investigadores Jack Zenger y Joseph Folkman. Las conclusiones de su estudio muestran que, aunque el porcentaje de mujeres en posiciones de liderazgo en EEUU es todavía bajo (solo el 4,9% de los CEO de Fortune 500 y el 2% de los CEO de S&P 500 son mujeres), cuando se evalúa su trabajo, los resultados son extraordinariamente buenos: son más efectivas en el 84% de las competencias medidas, y destacan especialmente en ‘tomar la iniciativa’, ‘actuar con resiliencia’, ‘practicar el desarrollo personal’, ‘liderar por resultados’ y ‘mostrar alta integridad y honestidad’.
Sin embargo, la investigación muestra que cuando se les pide a las mujeres que se evalúen a sí mismas, no son tan generosas en sus calificaciones.

«Cuando comparamos las calificaciones de confianza entre hombres y mujeres, vemos una gran diferencia en las menores de 25 años. Es muy probable que esas mujeres sean mucho más competentes de lo que creen, mientras que los líderes masculinos son muy confiados y suponen que son más capaces que ellas”.

Con el paso de los años, las mujeres parecen ganar en confianza, pero les lleva mucho tiempo llegar a igualar el nivel de confianza masculino.
Aunque ya sé que es una afirmación controvertida, los datos nos muestran, una vez más, las diferencias que existen entre mujeres y hombres, y la necesidad de promover en las mujeres determinadas actitudes y de favorecer un proceso de empoderamiento para conseguir que vean realmente todo su potencial. Los programas de liderazgo femenino son necesarios y ayudan a mejorar en aquellos temas en los que existe una necesidad clara, invertir en formación es la inversión más rentable.
Me encanta trabajar con mujeres e intentar aportar algo a su vida. Por cierto, en febrero presentación del libro “¿Somos malas madres?” en Barcelona, con muchísimas ganas de compartirlo, anunciaré en nada los detalles y, si estás en Barcelona, me encantaría verte allí.
Mejora tu autoconfianza
Y como habrá quién se pregunte “¿podemos mejorar nuestra auto-confianza?”, la respuesta es, por supuesto, sí.
Puedes mejorar tu autoconfianza. Sin duda el mejor artículo que he leído sobre autoconfianza, es “Valoración adecuada de un@ mism@: autoconfianza y soberbia” de Juan Carlos Cubeiro -que encontrarás en el link-.  y del que transcribo literalmente una parte:

“¿Qué es una creencia? Una idea que se da como verdadera, sea cierta o no, por lo que recibe completo crédito. Cuando hablamos de “creer en nosotr@s mism@s” nos referimos a la Autoconfianza, la seguridad en sí mism@, que como sabes es uno de los cinco dominios de la Inteligencia Emocional según Daniel Goleman. La Autoconfianza, esencial para nuestra empleabilidad y nuestro crecimiento personal y profesional, se compone de Autoestima (quererse a un@ mism@) y Autodignidad (saberse sujeto de derechos como ser humano).

La Autoestima es un requisito básico para el equilibrio, el bienestar y la felicidad. Para analizar y mejorar la Autoestima, suelo acudir a Nathaniel Branden (que la define como la propia disposición a considerarnos competentes frente a los desafíos vitales y sentirnos merecedores de felicidad) y sus seis pilares:

Vivir conscientemente. No nos limitemos a “resolver problemas”, a saltar obstáculos, sino a reflexionar sobre ellos, a entenderlos (pautas). Debemos aprender de los errores para no convertirlos en fracaso y, como recomendaba el oráculo de Delfos, “conócete a ti mismo”: tus fortalezas y tus oportunidades de mejora.

La propia aceptación. Hay cosas (logros, relaciones) que no salen como nos gustaría. Pero si no las aceptamos, nuestra autoestima sufre a través de un diálogo interior tóxico. La falta de aceptación conduce al autosabotaje.

Autorresponsabilidad. Es saber y aceptar que somos protagonistas y no víctimas. Hemos de sentirnos responsables de nuestras decisiones y de sus consecuencias, aunque no nos gusten. Tenemos responsabilidad (capacidad de respuesta) sobre nuestro bienestar y nuestra felicidad. Tomemos las riendas de nuestras vidas.

Autoafirmación. ¿Nos dedicamos a agradar a los demás o a ser coherentes con nuestros valores, principios e intereses? Las virtudes son valores vividos, no valores meramente enunciados. La Autoafirmación es Valentía, el término medio entre la cobardía y la temeridad (Aristóteles).

Vivir con propósito. Cuando decimos “propósito” (un término del que ahora se abusa) no nos referimos a la rigidez de una única meta (como decía Eisenhower, “los planes son inútiles, planificar lo es todo”), sino a vivir con sentido, con significado. A encauzar nuestra vida de la manera que queremos.

Integridad personal. Implica que somos personas congruentes entre lo que sentimos, decimos y hacemos. Es muy probable que la incoherencia (unida a la disonancia cognitiva) nos lleve a la somatización y a enfermedades.”

“La Autoestima no depende de nuestra situación socio-económica, de nuestra genética, del entorno… depende de nosotr@s mism@s y de nuestra interpretación del contexto. Una baja autoestima no es irreversible en absoluto: siempre se debe trabajar para fortalecer nuestra Autoconfianza.”

“¿Qué pasa con la gente que tiene “demasiada” confianza en sí misma? El último libro de Tomás Chamorro-Premúzic se titula en castellano ‘¿Por qué hay tantos hombres incompetentes en la Alta Dirección’?’. Simplemente, porque la herramienta de promoción es la opinión de uno mismo (self) o de sus jefes, que suelen ser amigos (y de rasgos parecidos) a estos incompetentes. La solución para esta catástrofe es contar con herramientas científicas, objetivas, de selección y promoción, disponer de un perfil adecuado (Modelo de Liderazgo Propio) y analizar en términos DAFO las fortalezas y oportunidades de mejora de cada candidato.”

“Recordemos que el Talento es “poner en valor lo que una persona sabe, quiere y puede hacer”. La soberbia es un sentimiento de superioridad ante los demás que marca un trato distante o despreciativo hacia ellas (una variante es el orgullo insano de las personas generosas, como reacción excesiva ante una contrariedad). La soberbia nace de la comparación social, y por tanto nos hace infelices, perjudica nuestro bienestar.

Sin embargo, la humildad no es depreciar nuestro talento. Todo lo contrario: es seguir cultivándolo (Learnability) desde el sano orgullo. Ni que decir tiene que el Coaching es un proceso de acompañamiento muy valioso para fortalecer la Autoestima, y con ella la Autoconfianza, desde una valoración más adecuada de nuestro Talento. El Coaching es un espejo al que mirarse, no como Narciso, sino como una persona segura de sí misma con retos sanamente ambiciosos. Porque lo mejor está por llegar.”

Como le gusta recordar a Juan Carlos Cubeiro, en palabras de Aristóteles, “en el término medio está la virtud”, ni soberbia ni una humildad que desprecie nuestro talento. Algo a tener muy en cuenta, especialmente para todas estas mujeres que no nos valoramos como deberíamos.
Activa la autoconfianza, cree en ti, enamórate de ti… porque eres capaz de hacer mucho más de lo que crees.
Y, si esperas una señal antes de decidirte a hacer algo…
mira bien a tu alrededor,
no sea que se te pase sin verla
 
Dame una señal…

 

Te encuentre o no, te encuentre o no…

persistiré, porque sin ti me falta algo