El propósito de la vida es crecer

y el camino es aprender

Buscamos continuamente nuevos conocimientos, entender más. La especie humana es la especie que tiene una fase de aprendizaje más prolongada en los mamíferos.
Aprender es un objetivo continuo en nuestra vida. Sabemos que nuestro cerebro es un órgano absolutamente plástico. Buscamos ampliar los límites de nuestra inteligencia… lo que hace surgir preguntas como ¿por qué ese afán por aprender? ¿Cuál es la finalidad de la inteligencia?
La finalidad de la inteligencia no es conocer, sino guiar a la acción. Así lo expone José Antonio Marina en su libro «Objetivo: generar talento. Cómo poner en acción la inteligencia».
 
Durante siglos se relacionó la inteligencia con el conocimiento y se consideraban inteligentes aquellas personas que eran capaces de memorizar gran cantidad de información. Es posible que muchos de los errores educativos que hemos sufrido tengan su origen en haber intentado educar la inteligencia cognitiva, proporcionando conocimientos a los niños, sin dar importancia a otras vertientes de la inteligencia.
José Antonio Marina expone que la «inteligencia emocional» intentó llenar ese vacío, pero tampoco proporcionó una visión integrada de la mente humana, probablemente porque la función de la inteligencia no es conocer, pero tampoco es sentir.

La función de la inteligencia no es conocer,

sino dirigir la acción

José Antonio Marina
Marina señala que la función de la inteligencia es dirigir la acción. Una conclusión tremendamente lúcida y valiente. No vivimos para conocer, sino que conocemos para vivir de la mejor manera posible. Por ello, más allá de la inteligencia cognitiva y de la inteligencia emocional, el nuevo modelo que debe integrar a todos los demás es de la «inteligencia ejecutiva».

INTELIGENCIA GENERADORA

El objetivo de la educación de la inteligencia generadora parece claro: ‘aprender conceptos, aprender a tener buenas ideas, buenos sentimientos, ayudar a tomar buenas decisiones, conseguir las habilidades necesarias y mantener el deseo de mejorar’.
La inteligencia generadora (IG) tiene dos componentes: uno biológico –el conjunto de operaciones neuronales con que nuestro cerebro está dotado– y otro aprendido –la información–. La ecuación de laInteligencia Generadora es = Biología + Memoria.

«La finalidad de la inteligencia no es conocer, sino guiar a la acción».

La plasticidad es el fundamento físico del aprendizaje, es decir, de la memoria. Debemos recordar las enormes posibilidades que nos brinda la plasticidad del cerebro. El ser humano tiene la capacidad de actuar sobre su propio cerebro, cambiándolo. Lo que hacemos esculpe nuestro cerebro. Este es un tema que ha quedado demostrado empíricamente con multitud de estudios, como el de Eleanor Maguire, que comprobó mediante escáneres cerebrales que los taxistas de Londres habían desarrollado extraordinariamente su hipocampo, sede de la memoria espacial, tras años de memorizar el callejero de la ciudad.
En la creación de la inteligencia generadora, el primer paso es hacer una reivindicación de la memoria. La memoria es la base de todo aprendizaje, gracias a la cual podemos aprovechar la experiencia propia y la ajena. Marina defiende que el fundamento de la inteligencia humana es la memoria, y que el talento se basa en la gestión óptima de la memoria.

«Por ignorancia se ha devaluado la memoria en favor de otras facultades, por ejemplo, la creatividad, como si ésta fuera una capacidad autónoma, que brotara por generación espontánea o como un don».

La creatividad surge a partir de nuevos modos de relacionar conceptos. Si nuestro cerebro no tiene una base datos previa, si no tenemos conocimientos almacenados, no será posible desarrollar el pensamiento creativo.

Para tener buena imaginación,

hay que tener buena memoria

«Es posible que muchos de los errores educativos que hemos sufrido tengan su origen en haber intentado educar la inteligencia cognitiva, proporcionando conocimientos a los niños, sin dar importancia a otras vertientes de la inteligencia».

Después de siglos de veneración del talento innato, ahora es el momento de reivindicar el entusiasmo por el aprendizaje, que es el que permite superar límites. Para alcanzar la excelencia en un campo hace falta entrenamiento. El talento reside en la memoria entrenada. Y a ese entrenamiento le podemos poner una cifra: las famosas 10.000 horas de práctica deliberada, que se cuantificaron a raíz de un experimento en la Academia de Música de Berlín, en el que demostraron que lo que separaba a los alumnos buenos de los extraordinarias eran las horas de práctica con el instrumento: los extraordinarios habían dedicado unas 10.000 horas de práctica deliberada al mismo.
El poder del entrenamiento es, pues, muy importante. Mediante el entrenamiento adquirimos hábitos eficientes. La pedagogía se enfrenta a la necesidad de fomentar la adquisición de hábitos.

