Estos días estoy aprovechado para grabar vídeos para mis formaciones. He preparado nuevo material, con contenidos que creo que van a ser muy necesarios. Es uno de esos típicos temas que quieres hacer, que tienes en mente, pero que nunca encuentras el momento. Y ahora apareció el hueco… así que ya me ves en mi estudio de grabación.

Así de simple, el estudio de grabación… en casa.

Al final, lo único necesario para hacerlo es el móvil y un fondo neutro, que en mi caso es una simple pared blanca.

Es increíble todo lo que puedes hacer en casa, que se ha convertido en mi aula -las clases en la universidad las estoy impartiendo en formato webinar desde mi ordenador en el despacho-, en mi estudio de grabación -en el salón, frente a una pared-, en mi gimnasio -nunca la elíptica había estado tan ocupada como ahora- o en mi nueva ubicación para tomar el sol  -en la terraza-.

 

Adaptación

Nos hemos ido adaptando a esta nueva situación. Una situación para la que no estábamos preparados. Nadie había previsto una situación de pandemia, a pesar de que existían claros indicadores de que podía suceder. Por ello, cuando el confinamiento fue ya inevitable (¿tarde?) nos encontramos ante una situación de incertidumbre tremenda, debiendo organizar nuestra vida de otro modo (para much@s, en casa) sin haberlo previsto.

La crisis sanitaria ha sido grave y se ha llevado miles de vidas. Desgraciadamente, todavía no está cerrada.

La crisis económica empieza a mostrar su cara, y es peor de lo que se preveía.

Los datos económicos del primer trimestre ya fueron bastante peores a las previsiones -y eso que solo recoge los 15 primeros días del confinamiento-. La recesión que prevé el Gobierno para la economía española en 2020 es del 9,2%, con una tasa de paro del 19%. Y muy posiblemente son estimaciones optimistas, porque los analistas independientes prevén un escenario bastante peor.

Una contracción económica de este nivel es algo que plantea enormes desafíos. Desafíos para las personas y para las organizaciones. En muchos sectores -como turismo, construcción- los datos son desoladores y el futuro próximo incierto. Muchas organizaciones han visto cambiar su ecosistema de un modo increíble.

Vivimos un momento clave, en el que pasa a ser necesario pasar del shock a la acción.

La primera reacción de muchos ha sido la buscar alternativas para sobrevivir a este tsunami, cómo gestionarlo para ir tirando.

Sin embargo, el escenario que se abre ante nosotros -con un nivel de incertidumbre brutal- hace necesario que vayamos un paso más allá. Debemos pasar de pensar en sobrevivir a esta situación a algo mucho más ambicioso: mejorar.

Vamos a necesitar mucha innovación

Si ya teníamos claro que la incertidumbre estaba en nuestro día a día, hoy la incertidumbre ha aumentado exponencialmente.

Así que ya no servirán las fórmulas conocidas, y hay que explorar nuevas vías. La innovación va a ser necesaria en todas las organizaciones.

Ante la incertidumbre, no sirve trabajar como autómatas, y pasa a ser necesario trabajar con “mentalidad startup”. La iniciativa emprendedora no es algo para “los jóvenes que montan una empresa”, sino para tod@s, trabajemos por cuenta propia o ajena.

Siempre he defendido la necesidad de potenciar la iniciativa emprendedora de las personas. Es necesario desarrollarla en l@s niñ@s en su etapa escolar y también dentro de las organizaciones, como una de las vías más potentes para conseguir mejorar e innovar.

Trabajo en ello desde hace años y recuerdo cómo, en mis inicios, en algunas empresas me decían que me equivocaba, que eso era algo para start-ups y que no era posible ni sensato potenciar la iniciativa emprendedora en organizaciones ya consolidadas, que estaban funcionando muy bien. El tiempo ha terminado demostrando que sí es necesario, aunque pueda sorprender si lo pensamos bajo los parámetros de hace unos años.

En términos organizativos, la iniciativa emprendedora es cuestión de supervivencia. Las soluciones a los problemas más urgentes de la sociedad provienen de fuentes sin precedentes, tanto tecnológicas como humanas.

Mentalidad startup

Las organizaciones necesitan a personas con mentalidad startup. No es algo nuevo, es algo en lo que he estado trabajando desde hace años, con organizaciones de primer nivel. Ahora es algo que posiblemente se extenderá muchas más empresas.

Esta semana llegó a mis manos un artículo de McKinsey en este sentido. Bajo el título From surviving to thriving: Reimagining the post-COVID-19 return, que empieza con esta afirmación:

Para muchos, ahora se avecina la prueba de liderazgo más dura: cómo devolver un negocio a un entorno en el que aún no se ha encontrado una vacuna y cuando las economías todavía están tambaleándose.

Ciertamente, un reto mayúsculo. En el artículo de McKinsey, señala que lo primero será conseguir recuperar rápidamente los ingresos. ¿Cómo conseguirlo? La fórmula McKinsey para recuperar los ingresos pasa por 5 claves y justamente la primera es la de fomentar la «mentalidad startup», desarrollar la iniciativa emprendedora:

Mentalidad startup

Es necesario fomentar la acción y la responsabilidad de las personas. Para ello, es necesario activar la confianza en ellas… la mentalidad startup no se desarrolla en un entorno con un liderazgo controlador y desconfiado, precisa de la confianza.

