Quienes sobresalen no son quienes tienen buenas ideas,

sino los primeros que las llevan a la realidad.

La creatividad es una habilidad fundamental en nuestra sociedad. Sabemos que es una de las grandes habilidades necesarias para desenvolvernos adecuadamente en un entorno que cambia a una velocidad cada vez mayor, donde es imprescindible ser capaces de crear nuevos conceptos y de ofrecer nuevos enfoques.
Sin embargo, el auténtico valor de la creatividad no puede salir a la luz si la persona no se atreve a llevar su idea a la práctica. En mis clases en ESADE y en mis sesiones de formación puedo comprobar con frecuencia que existen multitud de buenas ideas, sin embargo poc@s se atreven a llevarlas a la realidad. Este es un aspecto importantísimo a trabajar para potenciar la habilidad emprendedora de las personas: convencerlas de la importancia de convertir las ideas en realidad. Porque las ideas son importantes, pero
¿qué precio tiene una idea?
Cuando pregunto a mis alumnos qué precio tiene una buena idea, las respuestas son muy dispares… aunque generalmente, comentan lo que se ha pagado en el proceso de venta de alguna startup conocida -como los 21.800 millones de dólares que se pagaron por Whatsapp-. Pero aquí es necesario detenerse y analizar qué es lo que realmente da valor a una idea:
.  Una buena idea sin ejecución vale muy poco
.  una buena idea con una ejecución realizada de forma aceptable ya tendría más valor
.  pero solo las ideas con ejecuciones brillantes son las que generan operaciones realmente atractivas.
a good idea
Los inversores no pagan por la idea, pagan por una ejecución brillante de una idea. Debemos tenerlo claro, lo importante es la ejecución de la idea.
Por ello, en el análisis de la creatividad no solo importa el proceso de generación de ideas, sino también entender qué aspectos ayudan a pasar a la acción.
Tom Kelley y David Kelley acuñaron el término «Creative Confidence» (Confianza Creativa) para tratar justamente sobre este tema, que explican en el libro del mismo título. Para los autores, la combinación de pensamiento y acción son los que dan lugar a la «confianza creativa», a la habilidad de generar nuevas ideas junto con el valor necesario para llevarlas a la práctica. Para conseguir confianza creativa, proponen una serie de pautas que hacen que las ideas se conviertan en realidad.
CONFIANZA CREATIVA
Atreverse
Los individuos se programan a sí mismos para el éxito o para el fracaso, en función de la confianza que tengan en sí mismos. La importancia de la confianza es un tema recurrente, del que hemos hablado en diversas ocasiones. Es muy claro, si no confías en ti mism@, no te atreverás a pasar a la acción.
Uno de los mayores enemigos de la confianza es el miedo al fracaso, un miedo que debemos aprender superar porque el fracaso -aunque sea relativo y ambiguo- siempre aparecerá en alguna etapa del proceso creativo.
Pasar de la página en blanco a la perspectiva

El proceso creativo puede tener lugar en cualquier parte. Es necesario que exista curiosidad, optimismo, capacidad de aceptar el fracaso como un paso del proceso hacia el éxito y una mentalidad que no se quede en las ideas, sino que sea capaz de pasar a la acción.

Con estos requisitos, es necesario ser capaces de conseguir una visión en perspectiva de la idea, poder definirla claramente, teniendo en cuenta que las mejores ideas se obtienen cuando están formuladas en términos de la necesidad de las personas a las cuales se dirige la idea, en términos de aportar soluciones.
Saltar
Este paso es fundamental: saltar del plan a la acción.
Básicamente, se trata de cambiar los planteamientos del tipo «estaría muy bien hacer esto» por una frase como «puedo terminar esto antes de una semana».
Unir
Si bien las ideas suelen nacer del proceso creativo de una persona, los proyectos requieren de trabajo y esfuerzo en equipo. Difícilmente una persona sola conseguirá impulsar con éxito un proyecto, mientras que la colaboración ofrece siempre mayores probabilidades de éxito. Es necesario crear grupos con confianza creativa.
Continuar
Y, por supuesto, el proceso creativo necesita un proceso de continua adaptación a la realidad, no es estático.
 
Las ideas son importantes porque son el origen de cualquier proyecto. Sin las ideas sería imposible innovar. Pero cuando tienes un proyecto por desarrollar -profesional o personal- es conveniente ponerte una fecha límite. Te ayudará a de dar prioridad a las cosas fundamentales, te obligará a ir probando si lo que tienes en mente realmente funciona y te hará olvidar el pánico escénico -ese intenso temor paralizante que puedes sentir en el momento de pasar a desarrollar realmente tu proyecto-.
Ya sabes:
Piensa y planifica, pero…
pon fecha a la acción,
si no, te quedarás solo con la idea.