CUESTIÓN DE HÁBITOS

Los hábitos amplían la inteligencia

El desarrollo del talento infantil implica ayudar a configurar una inteligencia generadora activa, que asimile conceptos y a la vez sea capaz de utilizarlos productivamente. La inteligencia generadora entrenada es la que permite a los expertos reconocer patrones invisibles para los demás. Así es como, por ejemplo, los radiólogos expertos pueden ver en una placa de rayos X patrones que otros no ven.
 

INTELIGENCIA EJECUTIVA

La inteligencia ejecutiva (IE) también se educa. La educación de la inteligencia ejecutiva es también parte de la educación del talento y, en este caso, quién debe dirigirla es el entrenador.
El esquema de funcionamiento de nuestro cerebro se basa en que está dirigido a una meta y controlado por un mecanismo de feedback. Entrenar la inteligencia ejecutiva es todo un reto, y según Marina, el primer paso es la inhibición.

Lo que define a la especie humana es su

capacidad de control

Roy Baumeister
El primer acto ejecutivo de nuestro cerebro es la inhibición. La capacidad de inhibir el estímulo es eficaz porque nos permite deliberar sobre él y sobre las posibilidades alternativas. Sin esta capacidad de inhibición, la inteligencia ejecutiva no puede funcionar adecuadamente. A partir de este punto, conviene trabajar en las “virtudes de la acción”.
La educación puede actuar construyendo una inteligencia generadora rica y eficiente, y construyendo una inteligencia ejecutiva eficaz y con buenos criterios de evaluación.
 

LA IMPORTANCIA DEL CRITERIO

El análisis de José Antonio Marina acaba en el talento de la sociedad.

«El talento de un grupo, una sociedad o una organización es su capacidad de elegir bien las metas y de movilizar todas las inteligencias individuales que lo componen para conseguir alcanzarlas, aumentando al mismo tiempo sus posibilidades personales».

Y termina reflexionando sobre la importancia de los criterios de evaluación. Cuando la inteligencia acierta en elegir unos criterios de evaluación, en unos valores adecuados, consigue desarrollar grandes proyectos. José Antonio Marina reivindica una vez más una teoría de la inteligencia que empiece en la neurología y que termine en la ética.

TOMAR DECISIONES

¿Cómo decide nuestro cerebro?
La importancia del criterio es fundamental.

Si la función de la inteligencia es guiar a la acción, necesitamos aprender para poder decidir mejor.

Aprender para aplicar mejor la inteligencia ejecutiva.

Decidir, hacer…

Y es justamente ahí dónde todo se complica… tomar decisiones es difícil.
Los avances en investigaciones nos muestran cómo funciona el proceso de decisión en nuestro cerebro. Elneurocientífico Rubén Moreno explicaba recientemenete en una entrevista que «para decidir, simulamos varios futuros y elegimos uno». En la entrevista, destaca la dificultad que supone para muchas personas decidir:

«El cerebro es una máquina del tiempo, según Moreno, que, para tomar decisiones, evoca escenarios pasados, simula futuros y elige uno. Pero esa máquina del tiempo cerebral consume energía, y hemos evolucionado para optimizarla, así que preferimos que alguien nos reduzca las opciones ante problemas complejos y múltiples escenarios a dos: un sí o un no. Así, si quien decide por nosotros comete un error, también podemos echarle la culpa. Por eso, la mayoría prefiere obedecer a decidir».

 
Las grandes decisiones en tu vida nunca son fáciles…
pero debes confiar en ti mism@ a la hora de tomar decisiones.
Lo más difícil de aprender en la vida
es qué puente cruzar
y qué puente quemar
Bertrand Russell
He cruzado puentes que nunca pensé que me atrevería a cruzar. Y me alegro de haberlo hecho. También confieso que tal vez he quemado algún puente demasiado pronto… pero no importa, decidí yo. Cualquier decisión supone tomar un camino y despedirse de otro. Y cuando se trata de decisiones trascendentes, de las que pueden marcar un antes y un después, mayores son las posibilidades de que nos surjan la duda y el miedo.

Decidir cuándo cruzar un puente es difícil, requiere valentía. Hay cosas que te empujan a hacerlo, como hay otras que te frenan y te dicen que no lo hagas…

Ahí es donde necesitas la confianza en ti y tomar el control de tu vida, en vez de permitir que sea la inercia del día a día quién decida. La mayor parte de la gente nunca se llega a atrever a tomar decisiones valientes, prefiere dejarse llevar por otros. Es una pena, yo creo que, en las decisiones importantes de tu vida, debes decidir tú. Porque  todas las decisiones que tomas tienen consecuencias en tu vida…. y las que no tomas, también.

Oh, simple thing, where have you gone?

I’m getting old, and I need something to rely on

so tell me when you’re gonna let me in

I’m getting tired, and I need somewhere to begin

and if you have a minute, why don’t we go…

talk about it somewhere only we know?