De la exigencia a la excelencia.

 

Días intensos, que han pasado volando, en un primer trimestre de 2024 que promete. El año ha empezado con fuerza. Y, aunque la agenda está a tope, hice las mil y una combinaciones para poder estar en el programa de Catalunya Radio “L’ofici de viure” (“El oficio de vivir”) y conversar con un profesional extraordinario, al que admiro, como es Gaspar Hernández.

El programa trató sobre el tema “De la exigencia a la excelencia”.

Muchos de nosotros somos exigentes con nosotros mismos, con frecuencia muy auto exigentes.  

¿Cuál es el camino para ir de la exigencia a la excelencia, para superar los retos que nos vamos encontrando y adquirir hábitos que nos ayuden a llegar a nuestro objetivo? Ese fue el tema sobre el que hablamos en “L’ofici de viure” en una conversación de Gaspar Hernández con Isabel Cordón, Magda Barceló y conmigo.

Puedes escuchar el programa completo en el siguiente link el programa (en catalán):

 “De la exigencia a la excelencia”.

y hoy te comparto en el blog cuál fue mi punto de vista en el programa.

 

Personas autoexigentes

Por mi trabajo, estoy en contacto con muchas personas que tienen un elevado grado de autoexigencia. Las personas auto exigentes lo son porque tienen la capacidad de hacer las cosas muy bien, y quieren hacerlo.

Personalmente no creo que la autoexigencia sea algo negativo, ni mucho menos. Pero hay que ir con cuidado cuando esa autoexigencia se convierte en un perfeccionismo exacerbado. La esencia del perfeccionismo es que las cosas nunca están suficientemente bien. Y eso es insano.

Por ello, hay que ponerle límites a la autoexigencia.

 

La necesidad de poner límites

Como decía Aristóteles, “la virtud está en el punto medio”.

La exigencia es buena, pero conviene no llevarla al extremo. Ser capaces de evaluar cuándo algo es posible levarlo al 100% y cuándo hay que dejarlo por debajo. Hay que ser realista y recordar la importancia de mantener un balance equilibrado en nuestra vida.

Yo debo recordarme con frecuencia aquello de “hecho es mejor que perfecto”, para poder llegar a todo y no sentirme mal si no puedo hacerlo al 100%.

 

El camino de la exigencia a la excelencia

El camino hacia la excelencia personal, para mí implica un recorrido que contiene cinco etapas clave:

Autoanálisis

En primer lugar, es fundamental realizar un autoanálisis y fomentar el autoconocimiento para comprender nuestras fortalezas y debilidades para ser conscientes de hasta dónde podemos llegar en ese momento.

Aprendizaje continuo

A partir de ahí, el aprendizaje continuo se convierte en un pilar esencial. Ante un reto o un proyecto, siempre necesitaremos aprender y mejorar.

Perseverancia

La perseverancia es otro componente crucial; debemos mantenernos enfocados y superar obstáculos en nuestro camino hacia la excelencia.

Pedir feedback constructivo

Para no perder foco, es necesario pedir feedback constructivo de otras personas. Es una información que juega un papel importante en nuestro crecimiento.

Mantener el equilibrio

Por último, mantener un equilibrio y balance adecuado en nuestra vida es esencial. Si llevamos siempre nuestro cuerpo al límite, terminará dando señales de que aquello no es sano. Así que es necesario saber cuándo hay que parar y cuándo es necesario decir no.

 

La autoexigencia es una forma de automotivación, que se basa en establecer elevados estándares personales y en la búsqueda constante de la mejora. La excelencia, en muchas áreas, no se alcanza simplemente con el talento o la suerte, sino a través de un trabajo duro y persistente, donde la autoexigencia juega un papel crucial.

Por otra parte, diversos estudios han demostrado que mantener un cierto nivel de estrés puede ser beneficioso para el rendimiento. Este tipo de estrés, conocido como ‘eustrés’ o estrés positivo, difiere del estrés negativo o ‘distrés’ en que es percibido como estimulante y manejable, no como abrumador. El eustrés puede incrementar la concentración y la motivación, ayudando a las personas a enfocarse mejor y a completar tareas de manera más eficiente.

En este sentido, la autoexigencia se relaciona con el mantenimiento de un nivel óptimo de estrés positivo. Al fijarse metas altas pero alcanzables, y al esforzarse por cumplirlas, las personas pueden experimentar un sentido de urgencia y desafío que fomenta la agudeza mental y la productividad. Sin embargo, es crucial encontrar un equilibrio, ya que un exceso de autoexigencia o estrés puede conducir al agotamiento y tener efectos negativos en el bienestar psicológico y físico.

Trabajo con personas autoexigentes y también lo soy yo.

Sé que no todo el mundo coincidirá conmigo, pero para mi es necesario un cierto nivel de autoexigencia. La clave está en encontrar el balance adecuado y recordar que el equilibrio y el autocuidado también son parte fundamental del viaje hacia la excelencia.

Cuida …
pero no te olvides
de cuidarte a ti.

Sigo creyendo que en la vida debes ponerte estándares altos y ser autoexigente para conseguirlos. Las cosas más bonitas de la vida no suelen llegar solas, sino que se consiguen con esfuerzo.  

 

 

Hoy te traigo la canción más bonita que me ha llegado esta semana:

“Penso a te”

interpretada por Nathan Trent y su abuela -una verdadera delicia, que no puedo dejar de escuchar- para darte las gracias por leerme y desearte una feliz semana

 

 

 

y en una versión con piano:

 

 

È troppo grande la città

per due che come noi

non sperano però si stan cercando…

 

 

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