Artículo publicado en Blogs ABC – Escuela de Padres con Talento
Educación y Economía son vasos comunicantes. La importancia de la educación en nuestra sociedad es fundamental. Invertir en educación es invertir en futuro.
La crisis económica ha supuesto para España un cambio más profundo que en otros países y ha dejado como consecuencias más graves las elevadas tasas de desempleo –especialmente en desempleo juvenil- y un índice de desigualdad preocupante en nuestra sociedad. Estos son dos focos en los cuales es imprescindible mejorar: reducir el desempleo y la desigualdad social. En ambos casos, la solución pasa por invertir en capital humano.
El Capital Humano es la mayor riqueza de una nación
El capital humano está formado por el conjunto de las capacidades que una persona adquiere con su educación y su formación. Las personas pueden invertir en sí mismas a través de la educación y ampliar así sus posibilidades de desarrollo a nivel personal y profesional, así como contribuir al desarrollo social.
Invertir en educación es invertir en capital humano y tiene un retorno sustancial, ya que influye en la retribución futura de las personas y, por derivación, en el progreso de la sociedad.
A lo largo del siglo pasado, la mejora de la calidad del capital humano fue una de las principales causas de crecimiento económico. Pero, las estadísticas nos muestran como, a partir de 1980, la calidad del capital humano dejó de mejorar.
España necesita mejorar en educación si quiere retomar un proceso de crecimiento económico y social que la sitúe en niveles similares a los de países más avanzados. La relación que existe entre educación y crecimiento económico es clarísima en cualquier análisis cuantitativo que tomemos.
¿Cómo se acumula Capital Humano?
La acumulación de capital humano es un proceso dinámico. Las habilidades adquiridas durante una etapa determinada de la vida suponen una mejora para la persona en cuestión pero afectan, además, a la capacidad de adquirir más habilidades en la siguiente etapa de la vida de esa persona.
El capital humano se va formando a lo largo de toda la vida de las personas -sabemos que vivimos en la sociedad del aprendizaje, no podemos dejar nunca de aprender-, por lo que será fundamental en las primeras etapas educativas (educación en la etapa de primera infancia, sabemos que los déficits de formación en las etapas infantiles son muy difíciles de recuperar después) y sabemos también que el capital humano no se forma solo en el sistema educativo, sino que se nutre de todo su entorno.
Por tanto, la mejora que necesita la educación debe pasar por una reforma amplia. Los expertos así lo señalan, como podemos comprobar en la propuesta de José Antonio Marina en su libro “Despertad al diplodocus”, donde propone emprender un cambio educativo estructurado alrededor de 5 motores de cambio:
- la escuela
- la familia
- la ciudad
- la empresa
- y el Estado.
La educación se adquiere en los distintos ámbitos, no solo en la escuela.
Recordemos que James Heckman ha demostrado que el primer factor que origina diferencias entre las personas es el “accidente del nacimiento”. Las conclusiones de Heckman son que el entorno familiar condiciona enormemente los resultados a los que puede aspirar un niño al alcanzar la edad adulta. El contexto familiar de un niño es un factor que permite predecir con bastante precisión sus futuras capacidades cognitivas y su futuro profesional. No es algo inamovible, pero es un factor condicionante muy importante.
La importancia de mejorar la educación es fundamental porque la educación impacta directamente en el nivel de renta de las personas, contribuye a generar riqueza en la sociedad, afecta el modo de afrontar la vida de cada persona y ayuda a redistribuir la riqueza. Creo que son motivos suficientemente poderosos para plantearse seriamente la necesidad de invertir en educación de un modo eficiente y la necesidad de hacer frente a los retos a los que se enfrenta nuestro sistema educativo.
La educación es el arma más poderosa
para cambiar el mundo
Nelson Mandela
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