¿Qué te dice tu intuición?
Escuchamos poco lo que nos dice nuestra intuición. Desconfiamos.
Durante mucho tiempo no le hice demasiado caso a mi intuición. No me parecía lógico ni creía que fuera sensato hacerle caso …
Y hoy, sentada en el AVE, en uno de mis trayectos Barcelona – Madrid, reflexionaba justamente sobre cómo acierta la intuición en muchísimas ocasiones . Con el tiempo, me he dado cuenta de que puede tener (mucho) sentido escuchar lo que te dice tu intuición. He ido observando que, en ocasiones, tomamos decisiones acertadas con muy pocos datos y de forma casi instantánea. Sin saber por qué, ese instinto te guía justamente hacia la decisión adecuada. Tal vez sea que necesitas una cierta madurez para fiarte de algo tan desconocido, enigmático y misterioso como es tu intuición.
¿Existe la inteligencia intuitiva?
Recibimos mucha información, de manera constante y, esa avalancha de información es algo que nuestro cerebro debe gestionar. Nuestro cerebro está conectado con nuestro cuerpo y capta señales. La intuición resulta ser como un sexto sentido, algo que avalan obras como «Educar la intuición» de Robin M. Hogarth o «Inteligencia Intuitiva» de Malcolm Gladwell. Ambas obras, al igual que en otros trabajos, nos muestran la importancia que tiene la intuición en nuestra vida y que supone una ayuda para complementar el pensamiento analítico.
Malcom Gladwell, periodista científico de The New Yorker, es un autor que mezcla neurociencia y psicología y que se convirtió en best seller por su libro «Blink. Inteligencia Intuitiva. ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos?». En el libro, nos explica cómo pensamos sin pensar y de dónde proceden las decisiones que parece que tomamos en dos segundos, pero que no son tan sencillas ni evidentes como parecen.
En «Inteligencia intuitiva», Gladwell explica que nuestro cerebro no se detiene a pensar cada acción que hacemos, sino que tiene una especie de mecanismo inconsciente para actuar sin consultarnos. En ocasiones, respondemos sin pensar. Malcolm Gladwell llama a estos procesos “blink” (parpadeo), momentos en que la persona, gracias a la intuición, llega a rápidas conclusiones, mediante experiencias anteriores y a las emociones asociadas.
La intuición no es algo aislado, sino que forma parte de nuestra inteligencia. El mecanismo de la intuición es un mecanismo poco valorado, atribuido muchas veces a la suerte. Sin embargo, la intuición es una voz interna que está en contacto con nuestra identidad, con lo que hemos vivido, sentido y experimentado. Aunque nos cueste entender de dónde surge esa intuición, tiene sentido porque toma información que recibe nuestro cerebro. La neurobiología de la intuición es algo real y nos revela cómo gran parte de nuestras decisiones las tomamos basándonos en esas corazonadas.
Todos conocemos a alguien que es capaz de cosas asombrosas de manera intuitiva, como una madre que detecta el problema de su hijo con una sola mirada.
La inteligencia intuitiva es un mecanismo que utilizamos diariamente muchas veces para automatizar decisiones del día a día y es una habilidad que ha sido clave para la supervivencia de la especie humana. Todos tenemos inteligencia intuitiva, aunque solemos ponerle frenos con:
los prejuicios
la rigidez en el proceso de decisiones
el estrés y las prisas que nos impiden detenernos a escuchar a nuestro cuerpo
o la desconfianza en nuestro propio instinto.
Las decisiones intuitivas pueden ser tan acertadas como las analíticas, se toman con un número limitado de datos, pero la memoria y la experiencia pueden darnos la respuesta adecuada.
Nada es casual
La intuición no surge de la nada. Por ello, deberíamos escuchar a nuestra intuición más a menudo.
Para favorecer el desarrollo de la intuición, es necesario ser capaces de poner atención, de parar en algunos momentos, de cultivar la serenidad, la mente abierta, la percepción y el aprendizaje. En demasiadas ocasiones, el estrés, la ansiedad o un modo incorrecto de concentrarnos, nos evita poder “intuir” las cosas. Ver la realidad que sucede ante nosotros.
La inteligencia intuitiva tiene sus motivos –que surgen de una base sólida y motivada-. Nuestra intuición deriva del inconsciente, detecta el lenguaje no verbal y datos significativos. Sin embargo, solemos desconfiar de ella, porque la intuición no explica el camino, sencillamente lo señala. Es curioso constatar el origen de la intuición. Algo que surge de forma rápida y espontánea, resulta que tiene su origen en la memoria y la inteligencia. Y es que “el cerebro sabe cosas que no sabemos… y hace cosas sin consultarnos”.
¿Qué ha sido lo último que te ha dicho tu intuición?
Piénsalo… y préstale un poquito de atención.
Sencillamente, esa voz interior tiene poderosos motivos para susurrarte algo.
Habrá que escucharla un poco más a menudo.
Feliz semana, y gracias otra vez por leerme.
Maybe it’s intuition …
.
Comentarios recientes