En un momento en el que diversos informes internacionales señalan que hemos entrado en una era de escasez de talento, es lógico que nos preguntemos cómo podemos encontrarlo y cómo podemos potenciarlo. Esta semana acudo como ponente a una jornada que, bajo el título «Muscular el talento emprendedor de nuestros jóvenes«, tiene como objetivo estimularles a  entrenar ese talento emprendedor.
En los centros educativos se puede detectar el talento juvenil, alimentar el espíritu emprendedor y hacerlo madurar. En un mundo que está cambiando, éste es un aspecto muy importante. El espíritu emprendedor no ha estado bien visto en nuestra cultura, a diferencia de la anglosajona, y no se ha potenciado. Por ello, la mayoría de nosotros pensamos que no poseemos espíritu emprendedor. Tal vez una de las excusas que utilizamos más frecuentemente para negar nuestro talento emprendedor es que emprender «no va conmigo», y argumentamos algo así como que no sabríamos por dónde empezar para emprender un proyecto. Pero yo creo que siempre podemos encontrar un motivo por el que emprender.
Vivimos en un ritmo de vida trepidante, con la agenda repleta de actividades y nos pasamos el día corriendo, sin pararnos a pensar por qué. Y tal vez, antes de empezar a correr nuestra carrera diaria… sería bueno parar unos minutos y dedicar un tiempo a reflexionar sobre qué hacemos y si es realmente lo que queremos hacer. No dedicamos tiempo a saber quién soy, cómo soy, qué es lo que me motiva y qué me gustaría alcanzar.
¿No crees que es importante un poco de reflexión en tu vida? El gran Ken Robinson nos invita a encontrar nuestro elemento, ese punto donde confluye lo que me gusta -mejor dicho, lo que me apasiona- con lo que sé hacer bien. Porque encontrar el elemento lo cambia todo y puede darte un motivo para emprender, en tu carrera profesional o en tu vida.
Se trata de explorar la inteligencia personal, sabiendo que «la inteligencia de cada persona es tan singular como su huella dactilar».  El mundo educativo debe aceptar su responsabilidad en este aspecto, debe contribuir a que cada alumn@ conozca su inteligencia para orientar mejor su futuro personal.  Necesitamos despertar y motivar el talento para un mundo cambiante.
Talento emprendedor: ¿se nace con él o se hace?
Durante mucho tiempo se habló de talento como algo innato, algo genético e inamovible. Pero, después de múltiples estudios, resulta que no:  no hay genios, el talento se aprende. No puedo estar más de acuerdo con el filósofo José Antonio Marina cuando dice:

No hay genios, el talento se aprende.
No hay talentos innatos, hay capacidades innatas
y esas capacidades se desarrollan o no se desarrollan

El talento, según la opinión científica más ampliamente aceptada, depende a partes iguales de la herencia y de la educación.
Por ello es importante educar  el talento emprendedor. Durante siglos, se ha educado para formar adultos obedientes y sumisos. Sin embargo, en nuestro mundo valoramos la independencia y la libertad. Pues para conseguir esa independencia, vamos a necesitar desarrollar nuestro espíritu emprendedor.
Entrenar el talento emprendedor es positivo, necesario y urgente, porque tiene un doble retorno: el de preparar a las personas para su futuro, para adaptarse a un entorno cambiante y el de conseguir en nuestra sociedad una mayor creación de valor, ayudar a crear más puestos de trabajo necesarios y contribuir al crecimiento económico para salir de la situación en la que nos encontramos.

Porque uno de los mayores retos de las personas en el siglo XXI no es anticiparnos a un futuro incierto, sino asumir que viviremos en un escenario de incertidumbre permanente.
Porque preparar a las personas para ser trabajadores independientes, a descubrir oportunidades en las circunstancias adversas, a crear su propio proyecto -a veces no porque quieran hacerlo, sino sencillamente porque no tendrán otras opciones- y a mejorar su nivel de autoconfianza, es prepararlas para el futuro que les espera.
Porque la vida es un 10% lo que te sucede y un 90% como reaccionas a ello…
MIRADA EMPRENDEDORA