Verano ya.

Mi móvil me muestra que tal día como hoy del año 2017 tenía por primera vez entre mis manos un ejemplar de mi libro “¡Vamos!”, y esta es la foto que recuerda la cara de felicidad y de ilusión con que lo recibí. Hoy, tres años después, me siento orgullosa y feliz del recorrido que ha seguido mi libro, que me acompaña en muchas de mis formaciones y conferencias.

Aunque este verano de 2020 arranca muy diferente. Nunca la incertidumbre había sido tan elevada al empezar un verano en mi vida. Suena extraño no saber si podrás viajar, de qué modo podrás ir a la playa o, como mínimo, dar garantías de que lo que decidas hacer, podrá finalmente ser tal y como lo planificas. Planificar, en una situación como la que vivimos, se hace difícil.

Debo reconocer que a mi se me hace extraño pensar en vacaciones después de un trimestre en el que mi actividad ha disminuido de un modo importante. Hace unas semanas, Juan Carlos Cubeiro escribía “Convierte en primavera tu verano”:

Debemos tomarnos julio y agosto como una nueva primera, desde una mentalidad práctica. Hemos perdido tres meses muy valiosos para generar valor, para servir a nuestros clientes, para sacar nuestras empresas adelante en su sentido más amplia. Hemos de planificar y actuar en julio y agosto como si de un nuevo abril y mayo se tratara, replanteando la estrategia y ejecutando a toda velocidad.

La alternativa, la más común, es la historia de la cigarra, individual y colectiva. Nos lleva al invierno más duro que hayamos imaginado. Si esto se para tres meses, malo; si se para todo un semestre, entretenidos con la playa, el fútbol y las terrazas, absolutamente catastrófico.

Y mi punto de vista, una vez más, está alineado con el suyo. En un año atípico, el verano va a ser también atípico, probablemente con más actividad y con menos vacaciones que otros años.

Sin embargo, son muchos los que ya piensan en vacaciones y organizan esos días. Es bastante frecuente escuchar a la gente decir cómo esperan las vacaciones… con lo que eso lleva implícito: les resulta difícil vivir con una relativa serenidad su día a día. Ciertamente, el descanso es necesario. Pero también es necesario recordar que no deberíamos esperar a esos momentos para descansar, deberíamos ser capaces de combinar el descanso en nuestro día a día.

El insomnio, el cansancio y el estrés son grandes trastornos demasiado frecuentes en nuestra sociedad. Según los expertos, en la mayoría de casos se deben al cúmulo de ansiedades, tensiones y angustias del día a día. Y retomo un tema que se incluye dentro de mi libro “¡Vamos!”.

 

El desafío de aprender a descansar…

Aprender a descansar es necesario. No deberíamos asociar el descanso solo con vacaciones, sino que el descanso debería formar parte de nuestro día a día, al igual que forma parte el trabajo.

Para una vida saludable, para trabajar mejor, el descanso es necesario. El desafío de aprender a descansar mejor es real. Deberíamos asumir que descansar no es evitar el trabajo, sino que es algo que ayuda a conseguir que ambas cosas encajen mejor.

Y ¿cómo hacerlo? Algunos expertos nos aconsejan sobre ello, como Alex Soojung-Kim Pang – consultor de Silicon Valley, profesor visitante en Stanford y autor del libro «Descansa. Produce más trabajando menos», en el que destaca la importancia del descanso en un mundo en el que el exceso de trabajo está dentro de la normalidad.

Lo que te lleva a conseguir mejores resultados no es el esfuerzo constante, sino una forma de concentración constante, que es muy distinto. Es un sutil matiz que hay que tener muy en cuenta.

Si te dedicas solo al trabajo y descuidas el descanso, es posible que consigas buenos resultados a corto plazo, pero ese ritmo de trabajo no será sostenible a largo plazo.

Descanso deliberado

Trabajo y descanso son compañeros. Se deben compaginar para no llegar a situaciones extenuantes. Para trabajar realmente de forma productiva, necesitas combinar el trabajo con períodos de descanso efectivos.

Además, es importante tener en cuenta que los momentos de descanso no son momentos de no hacer nada. El cerebro también tiene actividad cerebral en esos momentos. Como nos cuenta el autor, una característica del cerebro humano es que solo está un poco menos dinámico en su estado de reposo que en su estado de actividad normal.

