Artículo publicado en INED21.
La educación debe ser un proceso de aprendizaje para la vida. Estoy convencida de ello y por este motivo, he escrito en otras ocasiones sobre la necesidad de aplicar en el ámbito de la educación todos los conocimientos científicos que se han desarrollado en los últimos años y que nos muestran caminos para mejorarla.
Si a nivel científico se consiguen avances importantes, resulta difícil entender que estos conocimientos no se trasladen al mundo real y sirvan para mejorar el mundo. Creo que la finalidad de las investigaciones no debería ser simplemente la de estar publicadas en revistas científicas y ser comentadas por una determinada comunidad profesional, sino que deberían traspasar este ámbito y conseguir que se incorporen a la educación, como nuevas formas de  mejorar la preparación de las personas para desarrollar su vida profesional y personal en este nuevo mundo VUCA.
De entre todo este universo de trabajos científicos, absolutamente amplio y rico, me gustaría empezar resaltando a tres autores laureados con premios Nobel, cuyas investigaciones tienen impacto en educación —aunque podrían ser muchísimos más los trabajos científicos  a comentar, tal vez en artículos siguientes—.
 
Theodore Schultz y el capital humano – Premio Nobel 1979
“La educación es una inversión”
Theodore Schultz
Theodore William Schultz fue el primer investigador que señaló que la educación no era un gasto sino una forma de inversión. Sus trabajos demostraron, por vez primera, que la educación conduce a las personas a mejorar su nivel de renta y su nivel de bienestar y recibió el Premio Nobel de Economía de 1979.
La teoría del capital humano señala que para explicar ciertos fenómenos macroeconómicos, como por ejemplo, el crecimiento del PIB, es necesario incluir, además de los factores: capital y trabajo, un tercer factor: el capital humano, entendido como la acumulación de inversiones en educación, formación en el trabajo, salud y otros factores que permiten aumentar las capacidades de la persona.
Para Schultz, la inversión en conocimiento constituye un factor decisivo no solo a nivel económico, sino también cuando se trata de asegurar el bienestar humano. A partir del profesor Schultz, muchos investigadores han desarrollado sus trabajos en esta línea, para analizar el impacto del capital humano como un recurso estratégico.
 
Eric R. Kandel y principios de aprendizaje y memoria – Premio Nobel 2000
“El cerebro puede cambiar
gracias a las experiencias”
Eric R. Kandel
La neurociencia ha realizado avances a niveles espectaculares. Como señala el Premio Nobel Eric R. Kandel “la neurociencia ha hecho posible que se empiece a explorar la biología del potencial humano, que podamos entender qué nos hace como somos”.
Tras muchos años de ver el cerebro como algo fijo, hemos pasado a conocer la neuroplasticidad cerebral a cualquier edad. No es que podamos cambiar todo aquello que nos propongamos de nuestro cerebro, pero sí mucho más de lo que se creía.
El cerebro es un órgano plástico y moldeable, lo comenté ya en mi artículo “Las emociones importan en educación”. Y no solo es plástico durante los primeros años de vida, los neurocientíficos nos indican  que  la plasticidad se produce a cualquier edad.
El filósofo José Antonio Marina nos expone que “la adolescencia es una etapa privilegiada: el cerebro se rediseña por completo” y nos abre la puerta a aprovechar el talento adolescente y a evitar que determinados tópicos sociales se convierten en profecías autocumplidas.
Y no solo la adolescencia es una etapa para moldear nuestro cerebro… la vida es un proceso de modelaje continuo que conviene aprovechar. La investigación de Kandel descubrió que los reflejos podían ser modificados por el aprendizaje, y que el aprendizaje involucraba alteraciones en cómo se comunicaban las neuronas. Resulta que la memoria a corto plazo involucra cambios efímeros en las conexiones y no hay cambios anatómicos. Pero la memoria a largo plazo involucra cambios perdurables que resultan del crecimiento de conexiones sinápticas nuevas. Como dice el profesor Kandel fue asombroso descubrir que el cerebro puede cambiar gracias a las experiencias.
 
James Heckman y la necesaria inversión en educación infantil – Premio Nobel 2000
“Es más rentable invertir en párvulos
que en bolsa”
James Heckman
James Heckman, premio Nobel de Economía del año 2000, ha demostrado con sus trabajos de investigación que Es más rentable invertir en párvulos que en bolsa.
Los trabajos de James Heckman han concluido que la rentabilidad de invertir en educación de primera infancia es superior a otros tipos de inversión.
Las conclusiones de Heckman destacan que el entorno familiar condiciona mucho los resultados a los que puede aspirar un niño al alcanzar la edad adulta. En concreto, habla del “accidente del nacimiento”, para referirse a que el azar de nacer en una determinada familia constituye una fuente importante de desigualdad.
La diferencia de capacidades entre los niños desfavorecidos y los de familias acomodadas comienza a detectarse en una edad muy temprana. El contexto familiar de los párvulos es un factor que permite predecir con bastante precisión sus futuras capacidades cognitivas y socioemotivas.
Si una sociedad invierte en educación en edad temprana, fomenta la escolaridad, reduce la delincuencia, mejora las aptitudes de los niños y les conduce a obtener mejores niveles de renta en su vida profesional futura. Un mayor nivel de renta repercute en mejorar la vida de la persona y contribuir con un mayor nivel de impuestos a la sociedad y, por tanto, genera un mayor bienestar social. Invertir en medidas que palien las diferencias entre los párvulos es una inversión rentable.
El profesor Heckman señala que la formación que se va sumando a lo largo de la vida es dinámica. “Las competencias generan competencias y la motivación produce más motivación. Si un niño carece de motivación para aprender y emprender desde los primeros años, es muy difícil que en la edad adulta tenga éxito profesional y social”. Sus conclusiones indican que no se trata simplemente del nivel de ingresos de los padres. Lo más importante es la calidad del contexto familiar y social que los niños encuentran en su infancia.
Schultz, Kandel y Heckman son tres ejemplos de grandes investigadores que nos han abierto una puerta hacia la mejora de nuestra sociedad. Entender que la educación es una inversión y no un gasto, ser conscientes de la neuroplasticidad del cerebro que exponía Kandel e impulsar políticas educativas que favorezcan la educación infantil como propone Heckman son lecciones que, sin duda, debemos aprovechar si queremos mejorar el futuro de nuestra sociedad.
 
La educación es el pasaporte hacia el futuro, el mañana
pertenece a aquellos que se preparan para él en el día de hoy.”
Malcolm X