Artículo publicado en Universo UP
Después de mucho tiempo en que en educación han primado los contenidos, nos encontramos con una realidad social y económica como la actual: una tasa de paro juvenil que supera el 50%, mientras las empresas se quejan de las dificultades para cubrir determinados puestos de trabajo. Desde distintos ámbitos, se viene reiterando que existe un desajuste entre las cualificaciones adquiridas por las personas en el sistema educativo y las necesidades de competencias profesionales demandadas en el mercado de trabajo.
Y es que actualmente un expediente académico brillante no es garantía de una carrera profesional de éxito.
Los contenidos en educación están sobrevalorados
La OCDE presentó su informe “OECD Skills Strategy Diagnostic Report. Spain 2015, en el cual  plantea la necesidad de mejorar el desarrollo de habilidades en España. En el informe aborda la necesidad de mejorar las habilidades de los estudiantes en la educación obligatoria, aunque no es el único ámbito donde lo plantea, ya que también lo considera imprescindible para la población trabajadora adulta. No podemos olvidar que hemos entrado en la era del aprendizaje y la formación debe acompañarnos a lo largo de toda la vida.
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Todo ello unido a que ha desaparecido el empleo para toda la vida. El concepto de trabajar toda la vida en un mismo puesto de trabajo y en una única empresa ya ha cambiando y lo hará todavía más. A lo largo de una carrera profesional, lo habitual será trabajar para varias empresas, en distintos puestos de trabajo e incluso en varios sectores de actividad. No es algo nuevo, Peter Drucker ya hablaba de ello en los años 60: “En un mundo cada vez más complejo, en el que un individuo puede verse obligado a ejercer varias profesiones en el transcurso de su existencia, es indispensable seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida”.
Los mensajes de alerta nos llegan desde muchos entornos. Hace poco afirmaba Yuval Harari, Historiador de la Universidad Hebrea de Jerusalén y escritor de éxito, “en 40 años el 90% de los ciudadanos no tendrá trabajo. No porque no lo encuentre sino porque dejaremos de ser útiles”. Una afirmación preocupante, que nos obliga a la reflexión. Sabemos que los trabajos repetitivos van a ser sustituidos por robots. La Universidad de Oxford asegura que el 47% de los empleos actuales serán automatizados por máquinas, software y robots en los próximos 20 años.
No se trata de ser pesimistas, se trata de aceptar que hemos entrado en una nueva época. Nuestra sociedad se está transformando y ha pasado a necesitar a personas con un perfil distinto. Y aquí, las habilidades (skills) han tomado el protagonismo.
La mejora en nuestra economía debe venir de la mano de la formación en habilidades. En todos los momentos de la educación: en la educación obligatoria, en la formación profesional, en la universidad y en la formación en las empresas.
El trabajo de James Heckman
Las investigaciones de autores destacados como el premio Nobel James Heckman han contribuido a enmarcar la importancia de la formación en habilidades.
Heckman ha demostrado que el desarrollo de habilidades no cognitivas en la infancia es el primer determinante del desarrollo laboral futuro de un estudiante – aislando el efecto de la inteligencia innata -. Es decir, el desarrollo de habilidades no cognitivas va a determinar en gran medida a dónde va puede llegar profesionalmente una persona. No será la cantidad de formación tardía la que lo determine, sino ese desarrollo temprano.
Por otra parte, en los trabajos de Heckman, también ha quedado contrastado que los niños que consiguen un mayor desarrollo temprano de sus habilidades van a absorber muchos más conocimientos en el futuro. En cambio, los niños con problemas severos en la infancia tienen una capacidad mucho menor de adquisición de nuevos conocimientos.

La educación es fundamental para el avance de un país. James Heckman

Sabemos que las habilidades son críticas en el desarrollo de las personas. Las personas que poseen determinadas habilidades están mejor preparadas para seguir aprendiendo, para adaptarse a los cambios y para participar más plenamente en la sociedad.
Las investigaciones de Heckman deberían animar a invertir en programas de desarrollo de habilidades, que presentan una elevada ratio de efectividad / coste, tal y como anima la OCDE en sus últimos informes sobre educación, donde señala de forma contundente “las habilidades son la base sobre la que se debe construir futuro crecimiento y prosperidad”.
Los contenidos son necesarios, pero están sobrevalorados. Más allá de enseñar a los niños geografía o o ciencias, es importante enseñar a los niños a desarrollar su creatividad, a potenciar su sentido de la iniciativa y a saber comunicarse con eficiencia y seguridad… Si tantas voces autorizadas lo están diciendo, será por algún motivo. Necesitamos habilidades para conquistar el futuro.