Convencida de que la habilidad de emprender es un activo estratégico en una sociedad como la actual, comparto con vosotros mi artículo de hoy en el diario Segre.
En un mundo que cambia a gran velocidad, los sistemas educativos de prácticamente todo el planeta se están modificando. Existe la necesidad de adaptar los contenidos formativos a las necesidades del siglo XXI. Y uno de los grandes cambios en Educación ha sido la introducción de la competencia de sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor.
Una competencia que se está demostrando necesaria para los jóvenes estudiantes, al igual que para los profesionales de todas las áreas. Es una habilidad importante para llevar a la práctica proyectos propios, a la vez que es muy valorada por las empresas.
Por ello, es importante entender exactamente en qué consiste la habilidad emprendedora, y saber cómo desarrollarla.
Definición de la habilidad de emprender
La habilidad de tener sentido de la iniciativa y espíritu emprendedor consiste en desarrollar la capacidad de la persona para transformar las ideas en actos. La habilidad hace referencia al fomento de cualidades personales como creatividad, disposición a la innovación, a la asunción de riesgos, autoconfianza, liderazgo y capacidad de planificar y gestionar proyectos para alcanzar objetivos.
Como vemos, es una habilidad que requiere muchas destrezas. No es fácil. Pero es necesaria en un entorno cambiante. No podemos olvidar la necesidad de crear, innovar y emprender para añadir valor a nuestra actividad profesional, tanto si es a nivel individual como si es dentro de una organización.
Porque los emprendedores que arrancan nuevos negocios son importantes para nuestra economía. Pero no podemos olvidar que los intra-emprendedores son piezas clave en las empresas. Aquellos trabajadores que aportan ideas, creatividad y nuevas formas de hacer un trabajo generan más valor. Las empresas que quieren progresar, mejorar y competir con mayores probabilidades de éxito necesitan intra-emprendedores.
¿Se puede desarrollar esta habilidad?
Desarrollar la capacidad de tener iniciativa emprendedora es algo que todos podemos hacer para nuestro desarrollo personal.
Tener iniciativa es cuestión de acción, y esta acción debe provenir de una visión clara de la situación, reflejo de un conocimiento profundo y elevadas dosis de observación. Por ello, el primer paso es tener curiosidad. La iniciativa nace de la observación de nuestro entorno, el análisis de lo que vemos y la identificación de necesidades en ese entorno que puedan ser cubiertas por nuestra actividad. Ser observador es la clave para detectar esas necesidades.
Por otra parte, es necesario no dejar nunca de aprender. La vida debe ser un proceso de aprendizaje constante. Para estar preparados para nuevos retos es necesario aprender continuamente. Y desarrollar la habilidad de emprender puede ser parte de este aprendizaje continuo, como una forma de crecer personal y profesionalmente.
Aprender a emprender es posible. Aprender a entrenar la capacidad de observación, saber cómo reconocer una oportunidad, cómo pasar de la idea al proyecto real, cómo crear un plan de negocio viable o qué recursos aplicar para afrontar las dificultades que encontraremos en la vida real.
Tener iniciativa emprendedora significa reconocer nuestra responsabilidad para hacer que las cosas sucedan. Supone contribuir a encontrar soluciones a los problemas que se plantean cada día. La habilidad de emprender es un activo estratégico esencial para el crecimiento personal, empresarial y social. Aunque resulte difícil, es un reto que merece la pena.
Comentarios recientes