Es momento de fomentar la agilidad y la confianza.

Human at the core  

Las personas en el centro.

Las personas de una organización constituyen su capital más valioso. Aquellas organizaciones que consigan poner en valor ese potencial van a tener una gran ventaja.

Según McKinsey “Las empresas deberán repensar su modelo operativo en función de cómo trabaja mejor su personal. El 60 por ciento de las empresas encuestadas por McKinsey a principios de abril dijeron que sus nuevos modelos de ventas remotas estaban demostrando ser tan (29 por ciento) o más efectivos (31 por ciento) que los canales tradicionales.”

Aceleración de la digitalización

Existe unanimidad: la COVID19 ha impulsado la digitalización de las organizaciones más que cualquier otro factor lo consiguió antes.

“Pero las mejores compañías van más allá, al mejorar y expandir sus canales digitales. Están utilizando con éxito análisis avanzados para combinar nuevas fuentes de datos, como imágenes de satélites, con sus propios conocimientos para tomar decisiones mejores y más rápidas y fortalecer sus vínculos con los clientes.”

Es imprescindible avanzar en la digitalización, así como en la capacidad de utilizar los datos de que pueden disponer las organizaciones.

Propósito – orientación a cliente

Las empresas necesitan comprender qué van a valorar el cliente post COVID-19, imprescindible poner el cliente en el centro, empatizar con él y desarrollar nuevos modelos y experiencias personalizadas basadas en ese análisis.

Ecosistemas y adaptabilidad

“Dadas las interrupciones relacionadas con la crisis en las cadenas y canales de suministro, la adaptabilidad es esencial. Eso significará cambiar el ecosistema y considerar colaboraciones no tradicionales con socios en toda la cadena de suministro.”

La capacidad de adaptación ha pasado a ser fundamental.

¿Qué es lo que va a funcionar? No lo sé, en entornos de elevada incertidumbre es muy difícil hacer predicciones… por ello, lo que sí sé es que es necesario probar qué funciona y qué no… actuar con mentalidad leanstartup para probar y trabajar con ciclos de aprendizaje validado.

 

A partir de aquí, identificar oportunidades de ingresos, actuar con urgencia y desarrollar un modelo de operaciones ágil.

La innovación ágil revolucionó en su día la industria del desarrollo de software. Y en estos últimos años ha irrumpido con fuerza, dispuesta a transformar muchos otros sectores. La agilidad ha llegado para quedarse y el mayor escollo para aplicarla no se encuentra en la metodología, sino en la actitud de las personas sobre la necesidad de cambiar. En nuestro mundo de cambio acelerado es imposible encontrar la estabilidad sin agilidad. 

Las metodologías emprendedoras van a irrumpir con fuerza en este escenario post-Covid.

En la búsqueda constante de Innovación en las organizaciones, dos grandes fuentes se erigen como imprescindibles: tecnología y personas. La tecnología es importante, pero no podemos olvidar el potencial de las personas en los procesos de innovación.

De sobrevivir a mejorar

Recuerdo que, en uno de mis trabajos, hace años, el presidente de la compañía siempre me decía que tuviera muy en cuenta que “las empresas nunca pueden tener un nivel de actividad estable, mantenerse igual en lo que están haciendo… o van hacia arriba o irán hacia abajo”. Y, con el tiempo, lo he ido constatando. Aspirar solo a sobrevivir no es suficiente, es necesario aspirar a mejorar.

Debemos pasar de sobrevivir a mejorar. Aunque ahora lo veas realmente difícil.

Donde hay un problema, aparece la oportunidad.

Aunque al principio no la veas, aunque todo asuste con tanta incertidumbre…

Ya me ves a mí, gravando clases y preparando material que trabajar online… estoy convencida de que viene una etapa en la que la formación online ganará peso y segurísima de que la iniciativa emprendedora pasará a ser una habilidad con mucho más protagonismo del que ha tenido hasta ahora.

Por supuesto que molesta (por decirlo suave) perder sesiones de trabajo que tenía agendadas para estos meses -y que me hacían una ilusión tremenda-, pero toca poner “mentalidad startup” y pensar en los temas nuevos que se van a necesitar y trabajar para mejorar allí. Cambiar todo eso que estaba previsto, por lo que va a ser necesario… y detectar qué va a ser necesario es la primera fase de un proceso difícil.

Pero no hay otra… adaptarse, sí o sí. Mejor ponerle «mentalidad startup» a la vida. Porque la actividad de los próximos meses no va a ser continuista ni a permanecer estable, porque toca dar un paso más y pasar de sobrevivir a mejorar.

Hay que despedirse de ciertas cosas, y prepararse para otras.

Dicen que madurar es aprender a despedirse…

y eso es lo que toca ahora

queramos o no…

 

Y la canción más bonita sobre madurar, para mí, es «Peter Pan» de Dani Martín, hoy versionada desde casa por Nil Moliner y Sofía Ellar

Ahora me gritas desde el cielo…

pero te encuentras con mi alma…