«Cuando la persona pasa de una cognición externa a otra interna, el cerebro cambia automáticamente a lo que se llama ‘red neuronal por defecto’ (RND), una serie de secciones interrelacionadas que se activan cuando dejamos de concentrarnos en una tarea externa. Esta investigación ha revolucionado nuestra comprensión de lo que sucede cuando descansamos. La RND y su capacidad de conectar con regiones del cerebro que normalmente no trabajan juntas durante la cognición dirigida realzan la creatividad de las personas».

De algún modo, descansar también es un tipo de actividad para el cerebro.

Debemos aprender a descansar, y hacer del descanso una actividad reparadora y reconstructiva. Alex Soojung-Kim Pang lo denomina «descanso deliberado», el descanso que es psicológicamente y físicamente reparador, y conveniente desde el punto de vista mental. El descanso deliberado nos ayuda a recuperarnos de las tensiones y el cansancio del día a día, reordena nuestra memoria y da espacio a la mente subconsciente. Es por ello que el descanso deliberado estimula la creatividad,

Leyendo la necesidad de practicar este «descanso deliberado», el autor te indica que las mejores formas de descanso son activas y, por ello, nos da 10 pautas para conseguirlo.

1

Práctica deliberada

La práctica deliberada es un concepto del que ya he hablado en otras ocasiones aquí. Es un concepto muy poderoso, la primera vez que lo escuché fue a Juan Carlos Cubeiro en su blog: “Anders Ericsson nos enseñó el valor de las 10.000 horas de práctica deliberada (consciente). Se estudió por primera vez en ajedrecistas (Herbert Simon, William Chase, 1973) y después en músicos y atletas, aunque Peter Drucker lo había dicho para directivos: “La buena dirección requiere hacer una serie de cosas bastante sencillas. Consiste en una pequeña cantidad de prácticas” (The Effective Manager, 2006).”

El psicólogo K. Anders Ericsson formuló la “regla de las 10.000 horas” . Ericsson realizó un estudio en la Academia de Música de Berlín, a principios de los 90, donde encontró que la diferencia entre músicos con diferentes niveles de desempeño radicaba en el número de horas de práctica deliberada que había invertido cada uno. El grupo con el desempeño más elevado tenía un promedio acumulado de 10.000 horas de práctica, frente a niveles mucho más bajos de horas del resto de los músicos observados. Así, el estudio concluía que el esfuerzo prolongado, y no el talento innato, era el que explicaba las diferencias entre el nivel de excelencia y la mediocridad».

En relación a esta práctica deliberada de 10.000 horas, Soojung-Kim Pang puntualiza que debe ir acompañada del descanso deliberado, ya que ambos son necesarios. La práctica deliberada de 10.000 horas debe ir acompañada de 12.500 horas de descanso deliberado y de 30.000 horas de sueño.

2

Práctica matutina

Poner el despertador un poco antes y aprovechar la primera hora de la mañana para crear alguna rutina que nos vaya bien es un buen método para empezar bien el día, sin distracciones exteriores y creando un espacio de tiempo solo para ti.

Confieso que es algo que yo hago, por la mañana es mi hora para hacer un poco de ejercicio… aunque da una pereza tremenda cuando apago el despertador, la sensación cuando salgo de la ducha es una maravillosa satisfacción.

3

Andar

Andar y pensar son buenos compañeros. Es sabido que andar estimula la creatividad y que nos hace sentir bien. A veces, puede ser una buena idea tener una reunión andando, o un modo –curiosamente– de tener más intimidad para hablar con una persona. Andar es un ejercicio que te ayuda a desconectar.

4

Siesta

¿Por qué no? Parar unos minutos y dormir una siesta renovadora… Algunos estudios demuestran las ventajas de dormir durante unos minutos –no más de 20– ofrece suficiente tiempo para la recarga de batería mental, la reducción de la fatiga y el aumento de la vivacidad.

Yo reconozco que no sé hacerlo, pero me encantaría… parece un buen modo de recargar energía.

5

Paradas

Sabemos que la atención en lo que estamos haciendo no puede mantenerse indefinidamente. Es por ello que es positivo hacer paradas durante la realización de un trabajo. Parar brevemente cada 90 minutos ayuda a devolver frescura y buenas ideas a nuestro cerebro.

6

Dormir

Dormir es la forma de descanso por excelencia. Creo que el autor debería haberle concedido el primer puesto en su lista. Dormir es fundamental, y científicamente se ha descubierto que, mientras dormimos, el cerebro procesa las experiencias del día, consolida recuerdos, elimina toxinas y genera sueños.  En ocasiones, durante la noche nuestro cerebro trabaja en problemas que han estado ocupando nuestra mente durante el día.

