Igualdad ¿para cuándo?

 

Regreso de unos días en Sevilla, trabajando en innovación con algunas de las mejores empresas sevillanas. ¡Cómo he disfrutado! Unas sesiones presenciales, no hace falta decir que cumpliendo escrupulosamente el protocolo covid, que hemos aprovechado para trabajar intensamente.  Un lujo. Empresas con grandes profesionales, que hacen grandes las organizaciones y demuestran que no se puede dejar nunca de aprender para crecer. Empresas que buscan nuevas opciones ante el escenario actual, que se han adaptado a los nuevos condicionantes y que trabajan para seguir mejorando, he aprendido mucho de todas ellas. Mi gratitud a es@s grandes profesionales y a APD por la extraordinaria organización del seminario sobre “Business Agility”.

Y, a la vuelta, leo en redes sociales la noticia del fallecimiento de la juez Ruth Bader Ginsburg, la segunda mujer en llegar al más alto tribunal de EEUU y una gran defensora de los derechos humanos, una triste noticia para tod@ l@s que la admiramos. Escribí sobre ella, hace unas semanas, en mi post No podemos quedarnos a medias, al recordar una sus frases más famosas:

Es curioso como determinadas cosas nos sorprenden tanto… cuando no deberían hacerlo.
Cuando a Ruth Bader Ginsburg le preguntaban cuándo habría suficientes jueces mujeres en la Corte Suprema de EEUU, ella respondía cuando haya “nueve de nueve”…  y la gente se sorprendía. Sin embargo, había nueve hombres y nadie nunca lo cuestionó.

Y es que la peor amenaza ante una situación injusta es que no haya consciencia de esa injusticia… La juez Ruth Bader Ginsburg trabajó para visibilizar injusticias, perdemos una gran referente.

 

Ruth Bader Ginsburg

Ruth Bader Ginsburg se convirtió en un icono del feminismo y de la igualdad, tras muchos años de carrera profesional trabajando en la defensa de la igualdad de género, la inmigración, el aborto o el matrimonio igualitario. Sobre Ginsburg se han hecho libros y películas biográficas, y su imagen y algunas de sus frases aparece en camisetas y tazas de café.

BBC News publicaba ayer un resumen de la biografía de Ginsburg:

“Joan Ruth Bader nació en el barrio de Flatbush en Brooklyn, Nueva York, en 1933, de padres inmigrantes judíos.

Después de graduarse de la Universidad de Cornell en 1954, se casó con Marty Ginsburg y poco después, tuvo su primer hijo.

Mientras Ginsburg estaba embarazada, fue rebajada de categoría en su trabajo en una oficina de seguridad social (la discriminación contra las mujeres embarazadas aún era legal en la década de 1950) y esa experiencia la llevó a ocultar su segundo embarazo años más tarde.

En 1956, se convirtió en una de las nueve mujeres que se inscribieron en la Escuela de Derecho de Harvard, en la que el decano obligó a sus estudiantes a decirle cómo podían justificar que ocuparan el lugar de un hombre en su escuela. Más tarde se trasladó a la Escuela de Derecho de Columbia, en Nueva York, y se convirtió en la primera mujer en trabajar en las revisiones de leyes de ambos colegios. Sin embargo, pese a haberse graduado en esas universidades, Ginsburg batalló por encontrar trabajo.

Finalmente, se convirtió en profesora en la Universidad Rutgers en 1963, donde enseñó algunas de las primeras clases de mujeres y Derecho, y fue cofundadora del Proyecto de Derechos de la Mujer en la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos. En 1973, se convirtió en la asesora general de esa última organización, lo que dio inicio a una era prolífica para argumentar casos de discriminación de género, seis de los cuales la llevaron ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Ganó cinco de ellos, incluido el de un hombre que reclamaba la pensión de su esposa fallecida después del parto.

También fue durante este tiempo cuando discutió en nombre de una capitana de la Fuerza Aérea que había quedado embarazada y a quien le pedían que abortara al bebé para que no perdiera su trabajo.

La segunda mujer en la Corte Suprema

En 1980, el presidente Jimmy Carter nominó a Ginsburg a la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Distrito de Columbia.

Se ganó una reputación de centrista, votando con los conservadores muchas veces.

El presidente Bill Clinton la nominó a la Corte Suprema en 1993, después de una prolongada búsqueda. Ginsburg se convirtió en la segunda mujer en ser juez del más alto tribunal de Estados Unidos.

La disidente ardiente

Uno de sus casos más importantes y tempranos en la Corte fue el llamado Estados Unidos vs. Virginia, que anuló la política de admisión de solo hombres en el Instituto Militar de Virginia. Al explicar su decisión, Ginsburg alegó que ninguna ley o política debería negar a las mujeres «la plena ciudadanía, la misma oportunidad de aspirar, lograr, participar y contribuir a la sociedad en función de sus talentos y capacidades individuales».

A medida que la Corte se ha vuelto más conservadora, Ginsburg se movió cada vez más hacia la izquierda y se hizo famosa por sus ardientes disensiones del resto de los jueces.”

 

Su vida ha servido de inspiración a muchísimas personas y es una muestra de la necesidad de tener referentes que luchan en favor de la igualdad.

No hemos llegado a una situación de igualdad. Personalmente, he vivido mi carrera profesional en un mundo mayoritariamente masculino. En mi promoción en ESADE solo el 30% de los alumnos éramos mujeres. En el ámbito financiero -donde empecé a trabajar- también es minoritaria la presencia femenina, y en mi nueva etapa como consejera independiente se repite lo mismo, la representación femenina en consejos de administración está muy lejos de la paridad.

Está claro que queda mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad.

 

La igualdad ¿para cuándo?

El primer paso está en concienciar de que no hemos alcanzado una situación de igualdad. Que muchas de las cosas que vemos como “normales”, realmente no lo son. Si no somos conscientes de ello, no va a ser posible avanzar.

Por todo ello, y por una cuestión de justicia, debería haber más mujeres en puestos de responsabilidad. Y, para conseguirlo, será necesario mejorar las políticas de conciliación de hombres y mujeres y trabajar en la educación en todos los niveles, para generar un cambio cultural en el que se vea con normalidad y se promueva activamente la presencia de la mujer en los puestos más representativos y de poder. Se debe generar una cultura realmente inclusiva, que genere valor a partir de la diversidad, algo en lo que algunos países nos llevan mucha ventaja.

El liderazgo femenino ha demostrado que tiene mucho a aportar, como escribíamos hace unas semanas con Juan Carlos Cubeiroel liderazgo femenino puede cambiar el mundo. Hoy espero impaciente su blog, para leer su aportación sobre el tema, imprescindible.

Los argumentos en favor de la igualdad los conocemos… ¿ cuándo será la igualdad una realidad?

Mejorar el mundo es nuestra responsabilidad, de tod@s…

Ginsburg ha hecho visibles muchas injusticias y ha contribuido a que la igualdad esté un poco más cerca, ojalá entre tod@s consigamos que ese cuándo no esté muy lejano y no tengamos que destacar más lo que debería ser una obviedad.

 

Quando, Quando

Tell me cuando, cuando, cuando…
we can share a love divine  

 

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