Dormir poco –una epidemia de nuestros días– tiene efectos inmediatos en nuestra capacidad de concentración, en la toma de decisiones, en el trabajo bajo presión y en la creatividad.

Una privación prolongada de sueño puede afectar a nuestra salud mental y a nuestra salud física, ya que disminuye los niveles de inmunidad y está relacionada con unos índices más elevados de hipertensión, obesidad, diabetes y otras enfermedades.

7

Recuperación

Después de un esfuerzo, es necesario un tiempo de recuperación. Por ello, no solo necesitamos unas vacaciones largas una vez al año, sino también algunos momentos de recuperación en muchas ocasiones. Descansos cortos y más frecuentes son también necesarios.

8

Ejercicio

El ejercicio físico mejora de la función cognitiva y sensorial del cerebro. Son muchos los estudios científicos que han corroborado las ventajas que tiene el deporte en el cerebro.

A corto plazo, los ejercicios aeróbicos como correr, nadar, ir en bicicleta y caminar pueden hacerte temporalmente más inteligente gracias a los «efectos agudos». Tienes adrenalina en la sangre, lo que es una hormona que despierta tu cerebro, lo que hace que tus células nerviosas estén más propensas a encenderse, así que puedes prestar mejor atención y aprender más eficientemente.

Los efectos a largo plazo del ejercicio son que mantiene a tu cerebro intacto y funcionando en la mejor capacidad posible. Eso es debido a que al hacer ejercicio, se activa el hipocampo, lo cual redunda en un crecimiento de las células en esa área del cerebro.

Por ello, la recomendación de muchos médicos es hacer al menos 40 minutos de ejercicio aeróbico tres veces a la semana, positivo para nuestra forma física y que consigue mantener más joven nuestro cerebro.

9

Juego profundo

Jugar a algo que requiera concentración y un verdadero esfuerzo mental es una forma poderosa de desconectar, que a la vez ayuda a mejorar en otro ámbito.

10

Períodos sabáticos

Establecer un período sabático tiene claros efectos positivos. No tiene por qué ser un período muy largo, puede ser desde tan solo unos días.

Estudios científicos han estado cuantificando los efectos que tienen sobre la creatividad este tipo de paradas, los viajes, el contacto con nuevas culturas y la experiencia de vivir en el extranjero. Y el resultado indica que un intenso contacto con otros lugares o culturases un factor que claramente aumentar la creatividad.

 

Sentirte mejor

Un planteamiento realmente interesante, con algunas recomendaciones a tener en cuenta. Tal vez no sea imprescindible desarrollar las 10 prácticas que nos indica el autor, pero es bueno tener en mente los efectos beneficiosos de cada una de ellas, y aplicar las que consideres necesarias en tu vida.

Importante recordar que el descanso debe formar parte de tu día a día. En forma de pequeñas paradas, o de pequeñas rutinas que te ayuden a sentirte mejor.

Cuando consideras el trabajo y el descanso ambos como necesarios, conviertes el descanso en una actividad más, que te ayuda a calmar tu día, a organizar tu vida y a gestionar mejor tu trabajo. El descanso debe formar parte de tu vida, sin remordimientos. Descansar, para trabajar mejor.

No deberíamos esperar a vacaciones para descansar. Deberíamos ser capaces de alternar descansos de forma sencilla, como por ejemplo intentar aprovechar la parada de la hora de comer para desconectar un poco –con unos minutos de alguna actividad que te relaje–, o instaurar alguna rutina diaria que te ayude a desconectar.

Verano, con o sin vacaciones

Sé que este verano no va a ser como el último. Seguro que para ti tampoco.

De momento, en mi agenda de agosto ya tengo planificado un curso durante todo el mes, 2 días a la semana vía webinars en directo con mi profesor, o sea que no voy a ser la única que aproveche esas semanas…. Un curso que debo hacer para un nuevo e ilusionante proyecto que arranca muy pronto en mi vida profesional, del cual te hablaré próximamente.

Mucho trabajo por hacer, muchos proyectos que deben encontrar su momento tras estos meses de confinamiento… justo cuando llega verano.

Será un verano con menos viajes y con menos días de vacaciones… pero con momentos para el descanso, para retomar los proyectos con más fuerza, para seguir mirando al futuro con ilusión.

El futuro no se desea…

se merece

Carlos Ruiz Zafón

 

 

Summer

 


 

Sin palabras…

extraordinario Joshua Bell

 

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